sábado, 14 de mayo de 2016

LA SAMPARONA

LA SAMPARONA* EN EL RIO TABLACHACA

* SAMPARONA, es una palabra que se forma con las sílabas iniciales del nombre completo de SAMANTA PATRICIA RODRIGUEZ NAVAS.

I
EL ROMANCE DEL SHIHUANCO Y LA SAMPARONA

Samanta Patricia Rojas Navas, había nacido en Mollepata, si bien sus padres no eran precisamente del pueblo, hacía años que se habían instalado allí, fue el lugar donde echaron raíces y nacieron sus cinco hijas. Samanta, a sus veinte años, se dedicaba al pastoreo de cabras orejonas por las laderas de Palacios, llena de inocencia e ingenuidad, cantando lejanos yaravíes aprendidos de sus padres, y en la soledad de conteo sin fin de las cabezas de cabras, conoció a un shamunque, de nombre Nemesio

Nemesio, era un sacador de unos 35 años, quien desde niño aprendió el oficio acompañando a su padre, años antes trabajaba por Corongo, Sihuas, Pomabamba, pero como en cada lugar tenía por lo menos un hijo no firmado, ya no resultaba rentable trabajar en aquellas zonas, por lo que incursionó para este lado de La Libertad, donde no era conocido y se presentaba como mansa paloma, aparentando ser trabajador y responsable. Aprovechando las interminables horas de pastoreo de Samanta, se ponía a conversar con ella, le invitaba su fiambre, Samanta retribuía tal atención y así poco a poco, fue seduciendo a Samanta a quien le ofreció el oro y el moro.




II
EL ORIGEN DE LA SAMPARONA

En una de las tantas conversaciones, Nemesio preguntó por el nombre completo de Samanta, ante lo cual, ella orgullosa y oronda le dijo llamarse: Samanta Patricia Rodríguez Navas, Nemesio apunto el nombre en el suelo y luego fue formando una quinta palabra, la cual finalmente quedó como samparona, Le explicó en términos poéticos, que había varias formas de formar contracciones con los nombres y dar origen a un nuevo nombre, como en este caso había buscado la forma mas sofisticada y tomando la primera sílaba de cada nombre y apellido, resultaba el nombre de samparona. Aunque a Patricia le sonaba un nombre fuerte y feo, terminó aceptando las explicaciones de Nemesio y se quedó con dicho nombre. En adelante, ella misma hizo suyo tal nombre y decía llamarse Samparona, explicando luego el origen de ello.

A las conversaciones prolongadas sucedieron los abrazos, a éstos las caricias y luego vendrían los besos y así siguió avanzando el nuevo romance de Samanta y Nemesio. Sin embargo, tantas veces el cántaro al agua hasta que sale sin orejas. Y el dicho se cumplió, un día, la buena Samparona apareció con el domingo 7, para entonces el shamunque Nemesio ya no estaba, con su quipe amarrado en la cabeza, conteniendo la plata para las reces y una buena porción de fiambre, desapareció por el mismo lugar que llegó.
III
EL ABANDONO DE LA SAMPARONA CON SU HIJO

Cuando los padres de Samanta se dieron cuenta que la barriga se hinchaba, que el rostro se manchaba, que habían vómitos y náuseas, pensaron que se había embarazado del arco iris, no había otra explicación, ella salía temprano a las laderas arriando sus cabras y volvía cuando el sol había divisado, no tenía amigos, no conversaba con nadie y por ese tiempo invernal, los arcos iris aparecían cada dos o tres días.
Solo al quinto mes de embarazo, samparona se acercó a su madre y le contó todo lo que había sucedido con el shamunque, no obvio ni un solo detalle, la señora, la escuchó con tranquilidad, no interrumpió el discurso hasta cuando samparona le dijo: Sé que les he defraudado a ti y a mi papá, sé que mi hijo será una carga, pero no se preocupen mamá, el viernes me voy para Angasmarca y de allí me voy en la góndola a Chiclín, allí voy a trabajar en los cañaverales para mantenernos mi hijo y yo. Ya todo está pensado, mi hermana menor puedes pastar las cabras, yo a su edad lo hacía muy bien. Así será mi destino, no te preocupes que yo te voy a escribir mensual y según como me va te mandaré alguna cosita de la costa.
La madre de Samparona, suspiró y le respondió: Hija tu naciste cuando yo tenía 17 años y tu padre 18, me dolió que mis padres que nunca me aconsejaron me botarán de la casa y me dijeran que no lleve sus apellidos, que era una cualquiera y lo que es peor me maldijeron. No hija, tú no me has decepcionado, haz hecho lo que has creído correcto y el desgraciado del shamunque te ha abandonado, pero yo soy tu madre y no te voy hacer lo que a mi me hicieron; hasta el día de hoy tus abuelos no te conocen ni tú conoces a ellos, precisamente por eso es que hace veinte años, la edad que tú tienes, que nos instalamos aquí. Ni tu padre ni yo estamos dispuestos a perderte a ti ni a nuestro primer nieto, hicimos un juramento de comprender y ayudar a nuestros hijos, les pase lo que les pase. Tú no has hecho nada malo, por el contrario, vas a regalarnos un nieto o nieta que tanto lo necesitamos, seremos abuelos jóvenes. Si es mujercita se llamara Jacinta como mi madre, que vendría a ser su bisabuela y si es varoncito se llamara Waymi, como tu padre, que vendría a ser su abuelo, así, él lo querrá mucho mas, por que no solo llevará su sangre, sino que llevará su nombre. No te preocupes hija, cuentas con mi apoyo y con el apoyo de tu padre, ya hablaremos con tus hermanas, la flacucha que es tan cariñosa será la madrina de la criatura, todos lo vamos a cuidar y será uno mas de la familia. Si el padre del niño no regresa, no tengas pena hija, nadie se ha muerto con una criatura, mas aún, los niños nacen con su pan en la mano y su pañal en el sobaco. Solo te voy a pedir, que mientras crece un poco mas tu barriga, una luna mas vayas a pastear  pero con la flacucha, para que aprenda bien a cuidar los animales y converse con la criatura de tu vientre.
Tus hermanas menores van a tejer sus ropones, sus medias, su gorra y cuando nazca ya va a tener su tarima que tu papá lo va hacer, yo me voy a encargar de sus pañales, punta y faja para que esté bien envuelto.
Samparona aceptó la seguridad que le ofrecía su madre a la incertidumbre de ir a Chiclín a buscar trabajo estando con barriga. Los hechos se dieron tal y como la mamá ofreció. La barriga seguía creciendo imparable, pero puntiaguda, todo el mundo decía será varoncito, lo que llenaba de orgullo a Waymi, al saber que por fin vendría un niño a casa. Del padre no hubo noticias.
Finalmente nació el niño, es decir nació Waymi, es cierto que tenía todo, pero era insuficiente, samparona no superaba el abandono del shamunque, pensaba que al amanecer llegaría Nemesio trayendo alforjas con leche, azúcar, galletas, talco, ropones, jabones y todo lo que se necesita para criar a un niño, pero nunca llegó, lo que angustiaba a la pobre madre, además tenía que estar a expensas de lo que sus padres le dieran y no le parecía correcto.

IV
LA SAMPARONA VA A RECOGER LEÑA DE CHUCUSHBAL

Samparona para poder ofrecerle a su hijo lo que las jóvenes de su época les daban, se dedicó a amasar, especialmente dulces, como bizcochos, hojarascas, basitas, rosquetes y para ello era necesario calentar el horno con leña de espino, que solo se conseguía en las riveras del río Tablachaca, sobre todo en Chucushbal.
Al haber ya parado cabeza Waymi, samparona decidió ir a Chucushbal a recoger leña. Buscó cuatro burros para traer la leña, arregló el avío y los pañales del niño y enrumbó cuesta abajo. Una vez en el río, se instaló en la Quebrada Seca que baja de Targuibal, apeó el avio, desaperó los animales, arregló las cosas debajo de una inmensa piedra que formaba una cueva a unos escasos metros de la corriente del río y escogió el lugar donde cortaría la leña. Arregló a Waymi en la sombra de unas tunas para ir mirándolo mientras trozaba los espinos.
Gruesos espinos se erguían imponentes en la chacra del murciélago, estaban secos desde la raíz, dicen que tanto enraizar habían chocado con piedras y por eso se secaron, nadie los hacía caso, por que son muy duros para cortarlo y tardan para prender, además las grandes y puntiagudas espinas que tienen son inconosas, por lo que no son muy queridos.
Samparona, juntó boñiga y la prendió para ahuyentar a los mosquitos  que acoquinan a los forasteros, para que no molesten al niño Waymi, luego se dirigió al espino mas grande y grueso para iniciar la faena de cortar la leña; como quiera que el hacha tuviera haba y las maderas de espino estaban muy secas y duras, no se podía avanzar mucho, razón por la cual no completó la carga ese día y cuando divisó el sol, junto a Waymi, tuvo que dirigirse a la cueva a las orillas del río, para quedarse hasta el día siguiente en que completaría la carga y retornaría cuesta arriba hasta Mollepata.
Para que los animales no se regresarán a su querencia, hizo estacas y cerca de su estancia ató a los animales a éstas, sin embargo, ocurrió que a eso de las 11 de la noche, uno de los burros arranca la estaca y al haberse enredado con los espinos, empieza hacer bulla, y siendo burros alquilados había que cuidarlos por lo que Samparona das das camina hasta donde el jumento para desenredarlo, siendo tal el apremio de desliar al jumento que deja dormido al niño dentro de la cueva.
La Samparona, desenredó al burro, luego introdujo la estaca en el suelo y amarró al animal, revisó que los demás burros no tengan problemas y retornó hasta la cueva donde dejó a su hijo, pero para su sorpresa el niño no estaba.

V
LA PÉRDIDA DEL NIÑO

Mientras samparona desliaba al burro, el niño despertó y al tantear y no encontrar a su madre, gatea y llega hasta el río,  ingresa a la corriente siendo arrastrado por las aguas y desapareciendo en el acto.
Samparona al regresar a la cueva y no encontrar a Waymi, en un primer momento pensó que su madre la había echado de menos y fue a verla y al ubicar al niño lo tenía en brazos, por ello no estaba en su lugar la criatura y eso mismo explicaba por que el perro no había ladrado. Empezó a gritar Mamaaaaaaaaa, Mamaaaaaaaaaa, pero nadie le respondía.
Cuando en eso le dio una fuerte punzada en el pecho y solo allí tomó conciencia de la desgracia a la que se enfrentaba; el niño no podía haberse desplazado solo, el perro no podía hacerle daño, los pumas y zorros que hay por esos lugares no atacan niños, los duendes asustan pero no llevan, la única explicación posible era que la corriente de las aguas las hayan arrastrado.
En la lúgubre oscuridad de la noche, empezó a recorrer la accidentada playa del río Tablachaca, con una vara de espino en la mano, se fue caminando aguas abajo, en la parte de San Gregorio donde el río está pegado a la peña, se metió al caudal, iba gritando “Wuaymy, Wayme, Wayme”, así avanzó hasta el encuentro con el rio Angasmarca, nada había, los gritos eran mas menudos, a esas alturas ya no pensaba si el niño podría contestarle o no, tampoco razonaba si a esas alturas el niño se mantendría vivo, simplemente gritaba “Waymy, Waymy, Waymycha…”
Avanzó hasta Sacaycacha, pero al no encontrar al niño, regresó como un rayo hasta Chucushbal, se le ocurrió que el niño, de puro juguetón se había escondido detrás de las rocas y ella por desesperada no lo buscó con calma. Revisó todas las piedras, las covachas y recodos del fundo, pero nada de encontrar al niño, entonces se le ocurrió que el niño estaba escondido dentro de las aguas y había que esperar que asome para ingresar al río y sacarlo.
Allí amaneció y pasó todo el día, esperando que el niño asome por las aguas, pero eso no ocurrió, los pollinos seguían atados a sus estacas, el perro estaba echado junto a la carona donde había descansado el niño.
La madre de Samparona, al no saber que responder a los dueños de los burros, el tercer día decidió ir a Chucushbal para averiguar que pasaba, al llegar, el cuadro era de tristeza, Samparona estaba sentada en una piedra grande desde donde salían las cuerdas de fierro de lo que otrora fuera un puente colgante, estaba despeinada, demacrada, sus ojos hinchados y enrojecidos, se le veía mugrosa y con sus ropas raídas a consecuencia de la búsqueda de la primera noche; el perro se acercó moviendo la cola, se echó en los pies de la mamá de Samparona y empezó a aullar.
Samparona, Samparona, qué te pasa, donde está tu hijo:
“Waymy, Waymy, Waymy, Waymycha…” Samparona reparaba el remolino que formaba la corriente y seguía repitiendo incansablemente “Waymy, Waymy ………………..
Con gran esfuerzo la madre de Samparona logró subir la piedra y abrazó a su hija, la acarició, pasó sus dedos por los desgreñados cabellos, pero Samparona, no sentía, no reaccionaba, continuaba con la mirada fija en el remolino. La madre abrazó fuertemente a su hija, le samaqueó  los hombros, pero Samparona parecía una estatua, estaba fría y endurecida.
Quiso jalarla a rastras, pero parecía que estuviera adherida a la piedra, no reconocía, no entendía, estaba muerta viva,
Waymy, Waymy. Waymy, Waymycha……….
La madre se sintió impotente, lanzó un alarido con todas sus fuerzas, pero solo el eco del Uripi y del Irriñida le contestaron, no había ni un alma,
Samparona, mujer, qué pasa
Dime que te pasa
Hija de mi alma, reacciona, háblame por favor.
Samparona se irguió como un esqueleto humano bañado en cera, sus ropas estaban flojas, dio un salto de frente al remolino. Waymy, Waymy, Waymy, Waymycha ……..
La madre le llamaba desesperadamente, pero poco a poco, Samparona se iba sumergiendo en el remolino, que como una máquina daba vueltas sin cesar.
El remolino lo tragó a Samparona, de rato en rato aparecían sus cabellos para luego desaparecer.
Era la madre quien ahora estaba en lo alto de la piedra del puente colgante, los burros amarrados rebuznaban de sed y el perro seguía aullando en lo bajo de la piedra. Cuando vinieron a buscar a la madre de Samparona, la encontraron pálida, ella explicó lo sucedido, inmediatamente fueron al Mollepata, repicaron las campanas y el pregonero anunció que el Chucushbal el río se ha tragado a Samparona y su hijo, llamando a todo el pueblo a dirigirse directamente al río llevando herramientas para rescatarlos.
Todo el pueblo acudió, el mas viejo, dijo que había que derrumbar el cerro a la altura de la convergencia del Río Pampas y Río Conchucos para que seque el agua y pueda rescatarse del remolino a Samparona y su Hijo. Así se hizo, como bizcachas los jóvenes treparon el Uripi y lo desbarrancaron, se represó el agua, pero donde quedaba el remolino no había ni un alma; la madre decía que la corriente no la había arrastrado a su hija.
Una vez que el río se embalsó, la presión del agua rompió el cúmulo de tierra amontada y se vino una avalancha de barro, desapareciendo el fundo Chucushbal, el que quedó como una inmensa playa.
El río Tablachaca, resulta de la Unión del Río Pampas y Río Conchucos. El Río Pampas tiene su nacimiento en el Nevado del Pelagatos mas adelante convergen el Río Sarín y el Río La Plata. El Río Pampas inmediatamente después de su nacimiento, recibe el relave de las Minas de Pasto Bueno o Consuso, es un río que tiene bastante mineral, las chacras que se riegan con esa agua quedan eriazas. Al unirse al río Conchucos y formar el Tablachaca, automáticamente este queda contaminado y con elevada presencia de cardenillo.
Samparona, ha logrado sobrevivir en las aguas del Tablachaca, pero su cuerpo se ha deformado por la acumulación de cardenillo, todo su esqueleto se ha forrado de metal y hasta esta época sigue acumulándose metal en su cuerpo.
Al seguir adhiriéndose el metal su cuerpo ha desarrollado proporciones gigantescas y deformes.

VI.
SAMPARONA BUSCA AL NIÑO

La samparona y el Waymi, habitan el río Tablachaca, pero hasta ahora no se encuentran.
Los padres y hermanas de samparona la buscaron cuarenta días y cuarenta noches, pero no los encontraron.
Regresaron al pueblo, la madre de samparona pensó para si misma: “la maldición de mamá se ha cumplido”. Recordó las palabras de su madre: “Con tus hijos lo pagarás”. Le lectura era simple, ella abandonó a su madre, según sus cálculos, para siempre. Ahora, su hija, su querida Samanta, la abandonaba, posiblemente para siempre.
La madre se samparona se reunió con Waymi y sus hijas y les planteó regresar a su pueblo para recibir el perdón de mamá y romper la maldición, la cual a todas luces alcanzaba a todas las hijas. Al sétimo día de la conversación, la casa que habitaban quedó desolada por 28 días, a la luna regresaron y desde entonces esperaron el regreso de Samanta.
Los habitantes de la Rinconada que está en la parte baja de Lacabamba, los de Chucushbal, San Gregorio, Hualango, El Molino, Pampanegra, Shullugomo, Targuibal, cuentan que desde que despareció el Waymi, por las noches se escucha el quejumbroso llanto de la samparona a lo largo de la cuenca del río Tablachaca, clarito se escucha: Waymy, Waymy, Waymi, Waymycha…….
Hasta tres personas han contado que la han visto a la samparona, mide unos 5 metros de alto, es corpulenta y lo que mas destaca son sus protuberantes senos, que seguramente están llenos de leche y son de fierro, camina de modo torpe y a grandes pasos.
En las lúgubres noches, ante el llanto de una niña o niño a veinte km a la redonda del remolino de Chucushbal, la Samparona acude inmediatamente y si el infante está solo, la amamanta con sus tetas de fierro.
El terror ha invadido toda la cuenca del Tablachaca, desde hace muchos años, nadie habita las orillas del río, ahora están abandonadas las viviendas de la Rinconada, Chucushbal, San Gregorio, Targuibal, Hualango y Shullugomo, solo en Pampanegra hay vivientes, pero han tenido que construir su casa lejos del río. Cada vez va menos gente a las aguas calientes y quienes lo hacen van de día y no llevan niños.
La madre de Samanta murió de soledad, luego de obtener el perdón de su madre, aseguró que la fatalidad no azotará a sus demás hijas, sin embargo la pérdida de Samanta y el Waymi, nunca los superó. Antes de morir derramó sus maldiciones contra el shamunque.
El padre de Samanta, vivió pocos años, la pérdida de su mujer, de su hija y su nieto lo mataron.
Las hermanas de samanta, vendieron las cabras y un día no amanecieron en el Pueblo.
Del shamunque no se sabe nada, ni se quiere saber, solo se sabe, según cuentan, que los shamunques son reveseros, traicioneros y son runas.

MOLLEPATA, TERRAZA DE LOS MOLLES

MOLLEPATA
TERRAZA DE LOS MOLLES
“Pueblo honesto, íntegro y de ensueños…. ”
     



HUELLAS RASTROS Y VESTIGIOS DE UN SIGLO QUE SE FUE
(1971 -1981)
Fernando Eli Ledesma Pérez (1963 – 2003)




DATOS DEL AUTOR

Fernando Elí LEDESMA PEREZ, nació en La Libertad – Sánchez Carrión - Sartimbamba, el 25 de Marzo de 1 963, hijo de don Ramiro Elí Ledesma Rodríguez fallecido el 21 de Mayo de 1971 y de doña Fronilda Ludzgarda Pérez Paredes, fallecida el 27 de febrero de 2011.

Sus estudios de primaria los realizó en Sanagorán y Mollepata y los de secundaria en Tulpo y Mollepata.

Es licenciado en psicología, licenciado en Educación, con maestría en metodología de la investigación, docencia y gestión educativa, con doctorado en educación.

Es docente universitario y de institutos armados, ha participado en calidad de ponente invitado, en tres ocasiones, en el Congreso de la República, para aportar en la discusión de asuntos de infancia, familia y género.

Ha sido miembro titular de Comisiones Técnicas Multisectoriales sobre infancia, familia e igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, así como asesor y consultor de organizaciones nacionales y extranjeras que trabajan el tema.

Sus artículos sobre infancia, familia, custodia compartida, participación ciudadana y protección de la infancia frente a la violencia sexual, han sido publicados en el país y fuera de él, participando como ponente en diversas actividades académicas y científicas.

Actualmente, comparte sus actividades académicas con las del instituto andino de la familia, sede Perú.





PRESENTACION



Huellas, rastros y vestigios de un siglo que se fue, es una compilación limitada del sentir, pensar, discurrir y transitar de los moradores del pueblo de Mollepata, circunscrito en parte a la experiencia personal y en parte a la recepción de la herencia cultural y folclórica, transmitida de modo transgeneracional, sobre hechos reales o imaginarios, de situaciones que han marcado el derrotero de su gente, en las que en muchos casos, hay un exquisito contenido mágico.

Esta compilación fue concebida ante la muerte de dos grandes maestros de facto, herederos de las sagradas enseñanzas pueblerinas y celosos guardianes de esa rica y fructífera cultura recibidas de la vida misma;  y que cumpliendo con el rol de eslabones entre su anterior y posterior generación, nos transmitieron esa sabiduría popular, creada, concebida, incubada y nacida  de la propia vivencia, en el día a día, a quienes en última instancia pertenece este  boceto, ellos son, sin ningún orden: Julio Anticona Sifuentes y Glicerio de la Cruz Pereda, en cuya memoria  de honestidad e integridad esbozo, lo que la fragilidad mental y descuido, pueden conservar de sus enseñanzas, que son fuente de respeto, trabajo, honradez, dignidad y orgullo.

Si bien la cultura de un pueblo pertenece a todos sus moradores, hay personas escogidas que observan rigurosamente las cualidades y virtudes recibidas y heredadas de sus antepasados y además cumplen una función educadora, de enseñanza constante, con su indesmayable ejemplo y con el “enseñar haciendo”, allí radica la esencia de este trabajo, por que son las creencias y las atitudes (valores) fundadas en la experiencia, el conocimiento y la razón, las que finalmente determinan nuestro pasado y con ello, nuestro presente y futuro.

Todos sabemos que el que dice la verdad, no miente, pero no basta saberlo. Hay hombres y  mujeres que saben mucho, pero ese saber no les sirve. El que dice lo que piensa, es un ser honesto y el que hace lo que dice, es un ser íntegro. Los Mollepatinos somos esencialmente honestos e íntegros y los pueblos, no son más que que la sumatoria de sus hombres y mujeres, historias y costumbres, rastros huellas y vestigos, por ello, MOLLEPATA, es un pueblo honesto e íntegro.

Este boceto, contiene algunas enseñanzas vitales, cruciales, esencia del vivir mismo, he tratado que se mantengan intactas y que sean conocidas como parte del proceso de la construcción de la identidad de Mollepata.

En la esperanza y convicción que esta defectuosa compilación sea conocida, agradezco la paciencia de quienes puedan tolerarlo y leerlo.

Fernando Elí Ledesma Pérez






Si encuentras una aguja dentro de una casa, entonces la aguja es del dueño de la casa; si la encuentras en la calle, pero su dueño la  reclama, entonces él te agradece por el hallazgo, pero si encontrándola en la calle no aparece el dueño, entonces es tu suerte.
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Dios contigo, tú con él.
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El que dice la verdad, no miente.
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Quien lento come, lento trabaja.
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Quien aquí habla del de allá, es por que allá habla del de aquí.

Glicerio De la Cruz Pereda

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Hay hijito pues querido
no te juntes con amigos
algún caso te sucede
tus amigos te atestiguan.
 
Cuando te vean con plata
hay amigos, pues, hay todo,
cuando te vean sin plata,
no hay amigos, pues no hay nada.

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Si te ruego es por que te quiero (bis)
no por que amores me falta
que amores tengo de sobra
como las hojas de palta,
como pulgas en panza de perro.

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Mamita quiero casarme
me pica la pipilín (bis)
te considero hijita
que así me picaba a mí (bis)

Julio Anticona Sifuentes


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INDICE



1.    Presentación
2.    Pueblo de Mollepata
3.    Sobre San Jerónimo
4.    Introducción
5.    La lección de doña Florlinda
6.    El buen corazón del Señor De la Peaña
7.    El Segundo Cabezas
8.    El caisha chupao de huaca
9.    Las reflexiones del Rajao
10. La promesa del Huaco
11. Extraña muerte en la huaylla
12. Las señas, referentes infalibles
13. No hay que ser almirosos
14. La felicidad del Colasho
15. Las novedades de Josuè Balas
16. La bruja
17. La cabeza
18. El encanto
19. La sentencia
20. El pacto con el diablo
21. Las heridas del escarmiento
22. El forastero
23. El hombre de los siete puñales
24. El huaracuy
25. La Paca paca
26. El guanaco en el vaso de chicha
27. Al mejor burro mas carga
28. El herrero omnipotens
29. El chancalatas
30. El molle
31. La ausencia de Hernando
32. La muerte de Pegui
33. La pedida de agua
34. La pérdida del pavo
35. Los buscavidas
36. Los primos en la plazoleta
37. Cien años de perdón
38. El reencuentro
39. Miscelania






PUEBLO DE MOLLEPATA

MOLLEPATA = TERRAZA DE LOS MOLLES
Mollepata*, Distrito ubicado en el departamento de La Libertad, provincia de Santiago de Chuco, ubicado al Sur de la provincia, limita por el Sur con el Departamento de Ancash, Provincia de Pallasca.
Está situado a una altura de 2 680 m.s.n.m, tiene una población de aproximadamente 4000 habitantes. Fue creado oficialmente en la época de la  independencia, aunque su existencia como pueblo data de años anteriores.
Mollepata cuenta con muchos recursos turísticos arqueológicos y naturales. Su capital es el distrito del mismo nombre. Aquí se ubican importantes restos arqueológicos, tres de los cuales han sido reconocidos por el INC: Las ruinas de Uchus, el Frailón y el Castillo. Cuenta  con un Museo de Sitio, en el local del Colegio. Su templo, cuyos diseños arquitectónicos muestran su antigüedad, ha sido declarado por el INC, patrimonio histórico.
Es de relieve accidentado, cuenta con valles en Chucushbal, Callancas, Añilbamba y la Hacienda, con zonas templadas desde Samana, Targibal, Succha, hasta Cochamarca. Orocullay y El Tantal son zonas frías. Desde Chiribal hasta Pampa del Cóndor, son punas con abundantes pastizales.
Su clima y tierras son favorables para la agricultura y la crianza de ganado. Su río es el Tablachaca, el pueblo de Mollepata, tiene dos quebradas importantes; la Quebrada Negra donde se lava la ropa del muerto y la Quebrada de Licán que tiene pequeñas concavidades en roca (tinajas) que represan el cauce de sus aguas para darse un baño.
Sus pintorescos barrios son acogedores, como Samana, Pirasbamaba, Aractullán, Alto Llacuanguna, El Patio, Colpa y la Bajada.
Sus caseríos vienen mostrando un importante nivel de desarrollo, tales como La Yeguada, Succha, Huarana (Hoy Miraflores) y Cochamarca
Dentro de sus tierras fecundas destacan, Callancas, Condororgo, Chilcapamba, Targibal, Las Piedras, el Cardón, La Banda, Cuyguyún, Huaragasgón, Nogol, Orocullay, El Tantal.
Importantes datos históricos enriquecen su existencia, como el paso de la comitiva de Huáscar (vestigios de los caminos se pueden apreciar en la actualidad); el paso del Ejército Chileno en el Siglo XIX, la Visita de Antonio Raymondi.
Sus platos típicos son los tamales, revuelto de papas con cuy, resbalado de trigo con pellejón, patasca con menudencia seca, shambar con jamón o carashpo, cashallurto, shinde de habas, río sucio, revuelto de chochos, guiso de chumos, papas huachaponas con cachiyacu, caldillo de cecina con huevos, crema de cayhuas, pushpos de ñuña guisados; todas estas comidas, se acompañan con cancha, nuñas, choclos, papas, ocas, porotos y/o mashuas. Sus postres son el Chiclayo mazamorreado de con ocas o maíz calentado, dulce de ocas, morrote, dulce de trigo pelado con chancaca y el sango. Sus bebidas son la chicha de jora, aloja, gro o calientito, mezclada.
Festividades patronales:
§  San Jerónimo de Mollepata, del 26 al 30 de Setiembre
§  San martín de Porres de Mollepata, del 29 de Diciembre al 01 de Enero
§  Santa Rosa de La Pampa de La Yeguada, del 2 al 4 de octubre
§  San Martín de El Alto de Chagres, del 5 al 8 de octubre
§  San Pedro de Huarana, del 26 al 28 de julio
§  Virgen de la Puerta de Cochamarca, del 2 al 4 de diciembre
Teléfonos de Mollepata: 044 – 830239 / 044-832236
Mollepata, tiene una profunda fé cristiana, realiza su festiviad principal en el mes de Setiembre, en honor al patrón de Pueblo “San Jerónimo”, cuyos milagros han hecho crecer la fe sus creyentes. Cuenta con alumbrado público, servicios de agua y alcantarillado; vías carrosables por Santiago de Chuco y Pallasca, tiene una posta médica y una institución educativa con los niveles de inicial, primaria y secundaria.
Los servicios de transporte desde Chimbote son dos veces por semana y desde Trujillo de modo igual, de Angasmarca y Santiago de Chuco, hay movilidad todos los días. El estado de la carretera es deficiente, sin embargo, el viaje se produce sin mayores contratiempos.
Las siembras se realizan al rededror de noviembre a diciembre y las cosechas se efectúan entre mayo y junio, se siembra una vez por año, sin embargo, las cosechas se almacenan y están disponibles para todo el año.
Mollepata ha producido distinguidos personajes, profesioales de èxito, también ha dado literatos, quienes pese a su calidad artística su obra no es lo suficientemente difundida.
Si desea viajar a Mollepata, es mejor hacerlo entre Mayo a Octubre, de preferencia en Setiembre para disfrutar la fiesta, cuenta con hoteles y servicios básicos. Su gente es sencilla y acogedora y sus comidas muy agradables, si desea hospedaje y comida, los costos son cómodos de lo contrario pida posada y su estancia no representará costo alguno.
En Lima, Chimbote y Trujillo, existen asociaciones de Mollepatinos, agrupados en los denominados “Centro Social de Mollepata” donde puede recibir información de esta maravillosa y enigmática terraza de los molles.
* Mollepata
Ø  Molle (Schinus molle): Familia: Anacardiaceae. Árboles y arbustos leñosos, siempre verdes, con canales resiníferos en la corteza. Hojas alternas, simples o compuestas, a veces bastante polimorfas en una misma especie. Fruto en drupa de color rojizo y pequeño tamaño. Comprende unas 30 especies nativas de Sudamérica, es una planta con actividad antifúngica y antimicrobiana principalmente en las hojas, tiene importancia etnobotánica, pues se la ha utilizado en el control de plagas agrícolas en varias localidades del Perú
Ø  Pata: Terraza (traducción de mayor aceptación)
Ø  Pata en quechua significa: Andén, peldaño, poyo. Borde, margen. Adverbio: Arriba, encima.
Ø  Patxa en aymara significa: Arriba, encima, en lo alto. Encima de o sobre.

SAN JERÓNIMO


Jerónimo significa: "un nombre sagrado"
Jero = sagrado            Nomo = nombre

Nombre                    : Jerónimo de Estridón
Nacimiento              : 340
Muerte                      : 30 de septiembre de 420
Festividad                : 30 de septiembre
Venerado en           : Iglesia Católica Romana
Beatificación           : 1747 por el Papa Benedicto XIV
Canonización         : 1767 por el Papa Clemente XIII

La vida del Doctor Máximo en la exposición de las Sagradas Escrituras, puede dividirse en cuatro períodos:
§  Primero, Desde 344 hasta 366, en que recibe el Bautismo.
§  Segundo, 366 hasta 382 su establecimiento en Roma como Secretario del Papa San Dámaso.
§  Tercero, 382 hasta 386 su partida de la Ciudad Eterna y establecimiento en Belén.
  • Cuarto, Desde 386 sus treinta y cuatro años de estancia e intensa labor en Palestina
Jerónimo de Estridón (340 - 30 de setiembre de 420), San Jerónimo para los cristianos (en latín, Eusebius Sophronius Hieronymus), tradujo la Biblia del griego y el hebreo al latín. Es considerado Padre de la Iglesia, uno de los cuatro grandes Padres Latinos. La traducción al latín de la Biblia hecha por San Jerónimo, llamada la Vulgata por su popularidad, ha sido hasta la promulgación de la Neovulgata en 1979, el texto bíblico oficial de la Iglesia católica romana.
San Jerónimo fue un célebre estudioso del latín en una época en la que eso implicaba dominar el griego. Sabía algo de hebreo cuando comenzó su proyecto de traducción, pero se mudó a Belén para perfeccionar sus conocimientos del idioma. Comenzó la traducción en el año 382 corrigiendo la versión latina existente del Nuevo Testamento. Aproximadamente en el año 390 pasó al Antiguo Testamento en hebreo. Completó su obra en el año 405.
Nació en Stridon, una población pequeña situada en los confines de la región dálmata de Panonia y el territorio de Italia, en el año 340. San Jerónimo, consagró toda su vida al estudio de las Sagradas Escrituras y es considerado uno de los mejores, si no el mejor, en este oficio.
En Roma estudió latín bajo la dirección del más famoso profesor de su tiempo, Donato, quien era pagano. El santo llegó a ser un gran latinista y muy buen conocedor del griego y de otros idiomas, pero muy poco conocedor de los libros espirituales y religiosos. Pasaba horas y días leyendo y aprendiendo de memoria a los grandes autores latinos, Cicerón, Virgilio, Horacio y Tácito, y a los autores griegos: Homero, y Platón, pero casi nunca dedicaba tiempo a la lectura espiritual.
Jerónimo dispuso irse al desierto a hacer penitencia por sus pecados (especialmente por su sensualidad que era muy fuerte, por su terrible mal genio y su gran orgullo). Pero allá aunque rezaba mucho, ayunaba, y pasaba noches sin dormir, no consiguió la paz, descubriendo que su misión no era vivir en la soledad.
De regreso a la ciudad, los obispos de Italia junto con el Papa nombraron como Secretario a San Ambrosio, pero éste cayó enfermó, y decidieron nombrar a San Jerónimo, cargo que desempeñó con mucha eficiencia y sabiduría. Viendo sus extraordinarios dotes y conocimientos, el Papa San Dámaso lo nombró como su secretario, encargado de redactar las cartas que el Pontífice enviaba, y luego lo designó para hacer la traducción de la Biblia. Las traducciones de la Biblia que existían en ese tiempo (llamadas actualmente "Vetus Latina") tenían muchas imperfecciones de lenguaje y varias imprecisiones o traducciones no muy exactas. Jerónimo, que escribía con gran elegancia el latín, tradujo a este idioma toda la Biblia, y esa traducción llamada "Vulgata" (o traducción hecha para el pueblo o vulgo) fue la Biblia oficial para la Iglesia Católica durante 15 siglos.
Alrededor de los 40 años, Jerónimo fue ordenado sacerdote. Pero sus altos cargos en Roma y la dureza con la cual corregía ciertos defectos de la alta clase social le trajeron envidias y sintiéndose incomprendido y hasta calumniado en Roma, donde no aceptaban su modo enérgico de corrección, dispuso alejarse de ahí para siempre y se fue a Tierra Santa.
Sus últimos 34 años los pasó en una gruta, junto a la Cueva de Belén. Varias de las ricas matronas romanas que él había convertido con sus predicaciones y consejos, vendieron sus bienes y se fueron también a Belén a seguir bajo su dirección espiritual. Con el dinero de esas señoras construyó en aquella ciudad un convento para hombres y tres para mujeres, y una casa para atender a los que llegaban de todas partes del mundo a visitar el sitio donde nació Jesús.
Con tremenda energía escribía contra las diferentes herejías. La Iglesia Católica ha reconocido siempre a San Jerónimo como un hombre elegido por Dios para explicar y hacer entender mejor la Biblia, por lo que fue nombrado Patrono de todos los que en el mundo se dedican a hacer entender la Biblia. Murió el 30 de septiembre del año 420, a los 80 años.
Escritos de San Jerónimo
Entre sus obras más conocidas encontramos sus cartas y sus famosos comentarios bíblicos.
Entre sus obras de origen apologético se pueden mencionar: La Perpetua Virginidad de María. Su carta para Pamachio en contra de Juan de Jerusalem, El Diálogo contra los Luciferianos, En contra Joviniano, En contra Vigilantio, En contra Pelagiano y otras.
¿De qué le sirve a un hombre ganar a todo el mundo, si se pierde a sí mismo? San jerónimo de Emiliani

INTRODUCCION


Huellas, rastros y vestigios de un siglo que se fue, aparece como respuesta al desarraigo que se viene suscitando en los últimos años, a un actuar muy apartado de lo que han sido las añoranzas de nuestros antepasados inmediatos, quienes se han esforzado por dejarnos una cultura de respeto, de fortaleza, de trabajo, de esperanzas y de grandeza.

Consciente del olvido, abandono o desconocimiento de las costumbres de nuestros padres y abuelos, de sus ejemplos y enseñanzas, así como de las bondades de nuestra tierra; que deberían engrandecernos por que se trata de hechos de los que tenemos que sentirnos orgullosos y honrados de haber nacido y vivir en Mollepata, es que nace la idea de plasmar parte de esas vivencias y costumbres en un volumen que esté al alcance de todos los que desean conocer las sabidurías de sus troncos y sus raíces, así como el carácter maduro y responsable de sus antepasados.

Doña Florlinda, Hernando, El señor De la Peaña, Basilio, El Huaco, Doña Angela, Segundo Cabezas, El Huesudo, El Shirola, El Patilla; y los demás personajes, son cualquier persona que vivió en Mollepata entre los años 1971 y 1981, no se trata de ninguna persona en particular, si existe alguna semejanza con alguien, es una coincidencia.

Los personajes han sido creados o recreados, sin embargo, esa mujer cezuda, culta, comprometida con el bien y la justicia, representada por doña Florlinda, es la típica mujer mollepatina, dadivosa, mesurada, generosa y con una inmensa esperanza en el futuro. Hernando, no es mas que un típico hombre de Mollepata, crecido en la honra del trabajo, en el noble esfuerzo de sacar cara y representar a su familia en los trabajos comunales, quien al ir haciéndose hombre va tomando el verdadero sentido de la vida y es arrancado del seno de su familia para alcanzar la mejora de su propia situación y la de los suyos.

El Señor De la Peaña, hombre honrado, nacido para el trabajo, ejemplo de responsabilidad humana, social y familiar, ayuda a crecer a los demás en la cultura del trabajo, no se aprovecha de nadie, mas bien sabe compartir, se acompañan con su madre hasta su muerte, dándonos claras luces sobre la responsabilidad que tenemos con nuestros viejos y viejas, se preocupa y no abandona a sus hijos quienes están educándose lejos, sin embargo, ese mismo hombre, es también heredero de una cultura ancestral, como la minga, el huaycho, la pelea de una gato con su rabo y el fatal canto de la gallina.

Basilio, es un personaje que de la orfandad hace su grandeza y prosperidad, su inocencia andina libre de cálculos, malicias y búsqueda de ventajas mezquinas, le pasa una factura muy alta, que se evidencia a través de las malvadas señas, al apagarse su cigarro, desatarse la faja, desuncirse el buey, y al no armar la coca; sin embargo; esa mala jugada de la vida, le da fuerzas para salir dignamente con sus hijos y lograr la prosperidad a base de su tenacidad y perseverancia.

El Huaco, hombre noble, confiado, enamorado, que jamás abandonó el ideal de formar una familia y vivir junto a su madre, también es un claro ejemplo de un mollepatino para quien la palabra empeñada es un compromiso cumplido, El Huaco, encarna, por un lado a la víctima de manipulación humana que hacían los dueños de las minas; por otro lado a quien se enamora y honra eternamente su amor y también, al peón, presente en las faenas de riego, siembra, trilla y venteo, dentro de otras; él mismo desde niño heredó el pensamiento mágico y luego, se pierde en la quebrada que va cuesta arriba, llevado por la diabla.

Doña Angela y Moneda, son mas bien personajes inventados para acompañar al Señor De la Peaña y a Basilio, pero de existir esos personajes, probablemente son la excepción.

Segundo Cabezas, tiene el valor de la superación profesional y marca un importante hito en el proceso de la construcción de una paternidad responsable y una convivencia armoniosa, aquella promesa hecha a Perita de no ser peleandero, de hacerse profesional y no tener hijos regados, es una hermosa lección y encarna a todos los mollepatinos que son responsables en la paternidad y maternidad.

Los demás personajes, tienen el mismo valor que los nombrados en esta breve introducción, los hechos o sucesos que han dado origen a estos cuentos, han existido en Mollepata y por eso, es conveniente conocerlos.


Fernando Elí LEDESMA PEREZ.
Noviembre 2003.



LA LECCION DE DOÑA FLORLINDA.


Ese día los hombres, mujeres, niños y niñas de Mollepata juntos al juez de paz y gobernador, habían realizado un minucioso análisis de cada uno de los chismes y calumnias que habían tramado dos mujeres, las que cada una por su cuenta, se encargaban de generar la discordia, los enfrentamientos y hasta peleas entre la gente que era verdaderamente del pueblo. Luego que las dos estaban detenidas, fueron conducidas a la plaza de armas, el pueblo, acordó encarcelarlas y comunicar a la provincia para que vengan a hacerse cargo del caso ya que las y los agraviados estaban con las y los testigos de las intrigas, eligieron a doña Florlinda para que, en nombre del pueblo, se dirigiera a las chismosas. Lo hizo con estas palabras:

Dios con su inmensa bondad y misericordia, nos ha dejado enseñanzas eternas, por eso debemos hacer el bien, debemos pensar en nuestro prójimo y ayudarlo para evitar y aliviar sus sufrimientos.

Dios es bueno, nosotras y nosotros somos hechos a imagen y semejanza de él, por tanto cada uno de nosotros, tenemos un corazón bueno y vivimos para hacer el bien.

A Celestina, a Ermenejilda, a Isaías, a Juan y a muchos otros que son víctimas de sus chismes y calumnias, a cada una de ustedes que ahora están detenidas por su actuar equivocadamente, al señor juez de paz, al señor gobernador y a mi, nos asiste el derecho de ser felices, tenemos la dicha de contar con buena salud, tenemos buenos lomos y la suficiente fuerza para trabajar, por nuestro propio bien y por el bien de nuestras familias y de nuestro pueblo.

Señoras detenidas, quiero decirles, que nunca debemos renunciar al bien, que debemos amarnos y amar a nuestras familias y a nuestro prójimo, que la justicia, el trabajo, el bien, el buen ejemplo para las futuras generaciones y la honradez, sean nuestras mejores armas y el amor, nuestro mejor escudo.

Todos cometemos errores, algunos mayores y otros menores, pero al mismo tiempo, todos tenemos derecho a que se nos de una oportunidad, hoy, tienen la suerte de asistir a un acto de justicia, luego de pagar sus errores, tienen la oportunidad de transitar por la senda del bien.

Les deseo lo mejor de la vida.

José le dijo: pero doña Florlinda, ellas son las chismosas.

Por eso precisamente, hay que indicarles cual es la senda del bien para que sepan a dónde, finalmente, deben regresar.


EL BUEN CORAZON DE SEÑOR DE LA PEAÑA


El Señor De la Peaña, era un hombre de trabajo y de campo, sus manos se habían curtido con el don del trabajo, los callos eran abundantes y gruesos y eso le daba el prestigio de un hombre trabajador.

De joven se enamoró de doña Angela, aun cuando entre ellos había una profunda diferencia, que en épocas actuales sería irreconciliable. Al Señor De la Peaña, su madre le había dicho mira bien con quien te vas a meter: La intuición de madre jamás engaña y la madre del Señor De la Peña, sabía que esa mujer no servía para el trabajo, andaba pintándose, escuchando música, calzaba zapatos de plástico que aunque son corrientes dan cierto prestigio, nunca crió un animal, no sabía cocinar, pelar, hilar, lavar; lo único que si sabía era leer y escribir.

Cuando el Señor de la Peaña tomó por esposa a Angela, su madre se refugió en su arriendo que queda camino a Succha, lloró tres días por la desgracia de su hijo, sus predicciones le daban la total seguridad que esa mujer arruinaría a su hijo. Pasó el tiempo, nació su primogénito y luego una hija, estos fueron grandes pretextos para  descuidarse completamente de las tareas de la casa, quedando el trabajo repartido del modo siguiente:

El Señor De la Peaña se encargaba del ganado, cultivo del arriendo y demás chacras así como proveer de alimentos, medicinas, ropas, educación, útiles y propinas para doña Angela e hijos, la mamá de El Señor de la Peaña a quien en adelante llamaremos Mamabuela, se encargaba de preparar los alimentos habidos y por haber, barrer la casa, lavar la ropa de toda la familia, en las épocas de siembra o cosecha, la Mamabuela solita preparaba la comida y llevándola en la espalda junto a un cántaro de chicha preparada días antes, enrumbaba a dar de comer a la gente no sin antes haber servido a Angela e hijos.

            Doña Angela se convirtió en la “madre ideal” en una institutriz, cuando algo le reclamaban, inmediatamente respondía yo he leído en ..... y con ello acallaba a la Mamabuela y al Señor de la Peaña. Las manos de Angela jamás se mancillaron con la vergüenza del carbón, de la ceniza, del fogón, tampoco se estropearon con la palma, hierba santa y tarzana que servían de detergentes, en el lavado de la Mamabuela.

Terminada la primaria de sus hijos, el Señor de la Peaña, los envio a Trujillo para que estudien su secundaria, allí estaban con su tío padre, quien ya se había instalado por las faldas del Cerro Pesqueda.

El año de 197... fue un pésimo año para la agricultura y ganadería, hubo sequía prolongada, ni la semilla se salvó, sin embargo, el Señor De la Peaña, tenía en sus trojas* abundantes granos y resolvió sin problemas el año, lo único que no hubo tantas reservas para vender, tampoco sufrieron sus animales por que tenía panca, paja, tamo y bizcocho  para alimentarlos.

El Señor De la Peaña y la Mamabuela engordaban coches*, guachos*, cuyes y cada que había oportunidad de un paisano que iba a la Costa, preparaban la encomienda. El Señor De la Peaña, había formado en su cabeza un esquema de tres, siempre traía tres paltas, tres chirimoyas, compraba tres chompas o tres quesos, en su cabeza sólo había el número tres como sinónimo de familia, por eso, cuando enviaba encomienda a sus hijos, les enviaba tres jamones, tres talegas de ñuñas, tres rellenos, tres salchichas, tres quesos, tres....... tres...... Doña Angela, tenía por único trabajo el escribir las cartas, allí indicaba a sus hijos: envío tres jamones, etc, uno es para cada uno y el tercero lo venden, con ello me mandan mis aretes, crema ponds c, ganchos para pelo, jaboncillo y así infinitamente pedía, pero única y exclusivamente prendas personales y superfluas para ella. Jamás reconoció el gran esfuerzo de la Mamabuela y del Señor De la Peaña mas bien aprovechaba su pluma para mal informarlos ante sus hijos.

Doña Angela pensó: después del mal año, seguirían dos años malos, por que así es, tres años malos vienen seguidos, y dijo no me quedo. En la primera oportunidad exigió a la Mamabuela preparar una gran encomienda con todo lo que era posible enviar, se pagaría el flete, era urgente mandar algo a sus hijos, fingió haber tenido un mal sueño, que según la interpretación del oráculo, implicaba hambruna de sus hijos. Cuando El Señor de la Peaña vio tremendas encomiendas, sonrió con profunda alegría, por que se trataba de sus hijos y siempre será poco lo que unos les dé, pensaba. En 5 pollinos trasladó la encomienda a Angasmarca, abonó el flete y envío tres billetes de la más alta nominación para sus hijos.

Dentro de la encomienda había una extensa carta en la que Doña Angela decía a sus hijos que andaba muy mal de salud desde hacía 3 meses, por no preocuparlos no los había escrito antes, pero al sentirse tan mal ahora, clamaba la clemencia, misericordia y conmiseración de sus hijos para con su sacrificada madre, que no la dejen morir, ¿Qué sería de la Mamabuela y El Señor de la Peaña, solos?, agregaba: allí estoy mandando unos avíos*, incluida la millcapa* de tu padre para que lo vendan todo, si es en la parada mejor, por que pagan buen precio y lo antes posible  envíen el dinero, y así fue.

Angela gastó en la Fiesta todo el dinero conseguido con sudor y sacrificio por la Mamabuela y El Señor de la Peaña y argumentando que sus hijos la hacían llamar urgente, arregló la única maleta que había en la casa y que pertenecía a ella, preparó varias cosas, sacó fiado otras tantas, para que pague el Señor De la Peaña y se fue a donde sus hijos, dispuesta  a volver cuando haya buenas cosechas.

Así, la Mamabuela y El Señor de la Peaña se quedaron solos pero tranquilos y felices, por fin después de cuantos años podían conversar largas horas, recordar hechos de la infancia, la Mamabuela ahora podría contarle lo poco que sus recuerdos conservaban de la niñez del Señor de la Peaña y de su hermano quien trabajaba en una Mina y lo veían muy espaciadamente.

El Señor de la Peaña, viendo las necesidades que pasaba doña Florlinda, con sus cinco hijos chicos a cuestas, pensó que ante la falta de un padre, sería bueno enseñarlos a trabajar a los varones y siendo el mayor Hernando, quien ya empezaba a hablar grueso, le dijo: Hernando, vamos a sembrar en mi arriendo, trae los animales de tu tía y así ya no tienes que venir todos los días, allí hay pasto suficiente para las bestias. Y asì, un día Domingo en la tarde, enrumbaron al arriendo. Pasaron por el Alto Chagres conocido como el Alto de Ollas, avanzaron un poco, descendieron y pronto estaban en el Arriendo.

La Mamabuela, tendría para entonces 85 o más años, su piel estaba rugosa, sus oídos no captaban bien los sonidos, su capacidad degustativa la estaba traicionando, las piernas no la ayudaban para acarrear el agua. Una mañana, Hernando la encontró junto a la quebrada llorando en el más absoluto silencio, sus dos manos se encontraban aplastadas contra sus mejillas y las lágrimas corrían sin cesar. Hernando, no dijo nada, la miró y cuando ella se dio cuenta, en actitud de autoreproche dijo “NO PUEDO” el hipo aceleró el nacimiento de lágrimas. Hernando, quien no superaba los doce años le dijo: “Vamos Mamabuela, yo llevo el cántaro”. Esa es la primera y única vez que se le vio llorando a la Mamabuela, por que ni en su lecho de muerte derramó una lágrima. Esa noche que murió, estaba lúcida, llamó a su hijo, se abrazó de él, como siete horas. Sus ojos estaban alegres, su cara rejuveneció, estaba tranquila, El Señor De la Peaña, que era hombre rudo e inteligente, sabía de qué se trataba, todos allí lloraban, contemplando impotentes el final de una vida, menos ellos, y así hasta que se quedó quieta, inmóvil, tersa, sus ojos se pusieron como vidrios y sus labios morados  .....

En el arriendo, las duras faenas labriegas eran realizadas por el Señor De la Peaña y Hernando, expuestos al sol entre diez a doce horas diarias. Las comidas eran preparadas por la Mamabuela, quien apenas llegó al arriendo sembró sus almácigos, por eso, en las mañanas, cogía rocotos de la mata, adornada con cuernos de guacho, los frotaba en la cabeza, limpiaba batán y chungo y los molía. Que sabrosos eran esos desayunos en la más absoluta y suprema contemplación de la simbiosis de madre hijo y un convidado. Después del almuerzo, hacía los quehaceres domésticos de lavar, coser, remendar, además, cuidaba los animales y vigilaba su huerto la Mamabuela.

Llegada la época de chacllar*, aporcar, la Mamabuela cocinaba con mayor esmero, por que el Huaco, había ido de minga*; está demás decir que don Huaco estaba de quedada. Con las tres personas, El Señor de la Peaña que tendría 50 años, el Huaco tendría 52 y Hernando 12, el trabajo estaba garantizado en su oportunidad, por que cuando no se hace a su tiempo te gana y de nada valen los esfuerzos cuando la mala hierba ya perdió la comida.

El trabajo se hacía en paime, El Señor de la Peaña a la izquierda o arriba, Hernando al centro y el Huaco a la derecha o abajo. Empezaban del lado izquierdo, cada uno cogía en promedio una franja de dos o tres metros de ancho y así avanzaban paralelo al pie de la chacra y ascendían hasta terminar en la cabecera. El Señor de la Peaña y Huaco llevaban por lo menos treinta años en estas duras faenas, Hernando recién empezaba; disimuladamente ambos trabajaban algunos centímetros de la parte de Hernando, y así no lo dejaban, avanzaban parejo de izquierda a derecha y de derecha a izquierda.

A cada instante, El Señor de la Peaña y Huaco, reconocían  la habilidad y fortaleza con que Hernando ayudaba a trabajar, decían: “si no fuera por el cholito, todavía estuviera verde el trabajo¨; pasada la mitad de la chacra decían: “vamos muchacho, vamos, ya estamos chimbando*” y así terminaba el día de trabajo, mañana será otro día, semejante, pero diferente. Don Huaco, era un amigo muy querido de la Mamabuela, ésta,  preparaba sango* con sal o dulce por que le gustaba al Huaco, también la cocopa* graneada con su huevo frito escondido.

Para cosechar, estaban nuevamente los tres, El Señor de la Peaña, Mamabuela y Hernando, prepararon la parva en una loma, el trigo, cebada y cereales en general eran segados en las noches y acopiados a la parva al amanecer, aprovechando el shushal* que brinda cierta humedad, sino se descabezan y se pierde el grano. Durante el día se capchaba* el maíz y por las tardes se despancaba. La Mamabuela recogía las ñuñas, chiclayos, zapallos, coyo* y cayhuas.

            Una vez terminado el despanque y encostalado el maíz, la panca era almacenada en el panquero; la Mamabuela se encargaba de pallaquear* aquellos granos que se habían escapado, a veces se le veía tishpiendo* algunas jugosas cañas.

Después que la Mamabuela terminaba las tareas domésticas, hilaba, prácticamente al tacto, los hilos no le salían finos y parejos como en sus años mozos, sin embargo, el placer de hilar radicaba en usar aquella rueca* que tenía 44 años, El Señor de la Peaña la trajo del potrero, era de huaraulla* y fue el primer regalo que dio a su madre. Cuando El Señor de la Peaña tenía ocho años encontró una piedra pequeña, en ella talló el rostro de su propio papá, la perforó y se convirtió en piruro*, luego la obsequió a su madre. Rueca y piruro tenían mucho valor, cualquiera la veía como un burdo palo, pero habían sobrevivido a muchas peripecias y llevaba el rostro de su marido, desaparecido hacía muchos años y del que nunca se tuvo razón alguna.

Terminada la cosecha, El Señor de la Peaña llamó al Huaco y le dio un saco de trigo, uno de cebada, una lata de nuñas, un almud* de linaza y uno de coyo, 10 zapallos, diez chiclayos, tres sacos de maíz. A Hernando le dijo a ti te doy allá en la casa.

Con las 6 bestias de carga de Hernando y 2 de El Señor de la Peaña, haciendo 4 a 5 viajes diarios, emplearon 3 días para llevar las cosechas a casa. El Señor de la Peaña con cusays* o chuegos*, arregló 6 costales de ocho arrobas cada uno, los puso sobre los lomos de las bestias, colocó subyerno* a cada uno y le dijo “gracias Hernando” y se quedó mirando al cielo por sobre de Pelagatos.

La Mamabuela salío de la cocina, trayendo cushcán* de rocoto, en otra taleguita grande cushcán de chiclayo y zapallo, un jamón, chicharrones, pellejones* y rellenos. Sin razón alguna, los tres se miraron y suspiraron, Hernando no pudo despedirse, le faltó fuerzas para agradecer, la Mamabuela y El Señor de la Peaña tampoco esperaban las gracias, no había razón, en todo casó –pensó El Señor de la Peaña- yo debo agradecer. Y así, ya de noche llegó a su casa Hernando.

El año siguiente, se repitió el trabajo, salvo que la Mamabuela estaba bastante vieja, no la doblegó la edad sino la tristeza de ver a su hijo solo y ya no tener fuerzas para ayudarlo. Ese año, sembraron también las chacras cercanas a su casa, una de ellas había sido seccionada por la carretera, aunque no afectaba mucho, de todos modos la malogró, un pedazo muy grande para sobre la carretera y uno muy pequeño al pie de la carretera, al cual el Señor De la Peaña lo había abonado con especial cuidado. Sembraron todo y al último la melga de pie de la carretera, allí se puso semilla especial de maíz y zapallo, también de las mejores ñuñas, los cultivos se hicieron como siempre, salvo en la melga de pie de la carretera a la que le pusieron guano de la isla y úrea.  Llegó la época de cosecha, se recogió comida de todas las chacras, El Señor de la Peaña dio a cada quien su parte, pero faltaba la Melga, la que por ser sembrada al último debía ser cosechada en el mismo orden.

·         El Señor de la Peaña le dijo a Hernando: ¿Tú tienes chacras?.
·         No. Respondió Hernando.
·         Esa melga es para ti, coséchalo cuando quieras, esa melguita es tuya, así dice mi mamá.

No pasó mucho tiempo de las cosechas, cuando la paca paca y el chushejck* anunciaban la inminente muerte de alguien de esa casa, fue la Mamabuela, se obvian detalles de ese desenlace por que es triste, basta decir que la Mamabuela murió feliz con su consciencia límpida, feliz consigo misma y con su hijo a quien dedicó su vida, su juventud y sus fuerzas, jamás lo abandonó, o mejor dicho jamás se abandonaron,  gozaron y disfrutaron juntos, sobre todo los dos últimos años, eso le daba esa paz espiritual para entrar a la eternidad contenta y sonriente, legando esa fortaleza a cada uno de nosotros.

Un día que El Señor de la Peaña iba a comprar clavos para hacer una cruz para su mamá, salió camash camash* y encontró un cojo, no se sabe qué hacía esa hora por allí, se preocupó un poco, pero no le dio importancia, ya cerca de la Pampa de la Yeguada, un huaycho* lo cruzó de derecha a izquierda, un mal presentimiento lo asaltó, de allí se regresó, al llegar a puerta de su casa, escucho maullidos, entró con valentía y encontró que el manso gato que criaba, estaba peleando con su propio rabo. Se sentó, algo malo iba a ocurrir, pero ¿a quién? Si él vivía solo en esa casa. No se sabe cuanto tiempo estuvo pensando, lo que si se sabe es que el canto de una gallina confirmó a él mismo, que su muerte estaba cerca. Un mes después, falleció.

Cuando Hernando quiso sembrar la melguita regalada por la Mamabuela y El Señor de la Peaña, doña Angela le dijo: “esta es mi chacra y ningún muerto de hambre va a meterse en ella, además yo no he autorizado que el sonso de mi marido venda nada”.

Muerta la Mamabuela y muerto El Señor de la Peaña, nada tiene importancia, viven sus ejemplos, pero queda pendiente esclarecer: ¿quiénes asesinaron sus almas y mutilaron sus vidas antes que murieran?.

Así, cumplo mi promesa: Señor de la Peaña y Mamabuela.


Glosario:

Almud.-  Unidad de medida empleada por antiguos pobladores, de capacidad de 5 kilos y 60 ogramos en promedio.
Avíos.-  Víveres que se preparan para que lleven los trabajadores de las minas.
Camash-camash.- Amaneciendo, cuando la aurora está rayando.
Capchar.-  Cortar las plantas de maíz a unos 0,80 m del suelo, debajo de la mazorca, cuando estos están para cosecha.
Chacllar.- Consiste en quitar la tierra alrededor de la raíz de la plantas de maíz para facilitar que tomen grosor.
Chimbando.-  Culminando con éxito.
Chuegos.- Tubérculos de tamaño excesivamente grandes
Chushejck.-  Animal de mal agüero, se le reconoce por el sonido que emiten, se desconoce si es ave, reptil o mamífero.
Coches.- Cerdos
Cocopa.-  Papaseca graneada
Coyo.- Cereal similar a la quinua.
Cusays.-  Frutos de tamaño extremadamente grandes, ejm: maíz, chiclayos, zapallos, cayhuas.
Cushcán.- Es el proceso de secado (deshidratación natural) en tajadas o rodajas crudas de algunos alimentos  tales como el chiclayo o calabaza, zapallo, ocas y rocoto.
Guachos.-  Carneros.
Huaraulla.- Arbusto de tallo resistente, similar al lloque, se usa preferentemente para hacer ruecas.
Huaycho.-  Ave de mal agüero, existe en las regiones suni, jalca y puna.
Millcapa.-  Víveres que se llevan a las chacras para preparar allí mismo los alimentos de personas
Minga.-  Trabajo que se hace en forma gratuita, los beneficiarios, en recompensa brindan alimentos cocidos en una buena ración.
Pallaquear.-  Recoger las escasas espigas o frutos no recogidos en el proceso de acopio de las cosechas.
Pellejones.-  Lonjas de pellejo de chancho que han sido expuestas al aire y están secas.
Piruro.-  Instrumento de piedra, barro cocido o vidrio, de 1,5 cm de diámetro, con un hueco en el centro, se coloca en la parte mas o menos central del uso para torcer los hilos.
Rueca.-  Instrumento de madera, de mas o menos 0,90 m, delgada, se usa para atarla a la cintura y en el extremo superior colocar los vellones de lana para hilar.
Sango.-  Comida cocida preparada a base de trigo tostado y triturado, de textura espesa y agradable sabor.
Shushal.-  Rocío, dícese del rocío adherido a las plantas, especialmente a las gramíneas que al caminar humedecen la basta de los pantalones.
Subyerno.-  Carga adicional que se coloca sobre los costales que van en el lomo de las bestias. El subyerno se ata con reatas o sogas.
Tishpiendo.-  Hundiendo la uña sacar un pedazo de pulpa de los frutos.
Trojas.-  Pozos intencionalmente hechos para almacenar granos


EL SEGUNDO CABEZAS

            En Mollepata, en algún momento de la historia reciente, nació un niño noble y simpático, conocido como Segundo Cabezas; desde pequeño era cariñoso y dócil, se le notaba inteligente, al día siguiente de su nacimiento ya reconocía el timbre de voz de su padre, madre, abuelos y hasta de su hermanita.

            Nació en una mansión,  algo así como un palacio, era entonces la mejor casa y es ahora la mejor conservada. Vestíbulo con bancas talladas en madera y con asiento de cuero repujado, sala de recibo,  salones para el té, almuerzo o merienda, dormitorios en el segundo piso, poso de agua propia en el patio y pesebre al fondo; con un inmenso huerto de frutales contiguo a la casa, lo que le da un aspecto señorial a esa singular casa.

Su vida, si bien exenta de carencias materiales y con una formación religiosa constante venida de su madre, no era lo suficientemente placentera para Segundo Cabezas, sentía que algo le faltaba.

Su hermana y él tenían muchas cosas en común, en primer lugar el tamaño de su cabeza, sin embargo, Segundo Cabezas tenía más desarrollado el cráneo mientras que su hermanita tenía más desarrollada la cara. Ambos eran muy sensibles a las emociones, ambos creían en Dios, amaban y respetaban a sus padres.

La diferencia de sexo motivó que la hermana se quedara en casa con mamá y Segundo Cabezas acompañara a su padre a diferentes lugares, lo cual permitió que conozca más que los demás a su propio padre. De niño adoraba a su padre ciegamente por la gran sabiduría que mostraba, una vez, cuando tenía algo de cinco años, Segundo Cabezas le preguntó a su papá:

·         ¿Por qué los perros andan mea y mea?
·         Para que regresen por su rastro si es que se pierden,  los perros tienen buen olfato y reconociendo el olor de sus meaos regresan a su querencia. Aquella enseñanza quedó muy clara en Segundo Cabezas.

Cierto día le preguntó a su hermanita: ¿Por qué me dicen Segundo Cabezas? Ella siendo niña, respondió: Por que eres inteligente, los que tenemos cabeza grande, somos inteligentes, nuestro papá es inteligente, por eso le dicen cabezudo, cabezón, cabezas, siete cabezas y como ves, él no se molesta, por que es inteligente.

Estas dos enseñanzas, la del perro que mea para marcar el camino de regreso y  el hecho que le digan Segundo Cabezas por ser inteligente, marcaron para siempre su vida.

Segundo Cabezas siendo niño, conoció demasiado de la vida, era un niño viejo, su actitud era la de un adulto, saboreó infinidad de cosas humanas. El estar cerca su padre lo sensibilizó demasiado por que vio y sintió muchísimas cosas, el uso de razón de indicó que no todo lo que percibía era bueno. Además sabía que tenía otro hermano, del cual su hermana, su mamá y abuelos no sabían, pero él si, y un día que conversaba con su hermanita le dijo:

·         Perita: yo voy a ser profesional, no voy a tener hijos fuera de mi casa, regados por la calle y no voy a ser peleador.

Tenía muchas razones en su cerebro para decir eso. Luego conmovido, con los ojos enrojecidos, palpitaciones del corazón, y palidez del rostro de su hermana, dirigiéndose a ella, le dijo:

·         Te prometo Perita, seré profesional, no pelearé, no dejaré hijos regados. Suspiró profundamente, se limpió con las mangas de su camisa los ojos y nariz, y se abrazaron fuerte como buenos hermanos.

Segundo Cabezas siguió creciendo y madurando cada día su promesa, un día, tal promesa tomó forma, habló con su hermanita y le dijo:

·         Perita: Me voy, no le digas a nadie, voy a trabajar y estudiar, nunca me voy a olvidar de ustedes, les voy a escribir, cuando mi mamá y los abuelos lloren, diles que sus lágrimas van a labrar mi desgracia, que no lo hagan, yo ya estoy grande y sé cuidarme.

Segundo Cabezas, tenía muy bien grabado el camino: Saldría por tras de su casa, de allí, Loma Blanca, Yuracruz, Palacios, Piedra Blanca, Piedra Catacha, El Puente, Hualango, Quebrada de Purpucal, Las Lajas, Shindol, Tucua, Pallasca, Llaymucha, Sacaycacha, La Galgada, de allí el tren, Chimbote y Lima.

La ausencia de Segundo Cabezas en Mollepata, causó gran consternación en la familia, pero el pueblo vio con buenos ojos ese acto de valentía, propio de los hombres machos, valientes, Segundo Cabezas era demasiado inteligente para perderse, debía salir y estudiar. La gente que visitaba la acogedora morada, le daba consuelo a la entristecida madre.

Perita, al ver tanto sufrimiento de su madre, le dijo los verdaderos planes de Segundo Cabezas, ése fue un bálsamo de consolación, desde entonces todas las noches elevaban sus plegarias al divino hacedor para lo que lo guíe y proteja.

Segundo Cabezas no desmayó, trabajó y estudió, se graduó de profesional, Dios le envío una compañera, hecha de su misma costilla.

Segundo Cabezas escribió a su madre, sin tristezas ni melancolías, tampoco se quejaba de la vida que le tocó vivir en Lima, por el contrario era una carta optimista y triunfadora que llenó de satisfacción a sus familiares.

Un día le llegó una encomienda, preparada por su mamá y por las delicadas manos de Perita: descosió el costal de lana, cogió una tras otra las talegas, las abrió rápidamente y encontró:

Cancha de maíz pajarito, ñuñas vaquitas, un cuy entero, frito y manido; semitas* de justán*, pellejones, cecinas, diferentes tipos de panes, en el interior de una talega caqui bordada encontró una funda de almohadón bordada con finos hilos: Allí se leía:
  


Luego encontró purpuros*, manzanas, granadillas, porotos*, y un atado de matico* seco por si acaso se enfermera de los riñones.

Encontró un sobre de papel con ribetes azules con la inscripción By air mail dirigido a él, abrió la carta y leyó.

Estimado y recordado hijo Segundo Cabezas:

Quiera Dios que al recibir la presente te encuentres bien de salud, quedando por acá tu pobre madre con el corazón destrozado al haber perdido un pedazo de su vida que eras tú mi amado Segundo Cabezas.
Después de este corto saludo, paso a contarte lo siguiente: Tu padre sigue igual, tus abuelos siguen con el reumatismo, al paludismo está muy fuerte, también ha rebrotado la uta, el alcalde no hace nada por el pueblo, el colegio cada día está  peor. Tu hermana Perita esta muy apenada al estar tan lejos de ti, ella es la que más ha sufrido en silencio, ella me ha acompañado a todo sitio, por que desde tu viaje los ataques me han venido uno tras otro. Pero al saber que estás bien, estoy un poco mas reconfortada.
Segundo Cabezas, sé que estás estudiando, y yo como tu madre te aconsejo, obedece, se acomedido así aunque sea un plato de comida te darán con gusto, no tengas malas juntas por que esa es la perdición, cuando tienes, están contigo y cuando no tienes nada, te abandonan. Anda haciendo tus ahorritos para que te compres una casita, aunque sea chiquita pero ya es tuya. No estés saliendo a fiestas ni tomando, sigue los consejos de tu pobre madre. Ah, no faltes a tus estudios, por que el que estudia progresa.
En Callancas hemos echado maíz perla, cebada cervecera, linaza, está muy buena, cómo siquiera estuvieras aquí para que comas tus choclos. Tras de la casa está bonito el maicito, la cebada está muy cara por eso no engordamos coche este año. Tenemos en el terrado chochoca, trigo y maíz pelado, cecinas entre otras cosas, cuando haya oportunidad te mandaré.
Si puedes compra tártaro emético para la uta, azufre para la peste, vaselina para el pispado, álcali para el viento y un cortecito de dril americano para vestido de la Perita y cuando haya oportunidad lo mandas.
No dejes de cumplir los consejos de tu madre, cuéntale a tus compañeros que somos de buena familia, que tenemos tierras y buenos temples, para que así te tengan respeto.
Sin otro particular con un fuerte abrazo, se despìde tu madre que te quiere y verte desea.
M.M. (una rúbrica)

Post Data. Ahí te mando una encomiendita, ojalá que sea de tu agrado.
P.D. Recibe saludos de Perita, abuelos, tu papá, de los Huacos, de las Pérez, de los Anticona, Paredes, Meléndez.
P.D. El correo de Pallasca viene una vez al Mes.

Segundo Cabezas, cumplió su promesa:

§  Es profesional.
§  No se ha involucrado en peleas ni chismes
§  Se casó una sola vez y su familia está unida:

Nunca dejó de visitar a su familia, desaparecidos sus padres, era Perita y ahora es Mollepata la razón de su visita; al hermano de cuya existencia sabía, le tendió la mano y dicen que llevan muy buena relación.

Las malas lenguas cuentan que han visto a Segundo Cabezas, cholito, cholito, por donde vivía el Nati Rojas, con un aparato que miras por un huequito y todo queda grabado y puedes verlo cuando quieras, también dicen que no hay mollepatino que vaya a Lima y no pase por su casa, donde los trata muy bien, si quieren les da posada, su mujer cuentan que es muy buena, das das* te atiende.

Lo que si está confirmado es que muchas veces se ha oído en las cocinas de los mollepatinos a la hora de la merienda, que justo coincide con el sol de muerto y lucero de atardecer, poner como ejemplo la historia de Segundo Cabezas, que es digna de emulación y seguro algún día ese pueblo al que tanto quiere tendrá por lo menos una estatua o un busto en honor a Segundo Cabezas.

Glosario

Das-das.-  Rápido, breve
Justán.-  Cuando los panes tienen dos tipos de masa, una variedad en los extremos y una diferente en el centro.
Pellejones.-  Lonjas crudas de pellejo de cerdo, expuestas al aire y secas.
Porotos .-  Variedad de frutos, que son producidos por una planta grande, su forma de presentación es en vainas, se come sancochado.
Purpuros .-  Frutos largos de planta trepadora, su pulpa es similar a la granadilla pero de sabor agridulce.
Semitas.-  Panes de harina de maíz o trigo, con abundante grasa de chancho.
Matico.-  Planta aromática, sus hojas se consumen en infusiones y sirven también para lavar las zonas inflamadas.


EL CAISHA CHUPAO DE HUACA

Doña Lela, bien tempranito, amarró su burro al costado del campo para que vaya cashcando* picullo*, llevó sus coches al huáchaque* que está mas al fondo, luego tejido en mano fue a pastear sus guachos  por costado de su chacra de alfalfa que está en la ladera sobre el campo de fútbol.

Estaba tejiendo una chompa para su querido y entrañable nieto, Tuto, Tato, o algo así. Pasó su comadre y le dijo en son de zumba:

·         ¡Ay comadrita!, tal estoy mocosa.
·         ¡Cómalo pues sus mocos comadrita!. Respondió mal humorada.

Doña Lela sintió cólera por esa indirecta, ya que su hijo cuando niño, sufría de rinitis alérgica, al polvo, hongos, frío, etc, y de un momento a otro se le inflamaban las glándulas mucosas y empezaba a chorrearle el moco, al no ser adecuadamente tratada  o cuando se asociada con catarro crónico, le salía un moco verde por la nariz, de allí lo apodaron el mocoso.

El mocoso, ya no era mocoso, era un buen hijo al igual que su hija, la que trabajaba como maestra en Angasmarca y siempre la visitaba, su hijo también venía de Lima para la fiesta. Luego pensó, esta chompa si que le va a gustar a mi Tuto.

El jumento se puso a rebuznar, entonces decidió mover la estaca y darle de abrevar, los coches no estaban enredados, los guachos ya habían comido lo suficiente y podía amarrarlos para irse a cocinar.

Llegando a su casa encontró a su ahijada de matrimonio, la cual muy amablemente y casi de modo reverente se agacho y saludó:

·         Buenos días madrinita, ¿Cómo siaste conservao?.
·         Bien ahijadita, pasa, vamos hacer el almuerzo.

Doña Lela cogió un poco de arroz y midió en una taza de plástico, encendió el fogón, sacó unas latas medias chatas y largas forradas por el costado con papel rojo y una inscripcion en letras negras que decía Portolas manolo; paró papas, en su batán, molió rocoto con pimienta y sal y en un dos por tres ya estaba el almuerzo. Se sentaron en un poyito* de la cocina para comer, con cuidado ahijadita –advirtió doña Lela- hay cuysitos chiquitos y conejitos recién nacidos no los vayas a pisar; luego sacó un capri de chicha –en eso, un tremendo suspiro- se acordó de su hermanito Ambrosolli, él, siempre tomando su chicha.

Una vez terminado el almuerzo y con su chicha adentro, luego del consabido inquisitorio de los hijos y nietos, la ahijadita le dijo la razón verdadera de su presencia, más o menos así:

Madrinita, yo vengo ónde usté, por que como usté conoce la costa, como mis hermanos –refiriéndose a los hijos de doña Lela- están por la Lima, sé que usté me va ayudar. Viaste, ayer cuando hemos estao con tu ahijao, comiendo unas hojarasquitas que lo compré de doña capona* para su procondia* de tu ahijao por que se había antojao, entonces  me dijo anda consulta onde nustu madrinita lo que le está pasando al caisha*; a ese caisha todo le da, viéraste, que ya la shama*, que las niguas*, que se ha pasmao* del agua y mea en la cama, que le da shucaque*, lo ojean*, desde recién nacido es así, lo vió al duende, qué no le pasa a este caisha, yo a veces digo será la peste y todo. Entonces madrinita, como te digo así me dice tu ahijao, nustu madrinita sabe y es entendida, ella te dará la medecina y así curar a nuestro cayshita, por que hijo es hijo, sea lo que sea es hijo y así estamos con la preocupación. Ah. Madrinita, para cursiento* numá el caishita, le ha salido unos chupitos en su pescuezo y una bola en su entrepierna; vuelta sus muelas tan saliendo una sobre otra.

Doña Lela, le hizo recordar que cuando el churrupaquito estaba tiernito y la ahijada fue a consultarla ella le indicó que para la shama ponga un limón partido en las brazas y caliente-caliente lo pase por la lengüita hasta eliminar esa capa blanquesina acumulada; así mismo para el pasmao de agua, le dijo que antes de dormir le cuente un cuento pero no de esos que dan miedo y luego lo acurruque en su seno, para que el niño sienta el calor de madre y el pasmao desaparezca; sobre el mal de ojo, también le enseñó a limpiarlo con el huevo y después, romper el huevo y ponerlo dentro de un vaso de agua para ver el resultado. Es mas, sin el huevo no era suficiente para el ojeao, se limpiaba con periódico el cuerpo del niño y luego se quema ese periódico y ahí se ve cómo suena. También le hizo recordar que ella recetó ajenjo o menta bien hervida con dos cucharaditas de azúcar para curar la cursiadera y luego que paraba la cursiadera bastante panatela de arroz para la rehidratación. Los granitos del cuello eran chupos y había que lavarlos con jabón pepita y la bola de la entrepierna era una seca la que se curaba pasándole saliva a cada rato.

-          A ver ahijada –se puso seria doña Lela-, vamos por partes:
-          ¿Qué pasa cuando duerme? Preguntó.
-          Se despierta y grita desesperao, cuando se queda denuevamente dormío sus muelas chirrian bien feaso, diai tiene unas ventosas bien fuertes, su barriga suena como carro.
-          Se coge la nariz y se rasca el potito.
-          Uf...  a cada rato ta toqui toqui la nariz se rasca el culo, no se sienta quieto en un lado.
-          Ya, la criatura está asustada y tiene parásitos en su organismo
-          Cómo quesque díceste.
-          Bueno tú sabes lo que es el susto, los parásitos son como gusanos que tenemos en el organismo, todos tenemos la fauna intestinal, pero en los niños se desarrollan mas cuando no los purgan, es necesario eliminarlos y va a botar esos bichos, son lombrices. Mira, escucha bien, en ayunas durante tres días vas a darle ajos crudos pelados y el cuarto día  le das sen con tamarindo, descansa tres días y de nuevo la misma receta y luego vienes.
-          Y de lo otro
-          Vamos por partes y haz lo que te digo.

Una semana después regresó la ahijadita muy agradecida, trajo consigo una alforja de papas huachaponas* y chauchas*, doce huevos verdes, medio almud de mashuas y un paquete de panisara*, le contó que efectivamente el niño botó bastante gusanos por el culo.

-          Muy bien dijo -doña Lela- ahora vamos a curar el susto.
-          Cómo lo haremos madrinita.
-          Escúchame bien. Vas a traer un puñado de cada comidita, sobre todo granos y en especial chocho negro, luego vas a recoger flores de toda laya, no te olvides de los  botoncillos* y catipana* y vienes trayendo al caishita la otra semana.

A la semana siguiente estuvo la ahijada y el caysha con las talegas de granos y flores de toda laya, se fue al patio interior, desvistió al niño doña Lela y empezó con unas hermosas oraciones mientras pasaba los granos y flores por todo el cuerpo del niño, al final sacó una botella de Agua de Florida y pasó por el rostro del niño -esa agua que estaba muy fraganciosa- y asunto terminado.

Al mes. Volvió la ahijada, trayendo algunos presentes, sin embargo, el mal del susto no había sido completamente curado, el cayshita se estaba muy atrasadito, se estaba chupando y de la nada se espantaba, explicó detenidamente la sintomatología y doña Lela le dijo:

-          Lo que pasa que la criatura está sin hurande*, ¿cuéntame se ha asustado el niño alguna vez?
-          La ahijadita pensó un instante y repuso: Si madrinita, ya hace como medio año, lo mandé a su chosa de la Venancia con una callanita* a pedir candela, y en eso, como la Venancia no había atajao sus perros de la majada, sian venio y lo han agarrao, feo al cholito, como siete perros, dionde que se envolvió en su poncho y fleco fleco quedó el poncho, lo mordieron sus corvas, sus espaldas, en la cara apenas lo cashcaron* y vino la Venancia ay memo y atajó a los perros, sinó lo mataban pue.
-          Ya, vas a tener listos los granos y flores como la vez pasada, yo voy el Jueves de esta semana y dile a esa tal Venancia que amarre sus perros por que a la oración vamos a llamarlo su hurande del niño. ¿Me has entendido?

El jueves, la casa de la ahijada se vistió de gala, barrió, botó el guano a la chacra. Mató guacho, cuyes y gallina, amarró un ramo de geranios rojos en su puerta, lavó bien una frazada que serviría de mantel, en fin todo fue un gran acontecimiento, lo único que le falló fue la cuchara, pero surrupiando-surrupiando tomaron la sopa que estaba chuyar-chuyar, luego de trillarla con buena perilla de rocoto y el segundo que fue servido en el mismo mate sin lavar, se comió directamente con las manos, como siempre se hacía en casa de la ahijada.

A eso de las 6 de la tarde, doña Lela se fue al lugar donde ocurrieron los hechos hacía 6 meses, desvistió a la criatura, era necesario el calzoncillo para el ritual, pero el niño no usaba tal prenda así que con pantalón en mano, doña Lela hizo las oraciones e invocaciones de rigor y llamó al hurande, el que por mas lejos que se encontrara vendría inmediatamente al cuerpo de su dueño y así ocurrió.

El niño dejó de ser caysha y se recuperó, sin lombrices, sin susto y con el hurande en su cuerpo era un buen mozo, se incorporó a las labores agrícolas y ganaderas sin problemas.

Sobre el problema de las muelas, se trataba de una malformación dentaria, para lo cual la madrina indicó que se venda un buey o dos carneros y con ello que vayan a la provincia para que lo extraigan los dientes de leche en un dentista de prestigio cuyo nombre también les dio.

Una día llegó la ahijadita trayendo como compañía nada mas ni nada menos que a la Venancia, ya que su hijito de 9 meses de nacido tenía una baba permanente que no se podía cortar de ningún modo.

Doña Lela hizo algunas preguntas  y finalmente dijo:

·         Vamos a curarlo.

Cogió de su propio cuyero un cuy recién nacido, era un bonito ejemplar, se trataba de un cuy shapra* color negro, sin embargo por ser el único recién nacido había que sacrificarlo.

Hizo una oración muy corta y diciendo ¡Yo soy tu tío! ¡Yo soy tu tío!, hizo besar al niño el cuy por espacio de diez minutos y asunto solucionado.

Doña Lela tenía conocimientos sobre la medicina, nadie le enseñó, ella sola intuía y aplicaba con éxito, pero jamás alardeó de tales dones.

Viendo recuperados al caysha y al niño que se le caía la saliva en forma de baba, doña Lela sintió alegría, recordó que así curaba a sus nietos en Lima, por eso es que estaban sanos y fuertes, se puso a cantar aquella cumbia que era símbolo de alegría para ella:
Ay no se puede Ay no se puede
Ay olvidar a quien se quiere
Por que un amor verdadero
Al pie de la tumba muere`.

Pasaron como tres años de las curaciones que realizó, un día que llena de entusiasmo, estaba amasando para mandarle panes, tortas y pasteles a su hija, el recuerdo de Tuto la puso triste, su hermano, su hijo, su hija, todos acudieron a su memoria, se reconfortaba sabiendo que gracias a su presencia en Mollepata, podían comer sus ñuñas, cancha, chicharrones, jamones, rellenos, cuando en eso el postillón le avisa que ha dejado carta en el correo. Inmediatamente se fue a ver, se trataba del mocoso, que como hemos dicho ya no era mocoso, le anunciaba que llegaría para el Día de la Madre. Doña Lela se alegró, sería ocasión para darle choclos tiernos, hacerle su chupe de papas recién cosechadas y su buen revuelto de ñuñas verdes, ajá, así sería.

Día de la madre caía el 13 de Mayo, pero el 10 de Mayo llegó la ahijadita, esta vez estaba muy preocupada, pero confiaba así mismo en el poder de sanación de su madrina y le contó los hechos:

Hace como dos años, lo mandé a mi ricocholo –nombre actual del caysha- a recoger un guacho lugo para padrillo, cuando en eso por cortar camino se fue por esos paredones que le llaman ruinas y ahí lo ha chupao la huaca, ahora se está secando su pata del lado derecho.

Doña Lela nunca había curado del chupao de huaca, es mas sabía que no había cura para esta enfermedad, no le dio mayores esperanzas a la ahijada, sin embargo, le dijo que su hijo llegaría el 13 y que el 15 la visite para ver que se podía hacer, aunque no le daba esperanzas.

El 15, llegó la ahijadita, doña Lela, empleó como tres horas para compartir su alegría con la ahijadita y luego llamando al mocoso para que se acerque al cuarto,  le dijo:

Cuéntale a tu hermano lo que pasa con su sobrino.

La ahijada comenzó a contar el hecho, en forma pormenorizada, tratando de conmover a su hermano. Mientras la ahijada pensaba: ¿Cómo siquiera este mocoso lo llevara a la costa a curar a mi cayshita?, el mocoso pensaba: eso es poliomielitis.

Finalmente en forma decidida el mocoso dijo:

En ningún lado hay cura para el chupao de huaca.

Glosario

A la oración.-  En el crepúsculo
Botoncillos.-  Planta fraganciosa, con flores semejantes a botones, tiene uso medicinal, sobre todo para los cuadros alérgicos.
Callanita.-  Diminutivo de callana. Callana: trozo de vajilla de barro
Capona.-  Mujer estéril.
Cashcando.-  Mordiendo
Catipana.-  Planta usada con fines medicinales
Caysha.-  Desnutrido, alicaido. Cayshita: kuasiorkor o marasmo
Corvas .-  Curvas debajo de las articulaciones, parte posterior de la rodilla.
Chauchas.-  Variedad de deliciosas papas, tardan tres meses en producir y son harinosas y bastante frágiles.
Chocho .-  Variedad de menestra conocida como tarhui.
Chuyar-chuyar.-  Aguado, sin textura
Cursiento.-  Que adolece constipación, con diarrea.
Huáchaque.-  Lugar pantanoso
Laya .- Manera, forma, modo
Hurande.- Fenómeno en el cual el espíritu se ha separado de cuerpo.
Mashuas.-  Variedad de tubérculo, de sabor amargoso, debe deshidratarse parcialmente exponiéndoles al sol, para lograr una mayor concentración de azúcares. Tiene alto contenido de penicilina.
Niguas.-  Insectos que atacan e infectan a los cerdos, pueden infectar a los humanos, en ambos casos, se alojan en las extremidades.
Papas huachaponas.- Variedad de papas silvestres que crecen dentro de las siembras.
Ojean.-   Cuando los bebés han sido mirados por adultos y éstos tienen mala intención, el niño recibe esa energía y hace cuadros reactivos caracterizados por llantos, vómitos, diarrea e incluso puede presentar cólicos y trastornos del sueño.
Panisara.-  Planta aromática, se usa como infusiones.
Pasmao.-  Creencia que cuando el niño ha sido expuesto a la humedad períodos prolongados, esa humedad se concentra en la bejiga y el niño pierde el control del esfínter vesical durante el sueño, orinando en la cama
Perilla .-  Nervadura del rocoto luego de haberse extraído la pulpa y las semillas.
Picullo.-  Gramínea rastrera.
Poyito.-  Diminutivo de poyo. Poyo: parte elevada que sirve para empinarse o sentarse, puede ser de origen natural o hecho para sentarse.
Procondia.-  Cuadro que se presenta cuando una persona desea comer o beber algo y no lo hace, se caracteriza por la contracción de los intestinos, los que pueden anudarse generando dolores intensos, puede conducir a la muerte de no darle la comida o bebida deseada.
Shama.-  Capa blanquesina que se forma en la lengua de los bebés, dificultando su alimentación.
Shapra.-  Motoso, con pelambre abundante y hondulada.
Shucaque.- Cuadro que se presenta cuando las personas han sido expuestas vergüenza pública, el origen puede ser ofensas o incomodidades. Sus manifestaciones son de malestar generalizado, saliva aguada, dolores de cabeza, vómitos, diarreas, pérdida de apetito e intolerancia a los alimentos. Tratamiento: Reventar el shucaque, tirando de los cabellos hasta que suenen tres veces o retorciendo las vértebras hasta que suenen tres veces.


LAS REFLEXIONES DEL RAJAO


El Rajao, era un muchacho, estudiante la Universidad Agraria de la Molina de Lima, regresó como todos, por la añoranza del pueblo que lo vio nacer, él como los demás, sólo recordaba las cosas bonitas y gratas vividas en su desordenada niñez, se fue a La Loma, era Agosto, contempló, por no sé sabe cuánto tiempo los cerros, las minas abandonadas, las chacras peladas y devastadas por los vientos.

El sol caía con fuerza, de pronto se detuvo a contemplar un Puquio, ubicado a unos sesenta metros de La Loma, que era el único lugar donde se contemplaba un envidiable verdor, luego se puso a pensar en la edad que podían tener los eucaliptos que estaban a su vista, se veían viejos, nadie sabe desde cuándo no los regaban; a la vista se notaba que jamás habían sido podados, dio vuelta y miró unas matas de tuna grocella y otras de tuna simarrona* que crecen de manera silvestre, pensó: estos frutos son pura fibra, seguro no contienen azúcares, ni grasas, serían buenos para una dieta de gordos o diabéticos, luego, se sumió en cavilaciones sobre el tipo de pensamiento de los mollepatinos, sobre sus esperanzas, su fuerza moral, tomó el camino de retorno a su posada, por que su tío padre que allí vivía y su demás familia, no lo querían por su altanería, irrespeto y por que tal vez no comería lo que podían ofrecerle, por eso fue a casa de su tía Florlinda, prima de su padre, quien lo recibía con los brazos abiertos.

De pronto se encontró en la Plaza, divisó en el cabildo precisamente a su tío, que también era tío de su primo Joshe Jarro, estaba parlando con una tía lejana suya, que era descendiente de los trigoduro y que el encuentro se produjo cuando ella venía de la escuela y el tío se encontraba cargando el cabildo, como lo hacían todos los desocupados que viven añorando épocas pasadas donde gozaban inmerecidamente de los méritos, abusos o bienes de sus antepasados. No está demás decir que por las venas del Rajao corría la misma sangre que por las venas de sus tíos reunidos en la esquina del cabildo.

Las personas reunidas en la esquina sostenían una conversación mas o menos así.

·         Tío.- Este Rajao, parece que ni mi familia es, velo esa laya que anda, vive de lado en lado, desprestigiando a la familia, no trabaja, pero para tomar dile. En todo lado  lo ven mal.
·         Tía.- Y míralo como camina, parece escaldado, como si estuviera maneado, los ojos están que le saltan de tanto tomar y no dormir, sus barbas parecen barbas de chivato.
·         Tío.- Igual es su madre, se cree mucho por que tiene apellido raro, pero es una muerta de hambre.
·         Tía.- A propósito, cuando vivían acá, una vez fue a la misa y prestó su libro de rosario a doña Antuca, luego cuando ésta, lo devolvió el libro estaba al revés, pero la mamá del gran rajao igual seguía cantando y para remate se equivocó, en vez de decir  “la oveja oh perdida”, dijo: “el guacho* perdido”, y todos nos reímos. Mas parece una simple chacrera.

En Mollepata el sol de agosto es intenso y sofocante y alumbra para todos por igual y bajo el cielo de Mollepata y ante los ojos de San Jerónimo y de Dios, todos somos iguales. Respiramos el mismo aire, transitamos por las mismas calles, nos alimentamos de la misma tierra, tomamos agua del mismo puquio. Si llueve aquí, todos se mojan, si hay un terremoto todos se mueven, si se enciende el grupo electrógeno para todos da luz en igual forma. Aquí todos somos iguales. Nadie es dueño de un banco o accionista principal de la banca comercial, o dueño de un banco en Londres, nadie es dueño de una  próspera mina en explotación; nadie es dueño de empresas transnacionales. Todos quienes hemos nacido aquí, tenemos la misma condición social y económica y si Dios lo quiere moriremos así. Nadie es mas que nadie, nadie sabe mas que nadie, todos sabemos y aprendemos enseñándonos unos a otros, pero siempre entre nosotros mismos y así se ha transmitido el saber transgeneracionalmente. Si alguien sabe leer y escribir, eso, no lo hace mas que otros que no tuvieron la oportunidad de ir a una escuela por tener que trabajar, pero en cambio, ese que no sabe leer sabe sembrar, cosechar, hacer chochoca, papaseca, sabe pelar, ordeñar y muchas otras cosas más y vive su propia vida y su propio destino sin pedirle nada a nadie. Entonces, por último, nadie sabe mas que nadie, cada uno sabe un poco de algo y entre nosotros podemos enseñarnos, así iba pensando el Rajao.

·         Tío.- Su papá es un llancudo –refiriéndose a su propio hermano- coquero, un pobre peón de mina, vive en un cuartasho y come lo que le dan en la mercantil, este Rajao, otro llancudo, moco verde, piojoso, ¿Qué se cree?.
·         Tía.- Si pues, no nos saluda con reverencia, cuando te saluda lo hace como si fueras su igual, mejor dicho, es un igualado y velo como para. A mi me da lástima y vergüenza.

Si yo me encuentro con alguien, digamos una persona cualquiera, que lleva sus llanques, sus ropas están remendadas, está chacchando, como por ejemplo mi primo Moñas: ¡Carajo yo voy lo abrazo¡, beso su frente ennegrecida por el sol, es mi sangre, es mi amigo, es por sobre todo un ser humano, Dios lo hizo así y vive dignamente en su limitación y su pobreza y yo lo quiero por que es mi hermano, por que es mi paisano y por que él y yo somos de la misma condición social y económica, ambos pertenecemos a esa categoría social llamada pobreza. Por que es cierto, es verdad, que aquí vivimos los pobres, quienes no podemos vivir en el Caribe, Nueva, York, Holanda o Venecia y por que además queremos a nuestro pueblo, y yo vivo aquí, entonces, yo soy pobre y quiero a mi tierra. No hay peor injusticia que tratar de modo diferente a quienes son iguales o tratar como iguales a quienes son diferentes. Aquí no hay magnates ni multimillonarios, en todo caso hay pequeños parceleros y se acabó, Seguía pensando el Rajao.

·         Tío.- Fíjate, dicen que su hijo del Señor de la Peaña ya tiene otro hijo en una tal Felicidad.
·         Tía.- Ese otro chacrero, borracho, mugroso, toda esa familia de los rondos son de esa calaña, pero anda a verlos, se creen dioses.

Si yo sé algo bueno de una persona, eso debo comentarlo, lo bueno se debe rescatar y aplaudir, sin embargo, me parece que aquí, las personas que se autodenominan notables y cultas creen que las gentes del pueblo no tienen nada de bueno, de hermoso, de tierno y afectivo;  para ellos, unos son cholos, otros chacreros, otros adefesios; viven igual que los demás pero se creen superiores. Veamos: Si yo vivo en la ciudad de los tísicos, entonces yo soy un tísico; si yo vivo en la comunidad de los leprosos, entonces yo soy un leproso, si yo vivo en un convento o un monasterio, entonces yo soy un religioso; consecuentemente, quien vive en una comunidad de chacreros, mugrosos, adefesios, también lo es. Seguía en sus cavilaciones  el Rajao.

·         Tío.- ¿Sabías que el Ingeniero Aldabas es de Llacuanguna y viene a hacer una acequia?.
·         Tía.- Ese ladrón come cancha, su boca andaba polvo-polvo; comía su cancha en tiesto y tomaba su agua en la acequia que corre por puerta de su casa. Paraba por Huaragasgón, paraba pedo y pedo, sus muelas siempre cochinas y sus coches puro esqueleto y alicuyentos. Ni yo, ya ves, mis hijos no son ingenieros. Cómo se ha hecho ingeniero: robando, así son estos indios.
·         Tío.- Yo, al igual que tú, soy gente notable de pueblo, mis padres han sido dueños de muchas chacras, y ya ves, yo no soy nada.
·         Tía.- Igual yo, sabes que en la banda están mis tierras, yo provengo de familia aristocrática y de abolengo, mis tíos tenían buenos caballos de paso, gallos de pelea finos, yo no soy cualquiera, mira no mas mi apellido. Pero ese tal ingeniero Aldabas no se le conoce ni en pelea de perros, el pueblo tiene que oponerse.

La vida se ha hecho para sumar esfuerzos entre hermanos y para construir nuestro futuro, el futuro de nuestros hijos y nietos. Yo soy yo, aquí y ahora. Yo no soy mis tíos ni mis padres ni mis abuelos, si ellos lograron éxito, está bien. Si yo quiero ser alguien lograré las cosas con mi propio esfuerzo, pero en ningún caso puedo ser un comodín de cobijarme bajo la sombra de mis padres, abuelos o tíos, esperando recibir honores y reconocimiento inmerecidos, por que yo no los he conseguido. Si alguien quiere hacer algo y yo puedo ayudarlo, lo hago. Yo por el solo hecho de creer que soy descendiente de tal o cual persona, sin mas razón que ese argumento insostenible, no puedo convertirme en opositor de nadie, no puedo cerrarle el paso que se va abriendo, no puedo negarle su legítimo derecho a progresar como profesional o simplemente como ser humano. Los malos pensamientos y las malas acciones, agrupadas en un denominador común, conllevan a la postergación, al aislamiento a la segregación, a la muerte.... Mi pueblo, el pueblo de mis padres y mis abuelos, debe crecer, deben florecer las esperanzas de los jóvenes, todos juntos, unidos por la fuerza y la voluntad de la grandeza debemos escalar rumbo hacia la prosperidad, los mediocres morirán añorando grandezas ajenas en sus harapos de mendigos. Y así continuaba el Rajao en profundas meditaciones para explicarse a si mismo el contraste entre la entrañable actitud de desprendimiento y amor incondicional de los pueblerinos y la mezquindad de las gentes “notables”.

·         Tía.- Bueno, bueno, voy das das a prepararme un bistecito con su papita frita.
·         Tío.- A mi, mi Redención –refiriéndose a su conviviente- me ha preparado unos tallarines con pichón y crema de huancaína con papa huayro.

Media hora mas tarde, el Rajao comía guiso de pushpos* con su cecina su dentro  y de rato en rato cashcaba su perilla; la Tía comía sopa de harina de trigo sin tostar y el Tío trataba de triturar la cancha en su boca y sorbía una caldo de habas chushas* regaladas por gente caritativa de Aractullán.

Glosario

Chushas.- Dícese de los cereales, tubérculos o granos pequeños por falta de nutrientes y no haber completado su ciclo de maduración.
Laya.-  Manera, forma, modo
Pushpos.- Dícese de las ñuñas que no han reventado al ser expuestas al fuego y presentan una consistencia dura.

 LA PROMESA DEL HUACO

 Allá por la década de los cuarenta y cincuenta del siglo pasado, en el auge de la minería en la cuenca aurífera liberteña, se extraía oro con pretexto de explorar tungsteno y otros metales, don Huaco, bastante joven, decidió ir a trabajar en las minas de Taurija, Jajarau, Parcoy. Su trabajo principal consistía en meterse hasta el fondo de los socavones y taladrar, hacer huecos, colocar la potente carga de explosivos y hacerlos detonar, otros mineros se encargaban de sacar las rocas fragmentadas, don Huaco conocía mucho de plastas, calambucos, canillas, mechas ligeras y retardadas, fulminantes y otros elementos propios de ese trabajo.

El dueño de una de esas minas, era un alemán, cuyas características eran las típicas de un ario, su esposa era de la misma raza y tenían una hija, que era la encarnación de la belleza y la más pura criatura digna de portar la herencia ancestral de sus antepasados, don Huaco, era una persona de rasgos finos, ciertos fenotipos y genotipos de sus antepasados marcaron en él, características peculiares, talla de mediana arriba, tez blanca, barba tímida y marrón clara, una impresionante simetría dental, tórax ensanchado y caderas sumidas, de caminar elástico y sonrisa genuinamente sincera, hacían de él un minero excepcional.

El dueño de la mina, llegada la noche, se dirigía a los socavones para tomar la lista de los jornaleros que trabajaban de amanecida y por las mañanas eran su esposa e hija quienes realizaban este trabajo.

El apogeo de la explotación aurífera, evadiendo controles e impuestos, exigía mayor volumen de mano de obra y como ésta era escasa, se invitaba a los trabajadores a trabajar 24 horas continuas por 12 de descanso, en la llamada dobla.
Don Huaco que necesitaba dinero, trabajaba en las noches su turno normal y doblaba en el día, es así que se conocen con la hija del dueño de la mina.

            Uno de esos días cuando la chica había alcanzado los 16 años su mamá le dijo: Krhis, vete a los socavones y apunta las tareas de los mineros, a los que están de dobla, le haces un aspa al costado, por que hay que darles más víveres y su pago es otro. Krhis contestó: Ya mami.

Krhis levantaba temprano, se aseaba, cuidaba a su piel con cremas y fragancias de su país cuyo aroma era seductor y cautivador, se colocaba ropas limpias y enrumbaba a los socavones, don Huaco pese a las amanecidas, se conservaba intacto y fresco, poco a poco fueron haciendo amistad, la amistad de una empresaria y un minero, don Huaco memorizaba los nombres de sus compañeros para ahorrarle trabajo a Krhis y luego, como en un examen oral, decía todos los nombres completos, aunque Krhis le dijo en mas de una oportunidad que los anotara en un papel, don Huaco siempre rechazó tal propuesta toda vez que tenía buen cerebro, aunque la verdad es que no sabía ni leer ni escribir.

A las pocas semanas, Krhis hacía con mucho esmero su trabajo. Don Huaco trabajada duramente, colocaba las 36 cargas de explosivos y corriendo iba a bañarse en pleno frío de la amanecida, se afeitaba y estaba presentable cuando llegaba la patrona.

            Un día de helada, Krhis le dijo: Yul, tengo frío. ¿Me abrigas?. Don Huaco se quedó sin resuello, sus moshoques* le temblaban, los ñudos* y dedos de pies y manos se entercharon*, una flema espesa se formó en su garganta, sintió como que un cogollo de penca lo atravesara de lado a lado en el pecho por el corazón, su vejiga se contrajo y quería miccionar, le faltó el aire y respiró bien hondo, lo que se convirtió en un suspiro, despejó su garganta, movió las piernas y contestó: Ya pues, te abrigo.

Inmediatamente se fue a la cabaña de la mina ubicada a treinta metros, cogió un puñado de yesca, agarró el eslabón e hizo fuego, echó chamisas* y pishoques* a las llamas para así abrigar a Krhis, la llamó, la hizo entrar a la cabaña y le dijo: “aquí te vas abrigar”. Ella juntando ambas manos con las de don Huaco le dijo: “Mira, estoy helada”. Nuevamente sin resuello don pobre Huaco. Un ligero vahído privó de la razón a don Huaco, serían unos 15 segundos, luego se repuso, Krhis no se dio cuenta de tal hecho, don Huaco, tomó valor y cogiendo un soplador de carrizo atizó la candela, Krhis le dijo: echa aliento a mi cuello. Don Huaco, con la garganta congestionada por la flema de los nervios, echó el resuello. De un momento a otro la chica se sobresaltó, se puso nerviosa, sus mejillas estaban púrpuras, anotó el nombre de los mineros y se fue.

            Desde entonces con ligeras variaciones el ritual se repetía, la chica no dejaba de ir a anotar las faenas ni don Huaco de estar presente en las mañanas, sea por que doblaba, sea por que estaba entrando en turno de día o por que estaba saliendo del turno noche.

Cada día era más interesante el trabajo en la mina, todos los mineros estaban contentos, la conquista de un minero era un logro de todos ellos, aconsejaban comprarse ropas, anillos, sortijas a don Huaco y él feliz. Así pasaron como seis meses.

            Los padres de la chica reunidos a la hora del lonche, al pensar sobre el futuro de la criatura decidieron que Krhis tenía que ir a Alemania a continuar sus estudios, ya había perdido un año y no se quedaría un año más. Cuando éstos le dijeron que pronto viajaría, se sumió en prolongados pensamientos, no le dijo nada al Huaco para que no se preocupe, confiaba en convencer a sus padres de lo necesaria que era su presencia para ayudar en la anotación de tareas, a lo cual le respondieron que tomarían un capataz y asunto solucionado.

El viaje implicaba el fin de ese amor prohibido, podía irse con el Huaco a Alemania, allí él estaría en su casa mientras ella estudiaba, era bien parecido, un latino era bien visto en Alemania. Pero ni ella ni él contaban con Cédula de Identidad, ambos tenían menos de 21 años y por lo tanto eran menores de edad, se convenció a sí misma que amaba a Yul.

            El día 22 de Agosto de 1953, a las 07,07 de la mañana, Krhis y el Huaco entraron a la Cabaña cerca de la mina, Krhis le dijo: Yul Te amo, me gustaría entregarte mi inocencia, no sé que pasara después, no me importa, Sé que te amo y eso me basta. El pobre Huaco sin resuello atinó a decir:

 “Vámonos a Mollepata y allí nos casamos, vivimos con mi mamá en mi casa”.

A las 10 de la mañana salieron con paso lento, cabizbajos, los ojos de ambos estaban vidriosos y los párpados hinchados.

Al día siguiente Krhis daba instrucciones al Huaco: Una en la mañana, una al mediodía y una en la noche, con seis es suficiente, pero para no tener problemas tómate 12. El Huaco le dijo ¿Y tú como sabes? Khris le contesó:

Cuando los mineros tienen cuatro hijos, tienes que darles estas píldoras, sino, se llenan de hijos y su salario no les alcanza. Cuando presentan cualquier dolencia o cuando se presente la oportunidad, les dices que están débiles y les das como vitaminas y nunca mas pueden tener hijos, se llaman esterilizantes masculinos.

-          Y si después quieren tener hijos
-          No pueden, además nunca llegan a saber que están esterilizados y creen que Dios no les manda otro hijo.
-          O sea que ......
-          Si tú no deseas tomarlas no lo hagas, si te digo es por que te amo y no sé que nos puede pasar.
-          Las voy a tomar.

El 27 de Agosto del mismo año, por la mañana, abrazados Krhis y Yul, juraron que pase lo que pase, ambos se esperarían, algún día se casarían y vivirían con la mamá de Yul, como seres humanos que eran podían mantener relaciones amorosas, pero nunca jamás casarse con otra persona.

Don Huaco sabía que para el mollepatino la palabra empeñada es compromiso cumplido y prometió no casarse jamás.

A las 5 de la tarde Krhis regresaba a su casa, sus maletas estaban arregladas, cuando el día 28 don Huaco estaba bañadito y afeitadito esperando, llegó la esposa de dueño a anotar las faenas, los mineros que eran cómplices de ese amor secreto, inmediatamente preguntaron:

¿Y la niña Krhis?, la señora les contestó amablemente:
Ya hizo viaje para continuar sus estudios.
A una sola voz le preguntaron ¿a dónde?
A Alemania
De nuevo los mineros intrigados: ¿Hasta Cuándo?
No sabemos, termina el colegio y pasa a la Universidad.

El primer sábado de soledad, don Huaco cobró su salario, se dirigió a su cuarto, llenó sus cosas en un costalillo* y una alforja, en una talega llenó sortijas, anillos, cadenitas y abandonó el asiento minero para siempre. En un paraje solitario, por Nauchabana, arrojó a un precipicio la talega de joyas.

            Pasaron años y años, don Huaco enterró a su madre, envejeció, murió. Nunca supo nada de Krhis, se presume que ella vive sola en algún lugar del planeta.

Glosario.

Costalillo.-  Envase de harina, heco de tela.
Moshoques.-  Articulaciones grandes.
Ñudos.- Nudos, articulaciones
Entercharon.-  Parestecia, incapacidad de respuestas sensitivas de determinadas partes del cuerpo, producido generalmente por ausencia de circulación sanguínea.
Chamisas .-  Ramas secas que se usan como combustible.
Pishoques.-  Elementos de diversa naturaleza y tamaño bastante pequeño.


EXTRAÑA MUERTE EN LA HUAYLLA*

Cuentan que don Ramis, aprovechando el temor de sus dueños, compró el fundo San Fernando, llamado anteriormente Huaylla, los dueñs vendían el fundo, debido a sus miedos y por que se encontraba habitado por criaturas malignas, que mataban a sus dueños y de allí, que nadie que conocía la historia de la Huaylla quisiera comprarla.

Don Ramis, hombre culto, con estudios avanzados de filosofía, escéptico por excelencia, vio las condiciones favorables de la transacción y adquirió el fundo la Huaylla, enclavado en zona urbana del pueblo.

Don Ramis y su familia adquirieron cinco fundos: La Huaylla donde ellos vivieron, Cruzpampa, cuidada por Juan Aguilar; El Manzano y Huayobamba, cuidados y cultivado por Bartolomé Acevedo y Quisquispamba, cuidada por Ruperto Guerra. Sin embargo, en su avidez por conocer la idiosincrasia y los mitos del pueblo,  escuchó del joven vendedor la historia de su madre muerta, el chico, relató así.
Una noche, cuando ellos dormían en el cuarto con puerta al patio interior, a eso de las doce de la noche, una voz de la vecina Eligia, llamaba desesperada:

“... ¡Vecina, Vecina!, su yegua está pariendo y parece que se va a morir, vamos para que la salve, vecinita, no sea desalmada, no dejé que muera su única yegüita, vamos a salvarla’......

La dueña del fundo quien era viuda, y esperaba intranquila el nacimiento del crío de la yegua para venderlo y amortizar parte de la deuda de intereses por un dinero prestado, pensó en esos instantes en la anticresis del  fundo comprado con mucho esfuerzo por ella y su esposo, muerto 21 días antes al ser tragado por la tierra cuando trataba de sacar chuño de maíz.

Ella misma presenció, como su esposo empezó a hundirse en los pantanos de la Huaylla, como si estuviera jugando, cuando desapareció, no quedó ningún rastro, nadie creyó que así fue el final de su esposo, ya que nunca se encontró el cadáver, la gente decía en voz muy baja y a escondidas que ella había matado a su esposo y enterrado en la Huaylla para que rápido se pudra y nadie lo descubra y así quedarse con el fundo.

La mujer, no pensó mas y decidió coger y encender un trozo de llanta para alumbrarse, se puso un bonete viejo, cogió su rebozo*, despertó a su hijo mayor y le dijo: “acompáñame, ya está pariendo la yegua”, El muchacho se hizo el dormido y como no había tiempo que perder, y contando con la compañía de la vecina quien no cesaba de persuadirla de la urgencia de atender a la yegua, decidió  abandonar el dormitorio y salir; su hijo mayor, quedó dormido hasta el amanecer.

Al despertar el hijo y ver que los rayos del día se filtraban por la rendija de la puerta en línea recta, echó de menos a su madre al no encontrarla, decidió dirigirse a la Huaylla para ayudar, ya que hasta esa hora, probablemente no paría la yegua.

Al salir del cuarto, encontró a su madre tendida en la puerta, su cuerpo estaba frío, sus ojos vidriosos, sus labios morados, miró bien y al costado había gran cantidad de baba espumosa, que probablemente emanó por la boca y la nariz, el muchacho, no sabía qué hacer, llamó a su vecina y le preguntó si la noche anterior estuvo con su mamá, ésta le respondió que se quedó en su arriendo en Caranmaca y que recién llegaba a llevar millcapa, despertó a sus hermanos menores quienes se asustaron, fueron a ver la yegua y todavía no había parido.

Mandaron hacer el cajón y velaron tres noches el cadáver, la cuarta noche velaron sus escasas prendas de vestir y de cama, poca gente concurrió al velorio, quienes fueron estaban muy tensos y más aún cuando las cuatro noches, frente al cuarto donde la velaban, a las 12.00 de la noche, junto a una mushca* que medía 01.10 m. de alto, aparecía una lámpara con luz muy intensa, iluminaba todo el pueblo y después de dos minutos se apagaba y quedaba en tinieblas nuevamente, solo la gente del velorio lograba ver tal fenómeno, nadie mas del pueblo vio tal fenómeno. Don Ramis, escuchó la historia y dijo para si mismo: Superticiones.

Siete años mas tarde, Don Ramis murió, su familia se mudó a la tierra natal de su viuda mujer, el fundo fue invadido por los Baca, los Polo, bajo el pretexto de la reforma agraria, que para la familia de don Ramis fue una reforma agria.

Glosario

Huaylla.-  Zona pantanosa permanente de extensión mas o menos grande, produce gramíneas que sirven de forraje a las bestias.
Mushca. Se usa como sinónimo de cóncavo, para el caso de la historia, hace alusión a una piedra cuadrangular de 0.75 x 1,20 mts  en cuya parte superior existe una  concavidad.
Rebozo.- Prenda tejida en callua, con hilo de lana de oveja, sirve para cubrirse la espalda, para cargar bultos, para protegerse del frío.


LAS S EÑAS, REFERENTES INFALIBLES


Don Basilio, recibió de sus padres como única herencia, carencias crónicas, endémicas, todos sus ancestros habían nacido, crecido, vivido y muerto, pobres. Antes que tenga uso de razón, don Basilio ayudaba a la gente a atajar los animales, regar huertos, espantar pájaros, llevar una noticia por acá o hacer un mandado por allá. No estudió, por que ser analfabeto era la tradición de sus antepasados, además para que se haría tanto gasto. Ya llegada la adolescencia, don Basilio decidió convertirse en un hombre diferente a sus antepasados, tenía una gran ventaja, era hijo único.

Empezó a trabajar en lo que sea, aprendió los oficios mas cotizados como gañán, maromero*, tapialero*, matarife entre otros, con ello tenía asegurado trabajo todo el año, otros trabajos menores como coger goteras, rajar leña, chacllar, deshierbar, aporcar, regar, eso lo sabía desde niño y lo hacía a la perfección.

Don Basilio, para honrar a su familia, trabajaba duro, por que además, jamás debía faltar aunque sea unos escasos granos para echar a la olla y no quedarse de hambre ni él ni sus padres; la recompensa no era importante, si querían podían darle dos reales o tres o cuatro o un sol, eso quedaba en quienes justipreciaban su trabajo, otras veces le daban dos platos de comida bien servidos para que lleve a su casa y ese era todo el pago. Algunas otras veces le decían: “ya en la cosecha veremos”  y así era, le daban una o dos latas de comida y él siempre contento.

            Jamás mendigó, no aceptaba ninguna invitación de comida sino hacía aunque sea un mandadito o trabajito, él no era ni holgazán, ni mantenido –según su propio razonamiento- por tanto para que te den un plato de comida con gusto, te lo debes ganar, esa, era su filosofía.

A los 22 años mientras cosechaba maíz en La Hacienda, Basilio desafiaba tanto al intenso calor como a la presencia de reptiles venenosos e incluso desafiaba a la misma naturaleza. Súbitamente se produjo un movimiento telúrico sobre el cual no tenía ninguna experiencia, salvo escasas referencias del terremoto del 40, él, miró a ambos lados, todo era una tupida nube de polvo, atinó a correr hasta una planta de higo y allí se quedó. No sintió miedo, aguzó sus sentidos por que era necesario estar muy atento. Seis horas mas tarde llegó a su casa y no estaban sus padres, aunque era raro, por que siempre paraban en la casa, pero ese día habían salido al campo de fútbol que por entonces quedaba en La Playa, según supo mas tarde, y allí se fueron a Yuracruz y seguro la tierra los tragó por ese lugar, nunca se supo nada de ellos.

Ante la desaparición de sus padres, su dedicación al trabajo era mayor, construyó una cocina -a continuación de su cuarto- con su parrilla para no estar usando tullpas* ni estar agachándose a cada rato. Los días que no tenía compromisos laborales, iba al Succha a comprar cal la que traía en un costal sobre sus espaldas, luego la diluía en agua, agregaba llatur* para la vizcocidad y con eso pintaba su casa durante los primeros años, pero luego, hizo una masa compacta de tierra gredosa mezclada con paja y tarrajeó su casa, incluida la cocina, posteriormente toda la casa la blanqueó

Cuando llegó la fiesta patronal de San Jerónimo, sus reservas habían crecido grandemente, tenía maíz, ñuñas, trigo, cebada, etc, etc, entre todo por lo menos habían unas 150 arrobas de granos. Miró en una capacha de criadillas de chivo que tenían debajo su cama de maguey a cuánto ascendía su dinero y para su sorpresa, tenía el equivalente al costo de una yunta de los mejores bueyes. Recién allí empezó a ser consciente de sus posibilidades, ya que anteriormente las comidas y dinero que llevaba a casa, los entregaba a sus padres y éstos siempre estaban descontentos por que no alcanzaba para nada y exigían que trabaje mas y ponga una tarifa a sus  servicios, cosa que jamás hizo caso don Basilio.

Don Basilio, en forma crítica observó su casa, estaba bonita; se miró comparándose con los demás y se dio cuenta que sus ropas eran demasiado anchas y parchadas, su sombrero estaba quegue* de todos lados, sus llanques eran pequeños, sobresaliendo dedos  y talones, su pelo desordenadamente crecido y las uñas mochas, entonces, decidió vestirse con parte de su plata. Fue a un shilico de muy buen corazón, de esos que son escasos pero hay; el shilico se convirtió en su consejero estético y asesor de modas. Una hora después, con cortauñas y máquina de afeitar en mano, llevando un frasco de champú al huevo, jaboncillo de cara marca camay y loción after shave, Basilio se dirigió al peluquero, pidió corte militar, pagó y se fue a la Quebrada Negra para bañarse, cortarse las uñas y vestirse.

Sus ropas y sombrero viejos los colocó a un muñeco de su huerto y quedó convertido en un espantapájaros. Se avergonzó de cómo había estado antes, decidió entonces tener una ropa de trabajo, una de calle para cuando vaya al pueblo y una de repiques para la fiesta. Ya con su nuevo atuendo y olor a fragancia se fue a la calle. Propios y extraños se sorprendieron al verlo tan prosista, palangana y oloroso, pero sintieron satisfacción en lo más hondo de su ser, que Basilio se viese tan bien.

Basilio al igual que cualquier grajo* se metió a una tienda, pidió una cerveza y la bebió, pagó, y la vendedora, conocida con el apelativo de Moneda, le dijo:

·         Bailaremos Basilio o ya no conoces
·         ¡Cómo no!, a quién le dices, replicó Basilio.

Por la noche Basilio estrenaba sus zapatos de boscal enllantados, poncho de cuello, chalina de lana de alpaca y sombrero de junco fino, ya que el sombrero de palma podía quemarse con las ruedecillas. Moneda, por recomendación de su madre, vestía sus mejores ropas, aunque la ocasión no ameritaba.

“Échalo mano a Basilio como sea, se trata de un buen partido y es tu gran oportunidad, ya me he cansado que andes en boca de todos”.... le había recomendado su madre.

La Moneda cumplió la recomendación sin hacer mayores esfuerzos dada la ingenuidad de Basilio.

El resto de la fiesta la pasaron juntos el ingenuo Basilio y la astuta  Moneda, ésta, resultó mas que antojadiza, necia; pedía champas* y turrones de don Abel, raspadilla del Corralillo, tamales y turungos* de la Loca Marga, hasta añilina de no sé quién, pedía y Basilio la complacía.

Tres meses después, Basilio rediseñaba y reconstruía su casa, con balcones, terrado amplio y alto, la tarrajeó, pintó, enlajó el piso, construyó un catre grande, hizo un colchón con lana bien lavada, compró tocuyo para sábanas, también trajo agua hasta su propia casa acondicionando con un maguey un chorro de agua cristalina; hizo una huerta para la cebolla, berenjenas, ajos, huacatay, payco, culantro, toronjil y otras ramas, sembró rocotos, racachas, llacones, y todo lo que se podía sembrar en ese huerto de media hectárea, mas allá proyectó un corral para los animales.

Con pretexto de conocer la casa de Basilio, la Moneda lo visitó, entró al dormitorio y dijo: ¡qué bonita cama¡, me voy echar un ratito, Basilio aceptó nerviosamente, la Moneda le invitó a Basilio para ver si ambos alcanzaban en esa cama que sabe Dios ¿para quién sería?; Basilio ingenuamente se recostó al lado de moneda, en eso aparecieron los padres de Moneda, hicieron un escándalo, amenazando con meterlo preso a Basilio hasta que se pudra, bajo el cargo de violación sexual en agravio de su hija la que era inocente y no sabía nada de esas cosas.

Basilio, no sabía qué responder, carecía de habilidad expresiva, incluso para defenderse, además, eran tres contra uno. Finalmente el padre de moneda dijo:

“Allí te quedas con mi señorita hija, por que yo no voy aceptar una hija deshonrada”.

Debido al terremoto, el año siguiente, muchos mollepatinos decidieron abandonar el pueblo, alentados por que en Trujillo había trabajo en las haciendas azucareras, circunstancia que permitió a don Basilio recibir animales y chacras al partir. Así empezó a crecer en producción don Basilio, pronto era dueño de animales mas no así de chacras ya que nadie quería venderlas.

            Al año siguiente nació Justo, su primogénito, niño vivaz y sano, solo un pequeño detalle preocupó a su padre, en su espaldita, en la zona lumbo-sacra había una inmensa mancha verde-negruzca que años mas tarde desapareció por completo. Tres años después la alegría inundó la casa, había nacido Gloria, niña muy bonita y cariñosa.

El nacimiento de sus hijos creó un sentimiento de gran responsabilidad en Basilio; desde que nació su hija, llevaba a Justo junto a él, juntos para arriba y para abajo, trabajando de sol a sol, en su descanso fiambriaban, Justo tomaba leche recién ordeñada y así hasta regresar a casa. Desde que Justo cumplió cinco años, él llevaba las ollitas de comida para su papá y se quedaban en las chacras o cuidando el ganado hasta que divise el sol, hora  en la que regresaban.

La Moneda, reemplazó a los padres ya que Basilio entregaba el íntegro de las cosechas o dinero y Moneda se encargaba de administrarlo; las quejas continuaban que no alcanzaba que faltaba ésto o aquéllo, etc.

Las comidas de los dueños de las chacras eran guardadas y cuidadas celosamente por Basilio, allí no tenía absolutamente ninguna injerencia su mujer y siempre quedó como caballero, cumpliendo con entregar hasta el último grano, igual con los animales, cuidaba celosamente tanto los que le pertenecían como los que eran para el dueño del animal.

Cuando Gloria cumplió seis años, bautizó a sus hijos, cumplió con el asistimiento* a cada uno de sus compadres, dándoles a cada uno: dos gallinas horneadas, cinco cuyes cruzados, un ciento de empanadas, un ciento de bizcochos y otro de tortas y chicha en abundancia. Sus compadres le aconsejaron que ya pudieran ir los niños a la escuela, reflexionó seriamente ya que sus hijos tenían que ser profesionales.

Basilio, compró morrales, lápices pencil 2, cuadernos atlas, y la mejor ropa, y los chicos empezaron a estudiar con mucha dedicación y siempre pasaban de año; ambos recitaban, cantaban, bailaban y jamás dejaron de participar en cuanta ceremonia había, lo que llenaba de orgullo a su padre.

Doña Moneda cuando conversaba nunca miraba de frente y jamás hablaba de cosas importantes, siempre de cosas triviales o superficiales, además el dinero obtenido por la venta de granos, leche u hortalizas del huerto nunca se veía ni se sabía en qué lo gastaba.

Basilio, sin descuidar sus grandes objetivos y metas, fue asaltado por un vacío existencial, un sindrome amotivacional lo consumía, muchas cosas lo preocupaban y habían tronchado la fe inquebrantable en su familia, sus hijos eran sus hijos y no había discusión y que él iría hasta el calvario por sus hijos, estaba claro, pero algo estaba oscuro en lo demás.

Ocurrió que un día que estaba en su parva de cebada piluncha*, esperando que haga viento y silbando de rato para llamarlo y poder ventear lo trillado, fumaba un cigarro hecho cuidadosamente por él, del mejor shaile, cuando va a pitar y el cigarro estaba apagado. Nunca le había ocurrido eso, el tabaco estaba seco, y el periódico estaba bien cerrado. Se puso triste, por que además de sus hijos a quien más quería era a Moneda y que el cigarro se apague cuando estaba fumando, era una señal.

            Cuando llegó la época de siembra, agarró al toro barroso y al buey limón por que iba a romper una chacra virgen y que mejor garantía que aquellas dos bestias forzulientas para hacer el trabajo, cargando el apero llegó a la chacra, con ayuda de Justo, unció la yunta, las coyundas eran las mejores, ató fuertemente el yugo contra los cachos de los animales, calzó el arado de molle, puso las puntas con los mejores caraguangos* y empezó la faena, cuando a eso de las once, el toro barroso que araba con gran tranquilidad resultó caminando fuera del yugo, sin ningún motivo y estando bien amarrado, se desató.

Tanto Basilio como Justo que estaban viendo tal fenómeno, sabían de qué se trataba esa señal, no hubo ningún comentario, la mansedumbre de la bestia permitió uncirlo de nuevo y continuar la faena, desde entonces hubo un doloroso secreto compartido por padre e hijo que a ambos afectó moralmente. Justo quería a su padre por que lo notaba inocente, bueno, desprendido, confiado, habría querido decirle a gritos:

¡Padre avívate¡, pero eso era un insulto y una humillación. Justo recordó que hacía como un mes cuando hubo sesión de profesores y les dieron salida a los alumnos, cuando él y su hermana Gloria se iban carretera-carretera; encontrándose en la curva de los Honorio, vieron que un hombrecito menudo salía de esos paredones y detrás de ése, su madre, la que vino hasta ellos como  una fiera y los golpeó salvajemente por andar aguaitándola, exigiéndoles que declaren desde cuándo Basilio los manda a aguaitarla, finalmente los obligó a callarse de tal golpiza y jamás volver a seguirla, Justo recordó que los alumnos del quinto le decían tu madre es embustera, cuernera, traicionera, también se acordó que la noche anterior habían soñado espejos –que era otra señal-; sabía que a esa hora su hermana pasteaba por Caseteja y esa mañana su madre puso fiambre para todos, es decir, con toda seguridad, a esa mismísima hora su madre no estaba en casa y tal vez estaba por la curva de los Honorio o sabe Dios por dónde.

Justo y Gloria ya habían acabado el cuarto de primaria, estaban de vacaciones, su padre les dijo:

Arreglen sus trapos por que nos vamos a Samana, allí he echado unas papas postreras y hay que aporcarlas.

No hubo mejor noticia para los chicos quienes rechazaban a su madre, aunque no estaba claro el porqué, sentían que no era digna de cariño; sin embargo, con su padre tenían  una excelente relación, Justo cogió una lampilla ancha y Gloria una rakuana para su condición de mujer; una vez que llegaron a la chacra, ataron los animales a las pencas y a trabajar.

Gloria en una olla de barro que estaba carbish* puso a hervir trigo pelado y cecinas en una cazuela*, al mediodía hizo el aderezo y comieron juntos; retomaron el aporque y a eso de las cuatro de la tarde, completamente sorprendidos los tres, vieron otra señal: la faja de don Basilio resultó desenvolviéndose de su cintura, se había desatado, jamás antes ocurrió un hecho tan cruel y de tan mal presagio; avergonzado, impotente, humillado, don Basilio volvió a ceñirse la faja, suspiró; cayeron dos lágrimas por sus rudas mejillas y siguieron trabajando. Se ocultó el sol, arrearon la manada y volvieron a casa, antes de llegar dijo don Basilio:

·         Terminan su primaria y nos vamos a Trujillo para su secundaria. Se dibujo una melancólica alegría en el rostro de los chicos.

En noviembre  empezó a sembrar don Basilio, en la última chacra, lo acompañaron sus hijos, se puso a echarle el bolo por largo rato, los chicos de dijeron: comience ya papá, obligándolo de ese modo a salir de sus profundas y frecuentes meditaciones, sacó de su boca una nervadura de hoja de coca y miró con tristeza aquella nueva señal, Gloria le dijo:

·         ¡Qué pasa papá!,
·         Basilio respondió: No arma.
·         Gloria le dijo: Después de la clausura nos vamos. Todos se alegraron.

Antes de navidad fue la clausura del año escolar, don Basilio llegó a un acuerdo con el Gobernador a quien dejó los granos, las chacras sembradas y el ganado de sus alpartidarios para que sean entregados a sus dueños. Retribuyendo por adelantado  y con creces, tal encargo.

            A un sacador*, vendió el ganado que le pertenecía, viajó con sus hijos a Consuso y vendieron los granos disponibles, convirtiendo su patrimonio en dinero contante y sonante. Regresaron; arreglaron sus ropas y se fueron a Trujillo.

Compró un terreno, con la ayuda de sus hijos construyó una casa de adobe, los matriculó en colegios separados por que no había colegios mixtos y mientras los chicos estudiaban, él  se iba a trabajar en la azucarera de Laredo ganando bastante plata como obrero lo que aseguraba la educación de sus hijos. Jamás hablaron de la Moneda ni algo que manche su recuerdo, seis años después ambos chicos ingresaban a la Universidad de Trujillo, se graduaron, titularon y viajaron a Alemania, dos años después, con buen terno y pasaporte en mano don Basilio viajó.

Doña Moneda, mientras vivía con su marido, tenía muchos amigos* con quienes se veían a escondidas, en paredones u hoyadas, aprovechando la ausencia de su marido por el trabajo y de sus hijos por el estudio. Sus amigos no trabajaban  pero andaban con plata, aunque sus hijos no disfrutaran del trabajo de su padre; pero una vez que se fueron, se quedó sin amigos por que ya no podía darles dinero ni prepararles buenas comidas, ya no les podía comprar ropas ni buenos perfumes, por eso sus amigos se retiraron para siempre.

Dicen que la Moneda empezó a sufrir de fuertes dolores de estómago, ya no iba al campo* a hacer sus necesidades fisiológicas, se empezó a hinchar, por su barriga apareció un bulto grande como que tuviera raíces, su pelo se empezó a caer hasta quedarse calva, cuentan que por ratos daba unos gritos muy fuertes y nadie iba a verla, por que sabían qué tipo de mujer había sido, de vez en cuando los compañeros de colegio de sus hijos le llevaban algo de comer pero de lejos no mas le daban.

Un día, en el extremo de su desesperación, había salido arrastrándose a buscar a su vecino que otrora fuese su amigo, para pedirle le devolviera las joyas que su marido le regaló y que una de las veces que el tal amigo entró a su casa las llevó. Había pensado vender o empeñar esas joyas de oro y con ese dinero ir a buscar a su marido e hijos, arrodillarse, pedirles perdón contarles toda la verdad y quedarse de su esclava para reparar el daño que les hizo, pero no avanzó mucho, se quebraron sus fuerzas junto a la mata de rosa mozqueta que sembraron sus hijos, de allí no pudo moverse, languideció, perdió el conocimiento y entró en un estado de sopor e inconsciencia, se quedó así expuesta al sol reverberante.

            A eso de las seis de la tarde, unos pastores encontraron el cadáver, estaba amarillo y despedía un mal olor. Algunas personas dijeron que por haber estado expuesta al sol durante el sueño le dio el tabardillo* por eso su cuerpo se amarilló; otras gentes venidas de Lima dijeron que ese bulto y esas raíces seguro era cáncer.

El Consejo  Municipal, se encargó de enterrarla. Nadie fue a su velorio, se pagó a dos peones para que hagan la sepultura y ellos mismos la llevaron y enterraron, en su tumba no hay ni flores ni cruces, su historia es la historia de la vergüenza, de la traición, del mal pago.

Dicen que cuando don Basilio, Justo y Gloria estaban en Lima hace algunos años, un paisano que los reconoció se dirigió a Gloria y le dijo: ¿Sabías que tu mamá...? Ella lo interrumpió y le dijo:  “gracias señor pero no deseo saber nada.....”

Glosario.

Amigos.- Término que en la historia se usa como sinónimo de amantes
Asistimiento.-  Es el acto de brindar comidas preparadas en recompensa a un acto significativo de contenido afectivo-sentimental-espiritual
Campo.-  Se dice “Ir al campo” para significar el dirigirse a defecar
Caraguango.-  Cinchos de metal que sirven para atar las puntas de metal al arado de madera, es la parte del apero que se introduce a la tierra y la remueve.
Carbish.-  Sinónimo de quegue
Cazuela.-  Vajilla de barro cocido, similar a un perol, tiene dos asas
Champas.-  Pastel de dos capas de  masa dulce cocida, con mazamorra de colores en el interior.
Grajo.-  Persona con cierta importancia y respeto.
Llatur.-  Cactus que al ser lastimado segrega una sustancia viscosa que da consistencia a la cal o tierra y permite su adherencia a la pared.
Maromero.-  Persona que sube lo mas alto posible de un árbol para atar una soga con la que se da dirección a la caída del árbol cuando es cortado
Piluncha.-  Una variedad de cebada poco común y cuyo consumo es preferentemente en harina tostada
Quegue.-  Que le falta un pedazo.
Sacador.-  Comerciantes que adquieren ganado o víveres de los comuneros
Tabardillo.-  Cuadro ictérico, originado por insuficiencia hepática, que al envenenar el organismo, toma color amarillento y se produce el deceso
Tapialero.-  Albañil, persona que construye paredes con tapial.
Tullpas.-  Piedras que se colocan en número de tres, en  forma equidistante y sobre ellas se colocan las vajillas. Entre las tullpas se coloca y enciende la leña
Turungo.-  Variedad de humita de dulce, tiene forma esférica



NO HAY QUE SER ALMIROSOS*

La Chombaza, 19 años, alta y treja de contextura, cabello largo hasta los glutios, dentadura simétrica y fuerte, busto redondo y erecto, belleza desafiante a venus, para aquella fiesta de San Jerónimo, se preparó, su arreglo personal estaba milimétricamente calculado, jabón camay, champú sedal, kolinos y vaselina reuter. No necesitaba cosméticos, primero por que no los conocía y segundo por que no los requería, el natural rubor de sus mejillas, al medio día la ponían chaposa y oronda, eso era mas que suficiente.

La Chombaza estaba decidida a gozar de esta fiesta, todas las demás muchachas, bailaban, reían, saltaban, trasnochaban, menos ella, no había derecho, ella se sumaría este año a esa alegría individual y colectiva.

En Julio cuando se encontró con doña Florlinda, le dijo:

·         Vea usted doña Florlinda, esa pirrnolas* piernas de escopeta como brincan y chibrincan* en la fiesta, y oiga usted lo que le digo, esas si pues brincan, cual mejor, cual peor, ni presencia tienen y los hombres se aprovechan de ellas, cómo es que dijo ése: boquita come y ya sabrá usted lo demás. Pero este año yo misma soy.

Doña Florlinda que la conocía, por que era muy almirosa, siempre se burlaba del dolor y los defectos ajenos, hacía escarnio de las debilidades de los demás, ningún detalle se escapaba de sus hirientes y malvadas calificaciones, le dijo:

·         Esta muy bien que te diviertas, eres joven y tienes razón, pero has de tener cuidado con lo que hablas.
·         Ay doña Florlinda, yo sé lo que digo, y si no me cree, vaya usted en la madrugada a La Loma y se convencerá de lo que digo, todas estas piernas de escopeta tienen mala maña, qué me van a decir a mi.

Efectivamente llegada la fiesta, desde el primer día de las novenas, estaba allí, vestido floreado, chompa verde fosforescente, sombrero blanco de paja, oliendo a sedal, camay o vaselina reuter. Tenía aspecto de catchascanista y se distinguía de las demás muchachas por su talla y arrogancia.

Desde la primera noche de rezos y bailes, Carecuy le echó el ojo, este hombrecito tenía 24 años, era trashcorbo*, desmuelado, trinchudo, escuálido y casi siempre tomaba como gorrero, sin gastar nada. Su único don era su intrepidez para enamorar, siempre le daban su maja por atrevido, pero a veces tenía suerte.

La chombaza tenía  naturales atributos físicos, para ser admirada, pero su verbo era ofensivo y su trato déspota, además no había construido una red o círculo de amigos, las demás muchachas si, por eso tenían con quien bailar. La Chombaza estaba exhibiéndose, y como cada quien ya sabía con quien bailaría, estaba esperando que la saquen a bailar y nada.

Carecuy que no se perdía ni una, allí estaba y su olfato le dijo que la Chombaza sería su pareja. Al principio lo rechazó, esperaba un mejor pretendiente, pero como el baile avanzaba y nadie se le acercaba, le hizo un pequeño queco a Carecuy, quien además tenía la virtud de la paciencia y como quien no quiere la cosa, le dijo:

·         Bailamos Chi?
·         Claro, a eso hemos venido.

Las dos siguientes noches fueron iguales. La Chombaza exhibiéndose y Carecuy como alternativa residual.

En la cuarta novena, durante el baile, Chombaza y Carecuy, hicieron una evaluación preliminar, cada uno por su cuenta. La Chombaza, en sus pensamientos, atacó dura y cruelmente a las demás muchachas que eran unas coquetas, con malas mañas y fustigó salvajemente a los hombres por idiotas, cómo era posible que no se fijaran en ella. Por su parte Carecuy, concluyó en sus pensamientos: hay que darle por su lado y solita va a caer.

Carecuy se acercó, ella se paró y a bailar en la luminaria en plena plaza de armas. Las cantineras habían instalado sus carpas alrededor de la plaza, así que viendo que todas las demás muchachas iban con sus parejas a tomar sus calientitos* y no queriendo quedar ridícula, le dijo a Carecuy:

·         ¿Qué venderán esas mugrientas?
·         Gros*, creo que venden
·         Y Cómo son
·         Ni ricos ni feos. A mi no me gustan
·         A ver vamos a probar, dijo la Chombaza.

Por primera vez, Carecuy, en 24 años, se sintió comprometido a invitar, pero al no estar dispuesto a gastar, no se hizo problemas.

·         Por si acaso Chi*, no tengo plata ahorita.
·         Tú nunca tienes, yo tengo mi plata.
·         Una tetera de gro señora y cóbrese, dijo la Chombaza, al momento que sacaba de la esquina de su rebozo un billete relativamente nuevo. La vendedora sirvió y se cobró.
·         Allí le encargo mi teterita, ya volvemos.

Un baile y gro, otro baile y gro, otra teterita señora.

A las tres de la mañana, estaba que se caía de borracha, pero no perdía el conocimiento, el Carecuy le dijo, te ha tupido el viento, vamos a La Loma que te pase un poco.

La oxigenación de La Loma aceleró el metabolismo del alcohol y al mezclarse con la sangre fluyó más rápido al cerebro, actuando como letal depresor de inhibidores e induciendo a somnolencia. Carecuy, no estaba ni picado siquiera. La mixtura del alcohol con la complicidad de la madrugada, le ragalaban una nueva escena de amor a La Loma, fiel guardadora de entregas, promesas, llantos y desenlaces.

A las seis de la mañana, cuando la aurora rayaba, la Chombaza con sus prendas tierra-tierra y despeinada, oliendo a alcohol, acompañada de Carecuy se iba a su casa, sin un sol en su bolsillo, por que dado su estado, Carecuy, recibió el vuelto y lo guardó.

Como la Chombaza estaba bien papiada, los hechos junto a Carecuy no le afectaron físicamente, pero si, en lo moral; la quinta novena no fue al baile, oportunidad para que Carecuy gastara todo el vuelto con otras amigas.

Al día siguiente Carecuy la visitó, le contó que la tal, estaba vomitando; la otra con diarrea; a la fulana la encontraron con fulano; a sutana con sutano y a perengana con perengano, sin embargo, a ellos nadie los vio, por que él astutamente burló las miradas de todos. Eso reconfortó a la muchacha.

Las noches siguientes Chombaza y Carecuy, sin ningún escrúpulo bebían y bailaban y se daban su escapadita a La Loma cuando el consideraban necesario.

El 03 de Octubre, Carecuy se ofreció de chulío* en un carro que iba a Lima y retornó al lugar donde residía, en Campoy.

La Chombaza estaba en boca de todos, por cochina, tan buena moza y con ese adefesio, mujeriego, borracho, aprovechador y gorrero.

Pasada la fiesta, fue a buscar a doña Florlinda, si bien la reprendía severamente, era una mujer culta y estaba segura que esas reprimendas era para su bien, muchas cosas hacía caso, pero el defecto de ser almirosa no podía corregirlo.

§  Doña Florlinda, tengo un problema dijo. Por las manchas que desfiguraban la impecable faz, se podía saber de qué se trataba.
§  Las cosas que uno hace, debe hacerlas bien para no arrepentirse. Si tú has hecho lo que has hecho, de irte con Carecuy a La Loma, de invitarle tragos, y sabe Dios y tu conciencia qué mas, aguanta.
§  Doña Florlinda. Y ahora qué puedo hacer.
§  Trabajar para los pañales, la leche, esa criatura, todo va a necesitar.
§  Me han dicho que haga hervir el orégano, con el payco*, la pepa de palta
§  Si me vienes con eso, mejor no me hables y retírate.
§  No, por eso yo vengo a consultarle.
§  Has como te he dicho, trabaja, antes que te crezca la panza.

La Chombaza, de regreso a su casa, evaluó la última conversación, no había dicho que estaba embarazada, tampoco había dicho que había tomado he ido a La Loma con Carecuy, sin embargo ya lo sabían. Es cierto dijo para si misma. Pueblo chico infierno grande.

Doña Florlinda siempre daba buenos consejos, pero era difícil obedecer. Por la noche, cuando las cosas estaban claras para ella, y el insomnio la asaltaba, se puso a hacer un recuento de las anteriores conversaciones que tuvo con doña Florlinda,  en circunstancias muy parecidas cuando iba a consultar tal o cual cosa.

No seas almirosa. Esa era siempre la conclusión de todas las conversaciones. La chombaza, recibió esta recomendación cuando:

Ø  Se burló de una criatura asustadita, que nació con una talla y peso bajos, al que le puso de mal nombre el Churreta.
Ø  A un señor borracho que pateó a un perro y luego se cayó, éste lo mordió la cara y le puso de mal nombre el matoso, riéndose de su desgracia.
Ø  Al padre de su futuro hijo, ella le puso de mal nombre el Carecuy, debido a que su cara era pequeña y su mandíbula prominente.
Ø  A una mujercita del Alto que tenía un ojo desviado le puso de mal nombre la ojoloco.
Ø  A un  profesor venido de Trujillo y que por descuido se metió con sandalias a un chiquero, le puso de mal nombre el coche nigüento.

Doña Florlinda, siempre le decía no seas almirosa, nunca escupas al cielo por que  a tu cara cae.

Como la naturaleza había sido pródiga con ella, era bonita, proporcionada y astuta mas que inteligente, creía que tenía autoridad para burlarse de los demás.

Su embarazo, fue una desgracia, como todos los embarazos no deseados, sus primeros síntomas fueron de rechazo a la criatura, vómitos, mareos, náuseas, vértigos, la llevaron a la cama, con el dinero que tenía por hilar lana ajena, mandó a su hermano, al que le puso mal nombre de mojón de gato, por su estatura pequeña, a consultar al mejor médico de  la provincia, quien diagnosticó: Hipermesis gravídica, prescribiendo reposo y dieta rica en grasas, calorías y proteínas. Su rostro se llenó de manchas negruzcas, los pechos se hincharon causándole dolor, las caderas se ancharon hasta decir basta, la barriga se hizo bien fea, zanja zanja, parecía que lo hubieran cortado, consultado el sanitario, diagnosticó: Estrías propias del proceso de embarazo. Los pies se hincharon, al sètimo mes prácticamente estaba hupilada*. No podía ya resistir el embarazo y el niño nació antes del término.

El bebito era pequeño, pesaba 2150 gramos, medía 42 centímetros, parecía un cuysito, las características físicas eran de su padre, cuando la Chombaza le consultó el ¿por qué? a doña Florlinda, está respondió, Se trata de un gen predominante.

Como el niño no llegó al término del embarazo, no presentaba los reflejos característicos de recién nacido, el reflejo de succión estaba ausente por lo que era necesario alimentarlo con una lana remojada en leche.

El niño tardó en caminar y hablar, recién al año y medio empezó a andar y a los 19 meses a hablar; el control de esfínteres apareció  a los 25 meses. A los 3 años le picó la uta en su mejilla  derecha y como era uta bellotuda, se hizo bromote*-bromote todo su cuerpecito y cuando los bromotes reventaban era una nueva herida de uta. La ignorancia de Chombaza, la llevó a comprar carburo y luego de lavar las heridas, ponía un trozo grande, le echaba agua, necrosando esa parte de la carne sin lograr eliminar al virus que estaba en todo sitio, de ese modo desfiguró totalmente el rostro del niño, poniendo incluso el carburo en la cabeza.

Un día doña Florlinda la encontró, carburo en mano con la intención de continuar traumando al pequeño. La cogió de los pelos y la gritó. La enrostró:

ESO LE PASA A LA CRIATURA POR SER ALMIROSA.
Este angelito de Dios no tiene la culpa.

Desde entonces doña Florlinda, se encargo de curar la uta del niño, con ampolletas de repodral, le daba leche, huevos, carne. Las cicatrices que dejó la uta tanto en el alma como en el rostro del niño, no pudieron ser borradas ni sanadas, había acabado con párpados y sienes dejando un ojo muy afectado, con lesión en la retina, quedando ese ojo de su cuenta, el que no podía moverse a voluntad del niño sino que se movía por su cuenta.

Cuando el niño fue matriculado a la escuela, todos se burlaban de él, incluidos los profesores, quienes por lástima, no decían nada.

Las gentes adultas, que habían sido víctimas de la ironía y burla de la Chombaza, sentían cobrada la venganza, luego echándose una cruz a la boca por la ligereza en la expresión y otra cruz en la frente por los malos pensamientos,  recapacitaban y se daban cuenta que el niño no tenía la culpa de nada.

            Cuando el Dr. Lynch, médico cirujano, especialista en cirugía estética, dueño y director de la clínica Lynch de Miraflores-Lima, sobrino de doña Florlinda, llegó a Mollepata precisamente a casa de su tía, ésta le rogó encarecidamente, por el alma y memoria del viejo Lynch que era humano y generoso, que hiciera algo por el niño.

El 15 de Junio de 1973, el Dr. Lynch en presencia del Gobernador, leyó un documento redactado en papel sello sexto, y acto seguido firmaron el Dr Lynch, doña Florlinda como testigo y puso impresión digital la Chombaza. El Dr. Lynch llevó al niño.

El 15 de Setiembre del 2003, 30 años después, en camioneta BMW, 4X4, llegó a Mollepata el Dr. Junior Lynch, Médico cardiólogo, con post grado en psiquiatría, preguntó por doña Florlinda, una vez con ella le dijo:

·         Tía: quiero ver a mi madre, la señora Chombaza, soy hijo de Carecuy, y mi padre es el Dr. Lynch, que me llevó hace 30 años.

            Doña Florlinda sabía que detrás de ese impecable vestido blanco, había un corazón bueno como el de Chombaza y una formación humana propia de su ascendencia putativa, es decir de los Lynch.

            A las 12.00 horas del 15 de setiembre, Chombaza, sus cuatro hijos, cinco con el Dr. Junior Lynch, y doña Florlinda, compartían la modesta mesa, una shacra* de cancha, una lapa* de papas, un matecito con porotos todavía verdones, rocotos recién sacados de una shanga* llena de hollín, formaban los platos centrales del menú. La que realmente disfrutó el almuerzo fue doña Florlinda, el Dr. Lynch en realidad había perdido el apetito, sus hermanos estaban confundidos y la Chombaza sufrió una especie de vértigo prolongado, no sabía que hacer.

La Chombaza no era ni la sombra de su juventud, el castigo que recibió por almirosa la hizo cambiar radicalmente, aunque no logró formar un hogar estable y cada hijo tenía padre diferente, su carácter había sido domesticado.

Terminado el almuerzo, doña Florlinda prudentemente se retiró. El Dr. Lynch se puso de pie, abrazó a su madre y está solo atinó a llorar. No tenía nada qué decir, su cabeza estaba vacía, tampoco el Dr. Lynch tenía nada qué preguntar. Los Lynch tenían como máxima: RES NON VERBA, que quiere decir: ante los hechos no hace falta las palabras.

Glosario

Almirosos.-  Personas que viven observando los defectos de los demás para burlarse y ponerles sobrenombres.
Bromote.- Tumoración, bulto de mas o menos 3 cm de diámetro de consistencia dura.
Calientitos.- Mezcla de alcohol, agua caliente, limón y azúcar
Chi.-  Interjección para significar mujer. Contracción de china.
Chibrincar.-  Saltar con alegría.
Cho.- Interjección para significar hombre. Contracción de cholo
Chulío.-  Ayudante del chofer en la tripulación de un carro
Gros.-  Sinónimo de calientito
Hupilada.- Con edema, hinchada.
Lapa.-  Cáscara de chiclayo (calabaza) hervida y con forma de mate, debe estar seca para servir como recipiente o fuente.
Payco.-  Hortaliza aromática, se usa para dar sabor a las sopas
Pirnolas.- Frutos del eucalipto y alcanfor, de tamaño pequeño y de forma parecida al trompo. Se usa por analogía para significar pequeñas y anchas.
Shacra.-  Sinónimo de lapa
Shanga.-  Mitad de un cesto de empaque de frutas. Se usa además para exponer al aire los alimentos.
Trashcorbo.- Fenómeno en el que las rodillas están cerca y hasta se superponen al caminar y los pies están significativamente separados por malformación congénita de las extremidades inferiores, en muchos casos es por herencia.


LA FELICIDAD DEL COLASHO

El Nestor Colasho, fue sano y fuerte. Sin embargo, fue el aire* el que lo dañó. Un día cuando no superaba los 25 años, su mamá, la tía Colasha, preparó cachangas en manteca y tostó cancha con ñuñas igualmente en manteca, luego lo puso en una shacra* y lo colgó en una shanga*, para que mas tarde coma el único hijo que vivía con ella, el Colasho.

Como el Colasho era testarudo como una mula y no sabía obedecer los consejos de su mamá, no tomaba ni en cuenta ni en serio lo que le decían, ya que en repetidas ocasiones le recordaba:

§  “Cuando se está en el aula no se come cancha por que embrutece"
§  “Las cachangas y cancha en manteca, se comen en la cocina, por que si lo comes al aire libre, te da el aire”

Pese a ello, Colasho, cogió dos cachangas y un puñado de cancha y se fue a comerlo debajo de un llatur* que había detrás de su casa, por pie de Piras.

Terminó de comer cachangas y cancha y se echó a dormir plácidamente de cúbito costal (de costado en posición fetal), mas o menos una hora. Despertó, ya el sol estaba alto, dio un salto y se cayó, su brazo y pierna izquierda no respondían, se habían enterchado*, hizo esfuerzos para desentercharlo, pero fue imposible.

Saltando como pudo, llegó hasta su mamá, le contó lo ocurrido y la tía Colasha le dijo: Ya te jodió el aire.

Desde entonces el Nestor Colasho se quedó con el brazo y pierna izquierda enterchados para siempre, lo cual no impidió que trabaje en la chacra, sin embargo, su desempeño no era bueno. También fue afectado en lo moral, ya que nunca tuvo enamorada ni logró formar famlia.

Uno de esos años, llegada la fiesta de San Jerónimo, una de sus sobrinas, la que era conocida como la Botija Colasha, quien regresaba al pueblo después de muchos años al haber obtenido permiso de la patrona a quien servía como cocinera, y en circunstrancias que  se estaba haciendo cada vez mas odiosa, por que decía que las pencas son unos tremendos repoyos, reclamaba que cómo era posible que coman sin utilizar cubiertos ni servilletas, como era posible que vivan como animales sin estar enterados de las noticas, especialmente del movimiento bursátil, preguntaba dónde estaban las sábanas y las colchas, dónde la lavadora, licuadora, waflera y tantas otras cosas mas.

 La sobrina Botija, se estaba arreglando para ir a misa, seleccionó un traje sastre plomo oscuro, adecuado para una ceremonia religiosa de tal envergadura, sin embargo, no encontraba un zapato elegante, este era de un cuero duro, este otro tenía un color pálido, aquel tenía muy bajo el taco y aquel otro tenía hebillas muy grandes.

Los zapatos además no todos le quedaban bien, ya que las hijas de la patrona tenían diferentes tallas y la misma patrona era pie chico, lo peor era que tenían pie delgado, por lo que todos los zapatos que había llevado le ajustaban, pero eso no podía decir.

Entonces, salió de su cuarto y empezó a renegar, argumenando que el viaje le había hinchado los pies, que sus zapatos que en Lima le quedaban bien, en Mollepata le ajustaban, siguió renegando, por que no tenía a la mano la programación de todos los actos protocolares, que le permitiera seleccionar que traje era adecuado para cada situación, es decir a los banquetes había que ir con un tipo de ropa, a las recepciones con uno diferente, a las ceremonias de etiqueta con otro tipo de traje y a reuniones de carácter familiar podía permitirse ir de manera informal o en todo caso con ropa casual.

La tía Colasha estaba turumba*, se movía de un lado para otro, se sacaba conejos de los dedos, quería quedar bien con la Botija, pero no sabía cómo, eso de ropas diferentes no lo entendía lo que aumentaba aún mas la confusión.

Por fin la Botija se introdujo al cuarto y los trece pares de zapatos los puso en fila para seleccionar uno de ellos que le quedé bien, hacía rato que había descartado la asesoría de la tía Colasha, quien al parecer era buena para nada.

Sin embargo, a esa misma hora, el Colasho cogió su bastón, miró al cielo, se persignó y dijo:

“Gracias Dios Mío, Gracias Patrón San Jerónimo, por permitirme vivir y gozar de la vida, pero sobre todo, muchas gracias por darme este bastón para reemplazar mi brazo y mi pierna que están dañadas”.

Glosario

Aire.- Daño neurológico, que se evidencia en la parálisis permanente de determinados miembros o regiones del cuerpo de las personas.
Enterchado.-  Dícese de las parestecias, adormecimientos. Incapacidad de ejercer control sobre determinados miembros del cuerpo y pérdida de la capacidad sensitiva de dichos miembros. Cuando se produce por deficiencias en la circulación sanguínea, en cuanto ésta se restablece desaparece el adormecimiento.
Llatur.-  Variedad de cactus (San Pedro)
Shacra.-  Recipiente de cáscara cocida de chiclayo, tiene forma de un posillo.
Shanga.-  Una de las partes del cesto que se emplea para transportar frutas; se ata a la parte alta de la cocina sujetada por tres cuerdas.
Turumba.- Atolondrada, confundida, indecisa.


LAS NOVEDADES DE JOSUE BALAS

Josuè Balas, hacendado de Añilbamba, leguleyo, charlatán, codiguero, tinterillo y embaucador, luego de catipar* cómo le iría en el viaje a defender a los cuatreros que eran sus compinches, no teniendo muy buenos presagios, junto a su huelerrabo, enrumbó a la provincia.

En el camino, después de pasar Argallama, se le cruzó un guacho, en cuyo balido descifró las esperanzas del animal de salir de ese cautiverio, desde que el guacho los vió, balaba: baaaahh?, baaaaahh? ¿va....?, ¿va....?. Y Josuè Balas que entendía todos los idiomas y descifraba todo tipo de mensajes, como por ejemplo:

El mensaje de las estrellas, tenía que saberse descifrar, si estaban las tres Marías, o el arado, o la constelación austral o aural, entonces cada una tenía un significado diferente.

En cuanto a la luna: luna tierna, cuarto creciente, cuarto menguante y luna llena tenían mensajes muy claros. Había que tener especial cuidado con el ciclo lunar, que por lo demás guarda relación con el ciclo menstrual de las mujeres, con procesos de ovulación,  fecundación;  así decía, que un engendro de luna tierna, probablemente será una niña endeble, dependiente, insegura, sin embargo un engendro de luna llena, con seguridad será un hombre valiente, aguerrido, intrépido, emprendedor y de éxito.

Sobre los vientos, también era necesario detectar la intensidad, volumen, velocidad y sobre todo la dirección, los de Este a Oeste, tienen relación con las buenas cosechas, pero los de Sur a Norte con seguridad anuncian desgracias.

Sobre el lenguaje de los perros, ladridos lastimeros implican muerte de familiar, ladridos sucesivos, fuertes y ansiosos anuncian terremotos, ladridos secos y espaciados anuncian presencia de delincuentes a quienes inconscientemente los perros tienen temor; ladridos de rechazo, ataques acompañados de ira, indican presencia de Guardias Civiles o Gobernadores; mientras que ladridos de alegría, contento y felicidad indican presencia del dueño o de compinches.

En cuanto al lenguaje de los guachos, también era necesario conocerlos; el balido de un guacho suelto, libre, que come lo que quiere y a la hora que quiere, es diferente del que está en cautiverio, encerrado. Ahora, no solo está en cautiverio el que está enjaulado, también es cautivo aquel que está atado a una estaca, por que está privado de su libertad, de su socialización y hacer vida en común en manada que es fundamentalmente la vida de estos animales.

Así es que, habiendo descifrado el balido del guacho, cortó la soga que lo ataba a una estaca y se lo llevó consigo para venderlo en la Provincia y con ello poder sobrevivir los días que permanecieran en dicha ciudad.

Los dueños, que vieron cómo llevaban a su guacho, cortando camino se fueron a la provincia y comunicaron a la Policía, quienes en la calle real lo esperaron y al llegar Josuè Balas con Guacho en mano, un Policía que odiaba a los abigeos, se acercó le propinó tres patadas en el trasero y dos lapos en el rostro, le quitó el guacho y le interrogó: ¿Por qué has robado este animal?

Josuè Balas, con pasmosa tranquilidad, se sobó las posaderas, pasó una y mil veces las manos por su rostro para ver si había sangre, hasta que le llegaron las ideas para una salida airosa y dijo:

Señor Policía: Es deber, obligación y hasta responsabilidad ineludible de los seres humanos prestar auxilio a las personas que lo requieren, velando por su libertad, tranquilidad, seguridad, para que tengan la oportunidad de hacer una vida en sociedad y buscar una compañera para su vida, derechos que usted sabe, están consagrados en la Declaración Universal de los derechos Humanos de San José de Costa Rica de 1948, instrumento jurídico internacional sobre el cual no ahondaré por que usted, como caballero del orden, custodio de la ley y soldado de la patria, lo conoce al dedillo.

Te pregunté ¿por qué has robado el guacho?

Vamos por partes excelentísimo, distinguido y honorable representante de la sociedad y el Estado Peruano.

La perspectiva ecológica, propugna el equilibrio del ecosistema, donde todos debemos vivir en completa armonía para conservar nuestra salud, seres bióticos y abióticos debemos estar en equilibrio, según el tratado de conservación medio ambiental promovido por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, sobre el cual tampoco daré mayores detalles. Y como dice Darwin, el hombre no es mas que un estadío superior de la escala animal, entonces desde los protozoarios son nuestros antepasados y les debemos respeto.

Te dije ¿por qué has robado ese animal?

Señor, ese animal, tan animal como nosotros, tiene derecho a la libertad y no tiene por que estar amarrado a una estaca; tiene derecho a la tranquilidad y no hay razón para tenerlo bajo condiciones de estrés severo y crónico lo que deteriora su salud y estado de ánimo; tiene derecho de hacer una vida en sociedad, con sus congéneres, mas aún cuando los rumiantes son gregarios por naturaleza; tiene derecho a buscar una compañera y hacer vida en familia y este señor, al que usted llama propietario del animal, no es mas que un abusivo, que aprovechando su condición de animal superior; hace y deshace de la vida de este pobre animal; Yo como promotor ecológico no puedo permitir ese atropello contra un indefenso animal.

No me ha respondido

Señor, estoy diciendo que además de los argumentos de derecho esgrimidos en la legítima defensa de la libertad del animal, existen argumentos de hecho, por que yo he entendido el lenguaje del animal y él ha querido su libertad, es más, cuando hemos pasado cerca de él, con desesperación y en tono de súplica nos ha preguntado ¿Va? ¿Va?......... Y nosotros, le hemos respondido: Si vamos. Y entonces él se ha alegrado y lo hemos traído.

Yo como Ramón Castilla, lucho y lucharé por que la libertad sea un derecho inalienable para todos, sean débiles o fuertes. Y en este caso, he actuado de buena fe, movido por sentimientos de humanidad y amor al prójimo, por que Darwin no está equivocado, tampoco la Declaración Universal de los Derechos Humanos y tampoco el tratado de conservación medio ambiental.

Continuó: los abusos se cometen contra los más indefensos, contra los niveles más bajos de la escala animal y como este pobre animal no puede defenderse ni contratar un abogado, entonces abusan de él. Sin embargo, señores, si ustedes quieren que siga la opresión, el abuso, el cautiverio; que ese animal sufra una depresión y llegue hasta el suicidio ahorcándose o comiendo arañas, allí lo tienen.

Sumamente molestó, Josuè Balas, continuó su camino.

En la posada donde de mala gana los acogieron, el dueño de casa ordenó que no les den ni agua a esos forasteros por que tenían mala facha y mientras ellos merendaban, los forasteros miraban como esperando un mendrugo, el dueño de casa en forma burlona como para humillarlos le pregunta a Josuè Balas:

  • ¿Y qué novedades por su pueblo?
  • Ninguna patrón.
  • Cómo que ninguna, allí no pasa nada.
  • No, la única novedad es que una vaca ha parido 5 becerros
  • Y cómo hacen.
  • No hay forma, ya que solo tres maman y dos siempre están mirando

Glosario

Catipar.-  Es el acto de adivinar el futuro inmediato, ritual que puede hacerse a través del chacchado de hojas de coca y fumando cigarrillos.


LA BRUJA

En la chacra de Minas, que queda de La Loma para abajo, ya se estaba cosechando el maíz, era una chacra pequeña y estaba rodeada de eucaliptos, algunos eran shillcas*, pero por el transcurrir del tiempo habían logrado tal tamaño que no parecìan shillcas sino árboles verdaderos. 

La siembra se había logrado como nunca, por eso, don Huaco estaba contento; durante la mañana se recogió las ñuñas, chiclayos y cayhuas, por la tarde se calchó y por la noche, se despancó. La comida había crecido tanto que parecía, que era la cabeza de don Huaco, por que a los cinco meses de la cosecha murió. En plena despancada, don Huaco contó a Hernando que una vez, había un señor que estaba de amores con una buena moza que vivía al costado del río Tablachaca, en Chucushbal, y engañando a su mujer, so pretexto de cuidar las chacras por que robaban el maíz, salía por las noches y se iba de frente a la chosa de Chucushbal.

La esposa enterada de tan vil engaño, contrató los servicios de una bruja de Cabana, para que le hiciera daño, la bruja inquirió qué tipo de daño deseaba, respondiendo la interesada que solo se le diera un escarmiento, hecho el trato, la bruja empezó su trabajo.

El señor, como siempre, salió a vigilar los sembríos y tomó el camino a Chucushbal, pero como embustero siempre era precavido, por ello se aseguró la cuchilla marca toro, su detente que pendía del pecho con una pita de nylon y algunos cigarros. Bajó a Samana, cruzó Chilcapampa, las Pampas de Palacios, se detuvo en la Piedra Catacha*, recogió algunos trozos de esta piedra, ya que  por sus malas acciones cualquier rato le harían la brujería y era bueno prevenirse y para ello, no había nada mejor que la piedra catacha.

Siguió descendiendo hasta el cruce a Shindol y Pampas, tomó el camino a Pampas, a unos 70 metros, frente a una cruz de palo que está pegada a la peña, al lado izquierdo del camino, se persignó, avanzó unos 15 metros y un águila empezó a atacarlo, ese animal quería sacarle los ojos, entonces se armó de valor, cogió fuerte su bastón de lloque* y agarró a garrotazos al águila, logró darle certeros golpes y el águila emitiendo un raro graznido se alejó, no había avanzado ni tres metros y se apareció una chancha de mas o menos 2 metros de largo por 1.20 de altura, de unos 200 kilos de peso aproximadamente, la cual vino directamente a envestirlo con el hocico para arrojarlo al barranco que mas que barranco es un vacío, un precipicio, que da directamente a las aguas del río Tablachaca.

Nuevamente el hombre se armó de valor, se pegó contra la peña, cogió piedras y las arrojó contra la bestia furiosa, garroteó con el bastón el hocico del animal, pero la bestia cada vez se volvía mas endemoniada y arremetió contra el hombre, lo hizo avanzar hasta cerca al filo del abismo, entonces el hombre hizo un intento por salvarse, no por que le faltara fuerzas, sino por que la bestia era demasiado grande para vencerla, saltó contra la peña, cogió su crucifijo en la mano izquierda, se crucificó contra la peña abriéndose los brazos y pegándose contra ella todo lo posible y dijo:

“ DETENTE ENEMIGO, QUE EL SAGRADO
CORAZON DE JESUS, ESTA CONMIGO”.

La chancha empezó a transformarse, hasta convertirse en una mujer completamente desnuda, el hombre sin soltar el crucifijo, desenvainó la cuchilla marca toro y le dijo:

¡Maldita bruja despídete de este mundo terrenal!

La bruja se arrodilló, le pidió perdón, le suplicó que la dejara vivir que no lo haría daño, le contó quien había contratado sus servicios, cuándo y para qué, agregando además información detallada y valiosa sobre las verdaderas intenciones de la mujer de Chucushbal para con él.

El hombre le dijo está bien, no te mataré, pero te llevaré al Puesto de la Guardia Civil, y así fue, la ató de manos, con cuchilla en mano y bastón en la otra la llevó hasta el pueblo, sentó su denuncia y entregó a la bruja al puesto, los guardias ante tal caso, la metieron al calabozo así desnuda, pero al amanecer ya estaba vestida, no se sabe cómo; rápidamente la empapelaron y con atestado en mano la llevaron a la provincia, viajando catorce horas por camino de herradura y la entregaron al Juez de Primera Instancia, quien ordenó su encarcelamiento por intento de homicidio, al día siguiente se le interrogaría. Sin embargo, se sabe, que esa misma noche estuvo en Cabana, como si nada hubiera pasado. Cuando el Juez quiso escuchar su testimonial, la bruja había desaparecido, pidió el expediente y éste no se encontraba, solicitó copia del atestado al Puesto de la Guardia Civil y tampoco lo recibió por que había desaparecido de los archivos del Puesto.

Desde entonces creció la fama de la bruja, todas las personas la respetaban mucho, si algo pedía, lo tomaban como una orden e inmediatamente la cumplían, por que sino la bruja mataría los niños, le sacaría el sebo para seguir volando y convirtiéndose en águila, chancha, serpiente o alacrán.

Don Huaco, decía que meses mas tarde, cuando él fue a Cabana a buscar a la bruja para solicitarla un trabajito para una personita, los moradores indicaron que no habían visto a la bruja desde hacía varios días; él, que no tenía miedo, se fue a tocar la puerta pero nadie contestaba, solo un tumulto de curiosos se aproximó y se arremolinó a unos 10 metros de la casa, es así que juntamente los curiosos a condición que él vaya adelante, decidieron ingresar a la casa de la tal bruja y ver lo que pasaba, lograron entrar a la casa, todo estaba vacío, en un hueco hallaron siete huevos de gallo, siete huayruros, siete piñones, un puñal de cuatro filos y una culebra cintihuaraca viva enroscada, que parece que cuidaba dichos bienes. En silencio se retiraron, él, regresó al pueblo y dijo  que no la había encontrado.

Agregó: la primera persona a la que cuento lo que pasó, eres tú.

Glosario

Lloque, Arbusto silvestre y pequeño de tallo latigoso y muy resistente, se usa preferentemente para bastones.  Crece en los cerros.
Piedra catacha.- Una variedad de piedra semejante a un fósil, color blanco, se desintegra con facilidad, es escasa y sirve para proteger de los malos espíritus, brujerías y demonios.
Shillcas.- Retoños.

LA CABEZA



Ese  año como nunca había bastante sequía, la gente se peleaba por el agua, un riego era un manojito de agua, las siembras se perdieron todito, algunas personas perdieron chacras enteras, ni la semilla se salvó, el maíz pegado a la tierra se amarilló y se secó ni para panca servía, las plantas de trigo y cebada parecían linaza, la ñuña no se logró nadita, por eso, aunque sea para pasto tenía que regarse las chacras.

El Señor De la Peaña y Hernando regaban la chacra, mas por hacerse compañía que por que se necesite dos personas para ese manojo de agua, entonces, el Señor de la Peaña, le contó a su ayudante que cuando niño, las siembras eran muy buenas, había bastante agua para el riego y las cosechas eran abundantes. Decía que estaba regando unas chacras en Cuchicanra, que está un poco más abajo de Pirasbamba, a eso de la medianoche, cuando la naturaleza duerme, el agua también estaba durmiendo, es decir había un silencio absoluto, ningún ruido, ningún movimiento, el mismo viento se había paralizado y no soplaba,  período que duró casi unos cinco minutos, cuando en eso, un sonido “mejck, mejck, mejck...” por ratos era intenso, por ratos era débil, sin embargo, cada vez estaba mas cerca del Señor De la Peaña.

Demás está decir que pese a que era niño, era macuco* en estos menesteres, su padre le había contado como se presenta la cabeza y cómo hay que actuar en esos casos, por eso, se escondió en una hoyada, en el sovaco derecho puso el bastón y en la mano una lampa, con la otra mano sostenía su checo y empuñaba su cuchilla, cuchilla que era de acero inoxidable y que ahuyentaba a los malos espíritus, y si éstos no querían irse, protegía al quien la poseía para que no se le acerquen.

Cuando, de repente, vio que una cabeza se movía de un sitio a otro, como buscando algo, emitiendo los soniditos ¡mejck!, ¡mejck!, cuando en eso, el Señor de la Peaña la dejó acercarse y en un descuido de la cabeza -que en realidad era cabeza de un ser humano- le descargó un lampazo, y la cabeza emitió un desesperante ¡meeeeeejjjjjjjck al que respondió el eco, y luego muchos agudos y débiles mecjk de cientos de cabecitas muy pequeñas que estaban metidas en la cabeza grande.

El Señor De la Peaña explicaba, que esa ocasión de trataba de la cabeza de un forastero tan haragán que se durmió de sed por no ir a buscar agua. Agregaba:  las personas jamás deben acostarse con sed, por que cuando el cuerpo duerme, la cabeza se separa del cuerpo y se va a buscar agua, hay veces que llega hasta el río, y de eso hay pruebas, ya que todos los arrieros que han escuchado la cabeza coinciden en señalar que fue cerca al río, sin embargo, es la primera vez que alguien la ha visto en propia persona.

El Señor De la Peaña contaba que esa cabeza se fue a esa chacra donde había agua de regadío, por que no conocía bien la zona, ya que, cerca de donde el forastero pidió posada había un puquio. Además, decía, que al día siguiente, el forastero no estaba en su posaba, seguro la cabeza vino a recoger el cuerpo y lo llevó con todo hasta su tierra, ya que la tierra siempre llama.

Glosario

Macuco.- Dícese del que es experimentado y sabe como sortear exitosamente las situaciones

EL ENCANTO

Doña  Pelagia, conocida como Pegui, fue maestra de escuela, se inició como todas las maestras de su época, con la primaria completa y cumplidos los 21 años en que podía contar con libreta electoral, luego estudió en la normal de educación, y se hizo docente de carrera. Años mas tarde estudió en Lima la educación media en vacacional, finalmente se licenció por una universidad de educación, también de Lima. Se jubiló con 35 años de servicios reales, efectivos e ininterrumpidos. Ella contó, que cuando trabajaba en Ancash, tenía que viajar hasta 90 Kmts diarios en mula, había veces que se hacía tarde y viajaba durante la noche.

Adoraba las mulas de sangre, bien aperadas con jatos de plata, estribos y montura, enchapadas, espuelas de plata y llevando siempre en el bolsillo del abrigo su revólver Smith Wesson, y esta vez, como las demás, así emprendió su viaje.

Partió del pueblo donde se encontraba de tránsito a las 11:00 del día, a las 3:00 de la tarde, en un paraje solitario por donde había que caminar de memoria, ya que al no ser transitado el camino había desparecido por efecto del tiempo, vio que una pava blanca como la nieve virgen, junto a sus 13 pichones tishpían grama sin prisa. Sin mayores reflexiones, calculó y evaluó bien la situación, concluyendo que podía atraparlos decidiéndose a hacerlo, sin embargo, los pichones uno a uno se iban desapareciendo; por su mente hizo un rápido recorrido para evocar hechos similares de pavos silvestres y al no encontrar antecedentes en su memoria, se dio cuenta que se trataba de pavos encantados, por lo que con rapidez inusitada se quitó la chompa y la arrojó sobre la pava mamá y ésta, se convirtió en un ave pequeña y de metal amarillo, semejante al oro; doña Pegui, tomó la pava en sus manos, la llevó hasta la mula, colocó el ave en la alforja de cuero, abrochó las hebillas y continuó su viaje.

En la Quebrada del Muerto, la cogió la noche, el viento y el mal tiempo habían provocado derrumbes en el camino, por lo que era muy riesgoso seguir en los lomos de la mula, entonces decidió apearse y tirar la mula de las bridas. Sin embargo, una vez superado el camino escabroso, era momento de montar, pero el animal no quería acercarse a un poyo para facilitar ser montada, doña Pegui insistía, pero como las mulas son los animales más tercos del universo, era prácticamente imposible montarla. De pronto una sombra se acercó, y se escuchó:

·         ¡Hola maestra!,
Doña Pegui no se inmutó y contestó
·         ¡Hola she*!,
No divisaba ninguna silueta y no era momento de mostrar temores ni miedos, luego la mula, como que se resistía, pero aquella persona invisible colocó la mula cerca al poyo y se oyó:
·         ¡Monte maestra¡ 
Doña Pegui replicó:
·         Ya, gracias.

Una vez en los lomos de la mula, continuó su caminó, conversando con aquella voz, así hasta llegar a una acequia, allí se despidió la voz, indicándole que le era muy difícil cruzar la acequia. La maestra entendió que se trataba de una persona muerta con quien se habían conocido antes y de allí que le resultara familiar la conversación, sin embargo, causaba lástima que la acequía cruce por allí y que impida seguir la conversación, ya que las almas, no pueden cruzar lugares por donde hay agua. Pegui, siguió su camino.

Mas o menos a la media noche, en una encañada*, se encuentra cara a cara con la comisión*, que no son mas que decenas, cientos o miles de almas en pena que andan recogiendo sus huellas por los caminos –especialmente solitarios- que transitaron en vida, inmediatamente la maestra, dio tres látigazos a las ancas de la mula, ésta, se encabritó y respingó, levantó la cabeza y movió las orejas hacia adelante en actitud de máxima alerta, resopló y zapatió con las bien herradas patas delanteras, luego guió la mula paa encima del camino, desmontó, cogió su revólver, se hizo la señal de la cruz y miró de frente a la comisión, pero se escuchaba únicamente el tropel de pasos de gente, la mula empezó a recular ferozmente hasta que logró librarse de las manos de su ama y echó a correr a galope tendido; el animal, no obedecía, no hacía caso, doña Pegui decía:

¡Soooo…! ¡Soooouuu….! ¡Mula!, ¡Soooooouu!!!!!!!, ¡Mula carajo¡

La mula, seguía corriendo hasta que la perdió de vista.

Tres kilómetros adelante, encontró al animal asustado y temblando, se acercó con cautela y palmeó el cuello de la bestia, la acarició y trajo la cabeza de la mula contra su hombro y el animal empezó a recobrar su tranquilidad.

Echó un vistaso al apero, poncho de agua y alforja, por si acaso se hubieran caído en la huída del animal, pero todo estaba completo. No era necesario revisar el interior de la alforja de cuero toda vez que tenía hebillas que aseguraban las pertenencias de su interior, además, ella que no era ni desconfiada ni avarienta.

Montó y retomó su camino. Siempre había recorrido esos caminos, muchas veces de noche pero nunca se encontró con la comisión. Esa fecha no era peligrosa, de modo que no encontraba explicación a lo sucedido. Luego pensó: seguro que por la pava encantada me pasa todo esto.

Llegó a su casa ya cuando los gallos se apuraban cantando, se apeó de la mula y se fue directo a su dormitorio, dejando que su hermano que estaba de pasada, ayude desaperando la mula y arreglando las cosas.

Cuando despertó, cogió su alforja, deshebilló y empezó a sacar sus pertenencias, rebuscó por todo lado hasta en los detalles mas pequeños, pero no encontró a la pava, quizo preguntar a su hermano quien desensilló al animal, si había revisado la alforja, pero le indicaron que su hermano de un momento a otro decidió irse y no quiso que la despertaran para que se despidiera, considerando que debía estar muy cansada luego de haber viajado toda la noche.

 Dicen que el hermano que desaperó la bestia, como era avariento, envidioso y chismoso, revisó las pertenencias de su hermana y cómo pudo reconocer al animal encantado, se lo llevó con él, empezando su huída con el valioso botín. Muy pronto ese hermano se hizo rico, vestía buenas ropas y andaba en caballos bien jateados, compraba reces a las gentes de las punas y los beneficiaba en la costa.

Si doña Pelagia se hubiera quedado con la pava, hubiese sido multimillonaria, ya que lo único que tenía que hacer, era mutilar cada día un trozo del animal y dejar la pava en ajos machos y al día siguiente la parte mutilada se regeneraba y así indefinidamente, mientras tanto el oro se sigue vendiendo, pero no fue así.

Glosario

Comisión.-  Tiene el mismo significado que sentencia, término que se usa en la región de Ancash.
Encañada.-  Ensenada, camino que discurre por entre dos cerros
Poyo.-  Parte elevada de tierra, se usa para empinarse o para sentarse. Hay poyos naturales y construidos para usarse como asientos.
She.- Interjección usada en Ancash para significar hombre


LA SENTENCIA

En un tempestuoso mes de agosto, caracterizado por que los vientos arrecian con tal fuerza que logran levantar techos completos, sea de las chosas o de las  casas, incluso arrancan las calaminas por mas bien clavadas que estén, de las tejas ni que decir, lo llevan como pishoques. También en agosto, hay contados casos que se están cosechando las siembras postreras, aunque por lo general, solo se encuentran rastrojos despoblados.

Por entonces Hernando tenía 11 años, doña Florlinda –que era su madre-amasó e hizo unas tortas, semitas, vasitas, hojarascas y rosquetes*, alquilaron seis pollinos y se fueron a desconocidos temples* de Angasmarca, a buscar granos (menestras y cereales), en compañía de don Huaco, quien llevaba un burro que parecía encalmado*.

El trabajo consistía en entregar 5 a 6 unidades de los productos que llevaban y recibir a cambio un almud* de lentejas, alverjas, habas; si las cosas no estaban muy bien y había escasez de menestras, entonces habría de recibir cereales.

El viaje, fue como todos los viajes en busca de granos, salieron de madrugada, una noche de luna llena, apenas cantó el gallo, ya sol alto, después de cruzar el rio Angasmarca, atajaron los pollinos a un costado del camino donde podían morder picullo, mientras las personas comieron el primer fiambre del día, consistente en panes con jamón y café caliente preparado allí mismo, utilizando la olla de barro que siempre se lleva en los viajes, la que llenaron de agua, le pusieron cebada tostada y unas ramas de hierba luisa, juntaron chamisa*, tres piedras como tullpas* y encendieron su candela hasta que el café quede preparado.

Después de fiambriar, retomaron el camino cuesta arriba, hasta que el sol había superado la línea central imaginaria de la mitad del firmamento, en que nuevamente era hora de tomar el segundo fiambre, esta vez consistía en ñuñas, cancha en manteca con caysures* y chicha de jora llevada en porongo, solo para asentar el almuerzo. Continuaron lo que restaba de la cuesta y luego interminables pampas de rastrojos, pero no se veía nada de agua en todo el camino.

Resulta que los temples de ese lugar, se caracterizan por la ausencia generalizada de agua, las pampas de rastrojos, se explican por que allí se siembran los granos. Se trata de tierras muy productivas, se riegan con el aguacero en épocas invernales, en los primeros aguaceros se realiza la siembra y las lluvias se encargan de regarlos hasta su madurez, ello explica el por qué de los terrenos fértiles.

Según doña Florlinda, habían dos razones fuertes sobre la fertilidad de las tierras, la primera que son pampas y la segunda que solo son regadas por la lluvia. Y agregaba: además son tierras calizas o arenosas, esto, hace que la lluvia sea totalmente absorbida por los suelos, que no se lave  el abono natural al regarlo con agua de acequias y que la tierra fértil se desplace hacia la parte inferior de las chacras.

En esta parte, no existe zona urbana ni núcleo comunal, la ubicación de las casas, es de mas o menos dos kilómetros una de otra, la gente levanta su casa calculando el centro de sus poseciones de tierras, de modo tal que a un kilómetro a la redonda les pertenecen las tierras.

Los temples, son regiones altitudinales quechuas, con carencia de agua, lo que da lugar a que cada familia destine por lo menos una persona a razón de  dos veces por semana para acopiar agua del río, para consumo humano y una vez por semana para abrevar a los animales. Todo animal apto para carga es bueno para acopiar agua, muchas veces cuando se lleva al ganado, se emplean los cuernos de las reses para atar recipientes con agua.

Una vez instalados en una familia que sin pretextos los acogió de muy buena gana, dándoles posada y ya llegada la noche, con las caronas* y algunos pellejos de cordero dados por los dueños, hicieron una cama donde se acostaron doña Florlinda y Hernando, y a un metro mas allá, don Huaco hizo lo mismo, las bestias las ataron a un bramadero, que no era mas que una laja larga agujereada por un extremo y enterrada, quedando el agujero hacia arriba donde se ataban las sogas de los animales que por el otro extremo se toma el miembro anterior de la bestia.

Estaban parlando de lo impredecibles que andaban las condiciones del tiempo, la luna, como se entenderá, era clara, cuando vieron, a unos tres kilómetros de distancia, aparecer una columna de luces, que se desplazaban de  Oeste a Este por un cerro donde en realidad no existía camino; por lo menos había 5 kilómetros de distancia cubiertos de luces desplazándose unas detrás de otras, el dueño de casa al escuchar el aullido de los perros, salió de su cuarto de dormir, el mismo que servía también para cocinar, comer, criar cuyes, conejos, almacenar granos, etc; y con calma les indicó:  “... se trata de la sentencia, alguien iremos a morir, permanezcan callados y no los interrumpan, ya terminarán de pasar”..., y así lo hicieron.

Amaneció, salieron a cambiar los granos, la gente era buena, sobre todo es gente ansiosa de tener visitantes, a casa o chacra que llegaban, les invitaban algo de comer como: habas, cancha, trigo tostado, etc. y de buena gana les cambiaban sus productos con sus granos, no sin antes pedirles que recen para que mejoraran los tiempos.

Ya entrada la noche completaron la carga. Regresaron a la posada, donde con un mechero los esperaban para merendar; inmediatamente les sirvieron sopa de mote de cebada con bastante payco*, y luego trigo  graneado con revuelto de cuy y un agua caliente de valeriana; merendaron, ataron los animales a los bramaderos y a dormir.

Al día siguiente, temprano tomaron el cushal* de alverja calentada y molida con huevos y orégano; separaron las piedras de los granos, eliminando las primeras y seleccionando los granos para su transporte. Ya al mediodía, pusieron los sacos sobre el lomo de los jumentos y arriaron la piara camino de regreso.

En el descenso les cogió la noche, llegaron al río, los animales bebieron abundante agua, estaban repuestos y era necesario aprovechar la frescura de la noche, por lo que decidieron seguir adelante. Mas por costumbre que por necesidad, encendieron una linterna de mano a combustión de kerosene para doña Florlinda, quien tomó la delantera arreando dos burros, luego con lámpara de carburo estaba don Huaco, quien arreaba dos burros y cerraba filas Hernando, con linterna de pilas arreando tres burros. El viaje andaba sin problemas, al llegar a la quebrada negra, que se encuentra entre dos ríos el de Angasmarca y Piscochaca, don Huaco, se desvió cuesta arriba por la quebrada, por donde no había camino, iba diciendo:

“Fuera fuera, burros flojos”  Y así seguía avanzando rápido, y Hernando decía:
¡Don Huaco, por allí no es el camino!  y él no le hacía caso.

 Hernando avisó a doña Florlinda para que ataje los burros y Hernando fue detrás de él hasta alcanzarlo, lo cogió fuerte y a empujones, contra su voluntad y con mucha dificultad por lo accidentado del tramo, lo hizo llegar hasta el camino, y desde allí retomaron el camino juntos. Hernando tenía miedo, aún cuando doña Florlinda no dejaba notar su temor, se sospecha que también tenía miedo. De allí para adelante el camino fue ojito ojito a don pobre Huaco hasta que llegaron a su destino.

Después de dos días, cuando le trataron de hacer recordar el suceso a don Huaco, “..., él respondió que en realidad no recordaba absolutamente nada y concluyó diciendo: “seguro la diabla me ha querido llevar”.

Don Huaco, no se llamaba Huaco, ese era su sobre nombre, dicen que por que era de tez blanca, por que siempre andaba solo y no tenía descendencia. Desde entonces, Hernando nunca descuidó su escapulario, siempre salía con él y además, decidió andar con un perro, ya que es un buen amigo, hace compañía y también es un huallqui*.


Glosario

Caronas.-  Elementos de trapo, que se ponen encima de los lomos de las asémilas y sobre ellas se coloca la carga.
Caysures.-  Grasa dorada de cerdo, de tamaño pequeño, es el residuo de los chicharrones.
Cushal.-  Sopa que se toma en las mañanas, por lo general es de harina.
Encalmado.-  Animal que actúa con extremada calma. Generalmente se encuentran afectados por enfermedades terminales
Huallqui.-  Objetos que sirven de compañía cuando se viaja por lugares solitarios y alejados, puede ser: cuchillas, escapularios, fotografías.
Picullo.-  Gramínea, muy común en la región de la sierra norte del Perú.
Rosquetes. Pasteles preparados con harina y yema de huevos, luego se da la forma de una rosca y se sancocha, posteriormente se hornea y luego se embadurna con punto nieve.
Sentencia.-  Es la percepción de imágenes de personas y/o sonidos donde no los hay.
Temples.-  Zonas quechuas o valles
.
Vasitas.-  Pasteles horneados, hechos de harina de maíz, grasa y azúcar.


EL PACTO CON EL DIABLO


Era una noche de intensa negrura y dolorosa calma, noche invernal y friolenta, se respiraba olor a tierra fresca y recién arada. Don Ramis, se puso meditabundo, se cogió el mentón, encendió un cigarro y luego dijo:

Cuando era niño, fui acompañando a mi papá a Muncamaka, iba a inaugurar una escuela. Cuando llegamos al pueblo recién formado, la gente estaba encolerizada contra Calixto.

El motivo de la cólera del pueblo, era que habían conseguido una partida de dinero del Supremo Gobierno para levantar una pared de tapia con buenos cimientos y buen lomo la que debía cercar totalmente al pueblo de Muncamaka, debía ser construida antes del 25 de marzo y ya estaba el calendario en el 20 de marzo.

Un año antes, habían sido convocados los mejores albañiles, sobre todo los tapialeros, conocidos y respetados en la zona, quienes no cogieron la obra por que cobraban montos superiores al concedido por el Supremo Gobierno, sin embargo; a la licitación que se hizo en cabildo abierto, se presentó Calixto, quien aceptó el monto disponible y se comprometió al término del año entregar la obra.

Como he dicho, solo faltaban cinco días para que venciera el plazo y no se habían hecho las zanjas ni recolectado piedras y ramas y lo peor, ya habían entregado 50% del dinero a Calixto.

Calixto, vivía en la Loma del Diablo, nadie conocía detalles sobre su vida, siempre se le veía solo, no conversaba con nadie y cuando iba de compras al pueblo, adquiría únicamente sal, manteca y fósforos, pagando con monedas o billetes nuevos.

La Loma del Diablo, era una loma de rocas, donde no había tierra, ni vegetación ni agua  y allí hizo su choza Calixto, no hace falta decir que no sembraba absolutamente nada, no se le conocía oficio alguno, sin embargo, no denotaba ningún síntoma de desnutrición, desvelo, enfermedad o preocupación.

Llegó el 21, el 22 y nada de construir la pared. El 23 de Marzo, amaneció construida la mitad de la pared, aproximadamente 15 km, tenía aspecto de haber sido construida mas o menos un año antes. El 24 de Marzo, los 31 km de pared estaban construidos, las zanjas mas hondas de lo establecido, los cimientos no solo eran de piedra, sino que ésta, era blanca y maciza, las paredes y lomos estaban totalmente secos.

Contaban que el 23 en la noche, mucha gente se puso a aguaytar cómo Calixto construía la pared y solo escuchaban el sonido metálico de las herramientas o los golpes secos de las piedras.

El 25 de marzo a las ocho de la mañana, Calixto, entregó la obra. El comité ejecutor de la partida presupuestaria recibida del Supremo Gobierno, inspeccionó la obra, con una comba golpearon la pared, luego trataron de fraccionar la pared con una barreta, pero fue imposible, la pared parecía una roca.

Finalmente concluyó: Muchos van a visitar esa pared y se quedan sorprendidos por el material empleado, ese tipo de piedras y de tierra empleadas en la pared no existe por la zona. La gente comentaba que Calixto tenía pacto con el diablo.

Los oyentes le preguntaron ¿Y donde está actualmente Calixto?

Mi papá, después me contó, que a los siete años de hacer la pared Calixto desapareció de la Loma del Diablo, nunca encontraron sus restos. La gente se dio cuenta de su desaparición por que de un día para otro desapareció su choza y quedó como si nunca hubiera habido nada allí.


LAS HERIDAS DEL ESCARMIENTO

El boquichueco y el alicatón, son primos hermanos, de jóvenes hacían travesuras en agravio de las personas de Mollepata, no se mencionará sus nombres debido a que están vivos.

            Una madrugada, aprovechando el sueño de doña Pegui, ingresaron a su huerto de hortalizas y frutales con la finalidad de hurtar berenjenas, porotos, limones de real y lancetilla. Cuando levantó doña Pegui y se dirigió a su huerto a recoger toronjil, se dio cuenta que de nuevo habían ingresado a robar, pero como ella ya había tomado sus precauciones, se dirigió al único lugar por donde podían ingresar y efectivamente ocurrió lo esperado.

Desde que se produjo el último hurto, todas las noches doña Pegui, cernía cenizas por el acceso clandestino al huerto. Así fue que las huellas del calzado de los facinerosos estaban impresas sobre la ceniza, con las cocadas de los llanques precisas e indiscutibles.

Entonces cogió un cuchillo hechizo, lo frotó en una piedra blanca echándole agua de rato en rato y asegurándose que el cuchillo tuviera un filo semejante a una navaja se dirigió hasta donde estaban las huellas. Hizo un conjuro e invocó a los malévolos poderes del shapingo*, y con fiereza satánica cobró venganza, infirió tajos innumerables sobre las huellas, su miraba se iba haciendo diabólica y punzó sobre las cenizas, exactamente en el talón, siete cortes.

Luego comunicó a los miembros de la casa que no se acercaran a ese lugar durante tres días. Una semana después, se les vio a boquichueco y al alicatón, rengeando al caminar, ocurrió que las plantas de sus pies se habían cuarteado, en la región posterior, es decir en el talón, tenían siete abrasiones de mas o menos dos centímetros de profundidad, las cuales al caminar debido al peso del cuerpo manaban sangre viva. Desde que aparecieron las abrasiones, los muchachos trataron de curarlas, con grasas, ungüentos, lavados de llantén y manzanilla, infundia, sebo de culebra, pero éstas, seguían haciéndose cada vez más profundas hasta que finalmente los postraron en cama.

Las heridas se infectaron, los miembros inferiores se hincharon y el caso tomaba ribetes preocupantes. Doña Zadracha, que fue consultada preguntó a los muchachos si habían robado de alguna casa del pueblo o de una chacra o algo así a lo que los muchachos negaron rotundamente. En ese caso dijo doña Zadracha, no sé que hacer, por que si han robado, entonces vamos a la persona que ha sido la víctima y le pedimos que cure el daño y se acabó, pero si no es así, entonces debe ser alguna enfermedad y no se trata de heridas del escarmiento ni maldaño por ladrones.

Finalmente, doña Pegui, convencida de quiénes eran los ladrones que tanto mal le causaron, se dirigió a donde estaban los muchachos y les dijo en tono maternal:

“Robar es malo, Dios castiga. Si ustedes deseaban las berenjenas, porotos o limones, debían pedirme y yo les daba, pero jamás debieron robarlos”.

Ambos muchachos simularon sentirse ofendidos por tan falso testimonio. Doña Pegui, indicó: Yo tengo un remedio para curar las heridas de quienes han robado en mi huerto, si ustedes no han sido los ladrones, entonces este remedio no les hará nada. Y siguió hablando en voz alta para si misma:

Los hombres no mienten, eso es cobardía, tremendos lomos y robando.....

            Sacó un envase de árnica con contenido grasoso y verde oscuro, con un isopo aplicó la grasa en cada una de las abrasiones hasta rellenarlas y se retiró. Le dijo a los muchachos: dentro de tres días se verá.

Al cuarto día las heridas estaban casi cerradas, desapareció la hinchazón e inflamación y al sétimo día solo había cicatrices.

            Jamás se escucharon comentarios sobre este caso.

Glosario
Shapingo.- Se usa como sinónimo de diablo, demonio o satanás


EL FORASTERO


No existe precisión de la fecha en que ocurrieron los hechos, pero el recuerdo lejano de tal suceso, parece indicar que fue por 1973.

Llegó a Mollepata una persona, varón, edad aproximada 67 años, estado civil se desconoce, lugar de nacimiento y de procedencia nunca se supieron, ocupación: 7 oficios y 14 necesidades, domicilio legal y real: por el momento las calles de Mollepata.

Nuestro personaje, de raza mestiza, talla aproximada 1,63 m, contextura gruesa, sin ser gordo, estructura anatómica andina, tronco ancho, caderas y tórax de las mismas dimensiones; tez cetrina, lindando con nogal por la exposición prolongada a los rayos del sol, llevaba barba no mal cuidada con hebras blancas, cabello cano, ojos pardo oscuros, de mirar profundo, era el único hombre, en el que sus ojos no eran precisamente las ventanas de su alma. Sus manos eran gruesas y callosas.

Llevaba un sombrero viejo, del que quedaba en buena cuenta la copa, camisa vieja color caqui, saco negro de bayeta, pantalón negro con la basta muy deteriorada y parchado con telas de diferentes colores; llanques viejos, las correas tenían muchos nudos, en la parte del talón estaban ahuecados y no protegían del contacto con el suelo. Sus pertenencias eran un poncho raído, una alforja pequeña que contenía además de su talega de coca y checo* algunos amuletos que nunca quiso mostrarlos a nadie.

Nunca sonrió, podía conversar de todo siempre y cuando no comprometiera datos de filiación. Nunca se le vio bañarse ni siquiera lavarse la cara.

Su actitud misteriosa y su sinceridad extrema -sinceridad referida a la capacidad de mantener su secreto e intimidad personal inquebrantables, ya que un embustero habría podido inventarse una historia, sin embargo él no lo hizo- crearon un ambiente de temeroso respeto a su persona, su perfil y características comportamentales indicaban que no era de temer. Sin embargo en los 4 primeros días nadie le hizo caso.

El forastero se pasaba el día caminando de un lado a otro, dando los buenos días, tardes o noches a quienes se cruzaban en su camino sin importarle edad, género, condición social o cualquier característica distintiva.

Por entonces, un canralluco* asolaba los gallineros, era común ver por el guanero restos de gallinas, pollos o gallos que habían sido matados por el peligroso depredador de gallineros. El forastero, con palos recogidos de la basura hizo una caja más o menos larga, de las pencas grandes sacó cabuya y con ella amarró los maderos; en un extremo colocó una puerta corrediza de arriba abajo, que se activaba al hacer contacto a un guato que estaba a cinco centímetros de la puerta y con el que necesriamente tropezaría cualquier intruso.

Recogió del guanero restos de gallinas, los puso al fondo de la caja, levantó la puerta corrediza que en la parte superior tenía una guato bien largo, el guato pasaba por una polea hecha de jarro de leche, luego se introducía al interior de la caja en el lugar preciso por donde debía entrar el canralluco, de tal modo que: el canralluco al mover el guato, éste se soltaba y pasando por la polea hacía bajar la puerta quedando el canralluco atrapado.

Pidió permiso a la dueña del gallinero mas afectado, para ingresar a su casa y previó análisis de las vulnerabilidades del gallinero y de las probables formas de acción del depredador, instaló su caja, indicando que regresaría al día siguiente.

El animal que no había sido ni macuco ni baquiano cayó en la trampa, el forastero, con la misma parsimonia y desánimo de siempre, retiró la caja la llevó a la plaza e introduciendo una mano al bolsillo de su alforja sacó un alambre, dobló unos 20 cmts de una de las puntas e hizo un cochañudo como si se tratara de una pita, luego ingresó el otro extremo del alambre por el interior de la oreja formada por el cochañudo hasta que quedó una especie de laso corredizo de alambre.

            Ese elemento de alambre probado y comprobado, de alta calidad y resistencia, lo introdujo por entre las rendijas y con el lazo cogió del cogote al animal.

Un grupo de personas, formado por chicos y grandes, miraban con atención la faena. El forastero no se inmutaba, aún cuando la ciencia dice que toda conducta observada por un colectivo, se altera, en este caso la ciencia no funcionaba. Sacó su checo, calió* un poco, dio un escupitajo de saliva verdosa y levantó la puerta de la caja soltando lentamente el alambre.

El canralluco salió con temor, avanzaba agazapado, cuando de repente el animal empezó a correr, entonces el forastero sujetó el alambre, mientras más tiraba el animal mas se ajustaba el lazo corredizo. La dueña del gallinero donde se hizo la captura, llegó con un orgunero* y golpeó al animal, los niños y jóvenes tomaron valor y toda la multitud arremetió contra el animal, cuando vieron que era un montón de huesos destrozados, empezaron a retirarse. El forastero parecía un autista, no mostraba signos de alegría, cólera, placer, ira, nada, absolutamente nada.

Cuando la multitud se retiró y comentaban sobre la conducta enigmática del forastero, el canralluco creyéndose a salvo, se irguió y echó a correr, el forastero que no había soltado el alambre para nada, controló al animal y no permitió que huyera. Regresó la multitud y encontraron al animal hecho un montón de huesos triturados, parecía que sufrieron una ilusión óptica colectiva, la dueña del gallinero  preguntó:

·         ¿Qué hacemos con este animal que no quiere morir?
·         Kerosene, respondió el forastero.
·         Hay que echarle kerosene y prenderle, dijo la multitud y así lo hicieron, le arrojaron kerosene y prendieron fuego, el animal se incorporó y corrió hasta donde el alambre le permitía e hizo círculos concéntricos en torno a su captor. Y más kerosene y más kerosene hasta que el animal realmente murió. El forastero recogió su alambre y lo guardó en su alforja.

A partir de allí lo llamaban para invitarle a comer, ya sea por caridad, conmiseración,  lástima o por que: comosque dijo ese:

“Como naides estamos libres de nada, diun repente mañana nuestros hijos y nietos, anden  de esa laya y un plato de comida no se le niega a naides”

El forastero antes de ingresar a la casa que lo llamaban, saludaba a todo el mundo de cristianos, en forma personalizada uno por uno y luego permanecía en silencio, hacía cariño a los perros y gatos, también a las gallinas y cuyes. Era de modales muy refinados, masticaba con la boca cerrada, no hablaba mientras tenía alimentos en la boca, no ponía los codos sobre la mesa, llevaba los cubiertos a la boca y no la boca a los cubiertos, Usaba con mucha elegancia el tenedor y cuchillo así como la servilleta, a veces parecía que hubiera sido discípulo de Manuel Antonio Carreño.

El forastero tenía una visión aguzada, inmediatamente notaba una gotera, una piedra mal colocada en el empedrado de patios y corredores, un árbol que necesitaba podar, un cajón de abejas lleno de miel la que debía ser retirada antes que se malogre.

            Una vez que terminaba los alimentos ofrecidos, luego de observar  las normas del protocolo y etiqueta social, daba las gracias y con mucha sutileza rogaba que le permitieran retribuir esos alimentos, cogiendo las goteras, colocando o reemplazando las piedras, podando los árboles o recogiendo la miel de las colmenas, de lo contrario estaría con ese cargo de conciencia de haber recibido inmerecidas atenciones. Le permitían hacer los trabajos y los hacía muy bien. Jamás quiso recibir dinero, era suficiente una onza de coca.

Un día, de luna llena, se cumplía el I ciclo lunar, por que el forastero llegó justo el día de luna nueva, el forastero amaneció frío en la esquina del cabildo de Mollepata.

El Alcalde con fondos de la Municipalidad, asumió los gastos del velorio y entierro, su cajón fue una armazón de madera rústica unida con clavos viejos en desuso y forrada con calamina blanca de esa que dieron para los damnificados del terremoto del 70. Rebuscados sus bolsillos y su alforja no se encontró ningún documento ni prenda de valor, salvo  un piruro granate, un manojo pequeño de cabello rubio oscuro y una tripita seca, parece que era ombligo de criatura.

El forastero se enterró con sus prendas de vestir, su poncho, alforja y amuletos fueron puestos en el interior del cajón, después de ponerlo bajo tierra, la dueña del gallinero cruzó dos palos secos de suncho, lo amarró con un retaso de tale y lo colocó sobre la tumba.

Glosario

Checo.-  Calabazo pequeño de madera, sirve de receptáculo de cal
Calió.-  Acción de llevar cal a la boca para producir la mixtura con la coca
Canralluco.- Depredador carnívoro. Se le conoce también como hurón
Orgunero.-  Madera larga delgada, se emplea para barrer el horno, atando al extremo ramas frescas.


EL HOMBRE DE LOS SIETE PUÑALES


Cuando doña Pegui era adolescente estudiaba la primaria en Cajabamba, por lo que debía caminar tres días por vías de herradura, pasar por Keskenda, el Alto de Tamboras, Tres Ríos, Chuquizongo, entre otros puntos.

En uno de esos viajes, la sorprendió la noche y pidió posada en Urpay, En la casa, notó un movimiento misterioso, los dueños estaban tensos, todo indicaba que la presencia de ella y su arriero eran de gran alivio, sin embargo, como doña Pegui era media chismosa, osada, altanera, temeraria, se puso muy atenta a lo que pasaba.

Notó que entraban y salían a un cuarto del fondo, vio tres herrajes en el quicio mismo de la puerta y en el umbral, tres cruces de ortiga negra, al fondo, velas encendidas en orden de tamaño, la más grande estaba al centro, también vio abundantes atados de ruda, había un fuerte olor de ajo macho, sobre una mesa, notó una cantidad copiosa de imágenes de yeso dentro de las que destacaban las de Jesucristo, en la pared del fondo había un manto negro y sobre él, puñales, dagas, machetes, cuchillas, chavetas, incluso tres hachas sin mango, al moverse de su sitio, vio un anciano de cabello abundante y encanecido, barba crecida y descuidada, dientes amarillo-verdosos por la coca, barbacoa de tarsana y estaba adornado de cruces y puñales de dos filos,

Doña Pegui decidió enterarse de todo y al acercarse a  la mujer más anciana, le dijo: aprovecharé mi corta estancia, para presentar mi saludo al dueño de casa, hacer un rosario -si lo quieren- por su salud, y expresarle, que tanto yo como mi familia estamos a la espera de sus órdenes para responder tanta fineza y deferencia que han mostrado en acogerme como huésped en esta digna morada donde no soy mas que una forastera. ...........

La dueña de casa, de muy pobre cultura casi no entendió nada, pero si estaba segura que esa señorita quería ingresar hablar con el anciano, y le dijo pase usted. Una vez adentro, luego del protocolo y cumplidos, inquirió sobre la razón de dichas acciones; el anciano, se incorporó incrédulo, pensó que un ángel estaba frente a él para pedirle cuentas y dijo:

            Juro por mi padre y madre muertos, juro por el Señor de las Alturas que todo lo ve, por María Purísima, por la Virgen de la Candelaria, por la Virgen María, que lo que le diré es la verdad, sinó que diosito, taytito lindo, me mandé directo a los infiernos.

“Cuando yo tenía 18 años, estaba enamorado de una chica del Toro, poblado que se encuentra cerca a la Laguna del mismo nombre, a eso de las siete de la noche, fui a verla, no hacía ni una hora que había salido, ya estaba por la encañada* de pencas, de mas o menos cinco kilómetros donde el camino es solo pencas para ambos lados, si quieres salirte, no puedes ya que las pencas son muy grandes y abundantes, así que, o vas o vienes, pero no puedes escapar del camino. Entonces, de repente apareció un hombre montado en buen caballo, herrado y robusto el animal, venía a paso de perro nomás, no parecía tener prisa, entonces yo me hice a un ladito para que pasara ese señor y al estar frente a mí, lo saludé:

¡Adiós amigo!
¡Adiós amigo!. me respondió: ¿Cómo estás?. Luego se detuvo y con voz enérgica y amenazante me dijo:
¿A dónde vas?.
A la Laguna del Toro Patroncito, le dije con voz de respeto y humillación.
¡Sube a las ancas de mi caballo! -me ordenó- te llevaré, yo también voy hacia allá, ah pero eso sí, no quiero que nombres a Dios para nada.

Suspiró el anciano y prosiguó. Ni como decirle que no.
Ya señor -le dije. Me dio una mano y de un tirón me puso en las ancas del caballo. Yo estaba de miedo. Me dijo:
¡Agárrate fuerte no te vayas a caer!
 Si señor le dije. Al cogerme de su cintura, era un esqueleto, no tenía ni carne ni pellejo, era solo huesos.

Permanecí callado, pero listo para responderle lo que me preguntara, pero no dijo nada, seguimos en el viaje hasta llegar al Toro. Allí me dijo:
¡Baja y cuida el caballo!, yo le dije si patroncito y me quedé cuidando el caballo. Entonces vi que das das*, recogía leña, ya sea seca o verde, la amontonó, dio una soplada y la leña ya estaba ardiendo, luego me dijo amarra el caballo en una penca y ven conmigo y así lo hice.

Tomó el camino hasta un velorio, una mujer estaba velándose, mucha gente en el velorio, pero ningún familiar, ya que la señora esa, no tenía familia en el Toro, el hombre ingresó y las velas se apagaron, destapó la caja de la muerta, la tomó en sus brazos y la sacó. Yo rápidamente vi entre los asistentes a mi prometida, pero no dije nada.

            Con la muerta en sus hombros ya, me dijo sígueme, llegamos donde estaba el caballo y la hoguera, arrojó el cadáver sobre las brazas, después de un tiempo, la retiró y empezó a comerla. Yo estaba temblando de miedo, yo decía ahorita se llena y me hace comer a mí, quería escapar, pero era demasiado peligroso, mejor era seguir nomás a su lado.

            Terminó de comer y me dijo ¡Vámonos!. Yo le dije: Si señor. Ya cerca a mi casa, tomé valor y le dije: Señor, por qué ha hecho eso, con esa señora. Me respondió: Por que ella en vida, ha comido a sus semejantes. Luego ordenó: No más preguntas. Al llegar al Puente Grande, me dijo baja, te quedas por sesentitrés.

Yo estaba  de miedo y conté sesentitrés horas y no pasó nada, me fui al Toro y le conté a mi prometida, quien desde ese día, hasta hoy, está a mi lado, ella me dijo, no importa lo que pase, me voy contigo y se vino conmigo. De allí, conté sesentitrés semanas, nada pasó, conté sesentitrés lunas, tampoco pasó nada y mañana se cumplen los sesentitrés años, por eso me estoy protegiendo para que no me coma como a esa señora.

            Doña Pegui preguntó  ¿Cómo comía esa señora a sus semejantes?

El anciano dijo: dice mi mujer, que esa señora. Luego dirigiéndose a la anciana –con quien la forastera habló antes de ingresar al cuarto-, le dijo: Mejor cuéntale tú misma.

La señora en forma temerosa y desconfiada dijo: Dicen pues que era de alto vuelo. Súbitamente se calló la señora, ya que pensó que de repente era el mismo diablo disfrazado de mujer, quien estaba en ese mismo instante su delante.

            Doña Pegui, sorprendida por dicha historia y con ganas de ver el desenlace y conocer al hombre del caballo, se dirigió al anciano diciéndole:

No se preocupe señor, yo me echaré por acá por un costadito y esta noche no pasará nada.

El señor se reconfortó, pensó por último: Si es el shapingo disfrazado, caramba bien vale la pena  morir con esta señorita diabla que morir con ese hombre solo huesos, y asintió de buena gana.

La señora tuvo ganas de matarla a doña Pegui, pensando que era la diabla, sin embargo, la duda la asaltó y pensó que tal si no es la diabla. Entonces dijo, todos nos quedaremos junto a él, para ver que pasa.

            Al día siguiente doña Pegui aperó su mula, tomó una chufla* endulzada con chancaca del valle de Condebamaba, de su alforja sacó pan de manteca y mechao*, además de comer ella y su arriero, invitó a los dueños de casa, se despidió y siguió su camino.

Al mes siguiente inauguraron la carretera y nunca mas pasó por ese lugar, siempre vivió con la esperanza de saber que pasó ese día.


Glosario

Chufla.-  Alimento preparado a base de maíz chancado, hervido con canela, clavo de olor y endulzado con azúcar o chancaca.
Mechao.-   Carne de buey sazonada y cocida, similar al asado. Se introduce a la pulpa del buey  zanahorias y cebollas, se enjurte con vinagre de chicha y se cuece a fuego lento hasta que se consuma el líquido.


EL HUARACUY


Era el mes de marzo, las lluvias eran intensas en la región norte del país, en Mollepata hacía días que no se veía el sol, don Lizard, que se dedicaba a la carpintería y ebanistería no podía trabajar por que la madera estaba húmeda, tampoco podían realizarse trabajos en las chacras, tales como levantar cercos, limpiar acequias, etc, ya que todo estaba convertido en lodo, por suerte que entre enero y febrero se cultivaron las siembras y ahora solo se esperaba su proceso de maduración.

Don Lizard decidió bajar al Río Tablachaca para juntar cabuya, hacer sogas y reemplazar las que tenían sus animales, hacía un mes que pasó cerca al molino de doña Juana y vio que las pencas estaban con tremendas hojas de un color azul acero, lo que aseguraba la abundancia de cabuya y de buena calidad.

Arregló sus cosas y sus avíos y se fue a juntar cabuya por espacio de una semana; sin embargo, al llegar al Río, se encontró con un shindolino, que había bajado de su centro poblado a bañarse en las aguas calientes, el cual al verlo confundido a don Lizard por la falta de cabuya ya que los cueteros (Coheteros/ pirotécnicos) hacía tres días había juntado todo lo que había, se acercó y le dijo:

-          ¡Adiós Amigo¡
-          Adiós amigo¡. ¿Qué de nuevas?
-          Nada bueno, solo que su hijo del Risco dice que ayer que venía por Maybur, cerca de donde se unen el Río Angasmarca con el Tablachaca, al pie de Shullugomo, ha visto al Huarakuy, dice que estaba subiendo lentamente, seguro habrá llegado hasta el pie de Pampanegra y ahí lo ha cogido la noche, también dice que otros hombres de Pampas, Conchucos, Lacabamba, Shullugay, han visto a ese monstruo, por eso, ya estamos haciendo responsos, poniendo sebo de culebras, quemando llantas y huesos de pescado, para que no vaya a ser que el Huarakuy se meta debajo de  nuestras tierras y los desbarranque.

Acto seguido se despidieron. Ante la eventualidad de no haber cabuya, y que había salido por una semana de su casa, don Lizard decidió visitar a sus padres, así que se daría un salto a Shullugay  donde pretendía pasar los cinco días, y así lo hizo.

La presencia de Lizard en su tierra natal, causó gran alegría, compartió con su padre sus éxitos de buen carpintero, le agradeció por que fue él, quien le enseñó la profesión y estaba muy orgulloso. Durante los cuatro días conversaban siempre en torno a la carpintería, sin embargo, junto a la comunidad entera, estaban dedicados por completo a desarrollar actividades de prevención para evitar que el Huarakuy ingrese desde el río a las profundidades de sus linderos y provoque una avalancha de tierras, lo cual los dejaría sin tierras para cultivar.

Después de almorzar, el quinto día, don Lizard miró el camino que tenía por recorrer, sin embargo como estaba con neblina sólo le quedó recorrerlo imaginariamente y con su expresión característica dijo: “Eshto, dash mi lo buleo”.

Esta expresión siempre la usaba. Muchas veces cuando la gente de Mollepata le pedía algunos trabajos difíciles solo con un mostrario de papel, don Lizard, analizaba la obra y calculaba el tiempo que le tomaría y decía para tal día está listo, a lo que la gente decía:

¿Podrá usted hacerlo igualito don Lizard?

El respondía. “Eshto, dash mi lo buleo”, por eso, cuando la gente quería referirse a él, decían: el “Dash mi lo buleo”.

Se despidió y tomó el camino, con paso ligero empezó a acortar distancias, llegó al Río Tablachaca y empezó el ascenso, la tierra del camino estaba húmeda, en algunas partes había charcos de agua y lodo, al llegar a la primera Pampa de Palacios, aguzó la vista y trató de mirar, sin embargo la claridad no pasaba de doce a trece metros, de allí oscuro, la neblina no permitía ver.

Desde que amaneció, el aguacero no escampaba*, al estar en la primera Pampa de Palacios, se hizo mas fuerte la lluvia y empezó a despejar un poco la neblina, así siguió; al llegar a la segunda Pampa de Palacios, un estrepitoso ruido, idéntico al del 31 de mayo de 1970, del terremoto de Huaraz, alteró sus sentidos totalmente, no es que fuera cobarde, pero no era para menos, tomó fuerzas y se quedó estático para calcular la magnitud del movimiento de la tierra, sin embargo la tierra estaba estática no se movía, pero el estruendoso ruido seguía, miró para Targuibal, todo estaba igual, miró para Condororgo y en eso vio que entre Chilcapampa y Palacios, por donde había una quebrada venía algo como un cerro, un desbarranque, era un derrumbe de proporciones gigantescas, miró con detenimiento para ver donde estaba la punta de la avalancha y vio que adelante, montado en una inmensa roca iba el Huarakuy, moviendo su cola para un lado y otro, como despejando el camino por donde le seguía la avalancha de piedras, árboles, barro y animales, el Huaracuy, tenía forma de lagartija, pero medía como treinta metros, su cabeza estaba levantada y tenía una muelasas, así siguió hasta que con su derrumbe atrás se metió al río Tablachaca.

Toda la zona por donde pasó el Huarakuy ha quedado como una playa, dicen que volvieron a ver al Huarakuy cuando arrasó con Chucushbal.

Glosario
Escampaba.-  Se dice escampar, cuando ha cesado la lluvia o cuando las personas se guarecen debajo de techos o árboles.

LA PACAPACA

En el barrio “Colpa”, existió, una respetable señora a quien por mal nombre la llamaban la Zadracha o algo por allí, mujer bastante vieja y de buenos sentimientos. Cuando doña Florlinda viajó a sus antiguos fundos, usurpados por los pueblerinos so pretexto de la reforma agraria, dejó a sus menores hijos al cuidado de doña Zadracha, y no es que no haya tenido familiares cercanos, sino que doña Florlinda junto a sus hijos vivían muy venidos a menos desde la muerte de su marido y padre de sus hijos, por lo que su propia familia la rechazaba.

Doña Zadracha, era sumamente responsable, y que conste que no se le pagó nada por sus servicios de cuidado, tutela y tenencia. Lo cierto es que luego de asegurarse el aseo de todos y cada uno de los cinco chicos, poner especial interés en el cuidado de sus ropas, servirles el desayuno que era avena con manzana acompañada de chochoca tostada con sus trozos de chancaca -ya que el pan lo terminaron apenas se fue doña Florlinda-, preparar el almuerzo y barrer la casa, salía a ver el ganado de su propiedad que estaba en su casa, ganado que estaba compuesto por tres robustos cuyes, una gallina negra y chusca, pero muy ponedora, una borrega negra y un caysur nigüento*, aún cuando lo curaba de las niguas, no podía eliminarlas.

Luego recogía frescas y tiernas ramas de shíraque* hacía una escoba y barría su casa, salvo los días Martes y Viernes que barría con plantas de ortiga negra, ya que eran días vulnerables a la brujería. Doña Zadracha, era una mujer muy temida más que respetada, ya que hacía predicciones fatalistas con certera exactitud. Por ejemplo predijo la muerte de la Shanita, del Juan Vaca, de don Meshe Cuy, predijo una época de sequía que lindaba con la hambruna.

            Sobre las muertes de seres humanos, decían que es comprensible, ya que andaba ubicando donde cantaban las paca pacas y muy cerca o en la propia casa donde este animal de mal agüero cantaba, allí se producía una muerte, ella misma contaba las características de la paca paca, decía que es un pájaro que no ve en el día solo en la noche, que en realidad es pequeño, pero el plumaje era lo que le daba gran tamaño, tenía unas orejas, pero no eran orejas, se trataba de un plumaje crecido que daba la impresión de orejas, sus ojos estaban como hundidos y eran amarillos y brillosos, pero lo de los ojos hundidos también se trataba de los efectos del plumaje crecido, este animal, venía a dar mensajes de muerte.

Ante el cantar de una paca paca, doña Zadracha de acercaba a la vivienda en la que presumía se produciría la muerte, merodeaba con especial atención casi durante las veinticuatro horas del día hasta lograr indicios del sexo y edad del próximo muerto y ocurría que casi siempre lograba ver el alma de la persona a morir.

Hay veces que la veía caminando a unos veinte centímetros del suelo, por lo general de espaldas, pero cuando lo veía corriendo, moriría máximo en sesenta días y si además de correr se desplazaba sin sombrero, significaba que estaba desesperado recogiendo sus huellas antes de morir y su muerte era cuestión de semanas; por que claramente indicaba, siempre recogemos nuestras huellas, volvemos o mejor dicho nuestro espíritu regresa a todo lugar donde estuvimos en vida, de lo contrario, ante una muerte súbita, si nuestro espíritu no logra recoger sus huellas, siempre regresará a penar, es decir, se tratará de una alma en penas; también las almas regresan por sus mugres, por eso es necesario que al día siguiente del entierro, se lave todas sus mugres para que el alma pueda descansar en paz.

Respecto a las predicciones de la sequía, derrumbes, tempestades, ventarrones e incluso los terremotos de los años 1940 y 1970 que fueron predichos por ella, no había indicios que indicaran como lograba tales aciertos, y éso,  la hacía mucho más temida.

Algunos cristianos  con mucho temor, es decir, con el mismo temor que siento hoy, decían que se trataba de una bruja que probablemente tenía un pacto con el diablo.

Doña Zadracha ya ha muerto, como cualquier ser humano, su velorio fue de temor, todos los que estuvieron allí, o tenían cuchillas, o escapulario o una cruz colgada al cuello, casi todos llevaban una estampa de San Jerónimo patrón del pueblo, por si acaso viniera la sentencia y pretendiera llevarla, recurriendo a estos amuletos se salvarían los presentes, pero no ocurrió nada extraño, salvo la presencia de todo el pueblo que en uno u otro momento llegaba a hacer su oración ante el cadáver que permaneció inmóvil todo el tiempo, aún cuando le pusieron álcali a la nariz, no se movió, otra cosa extraña, fue que al tercer día de su muerte en que iba a ser enterrada, su rostro estaba fresco, no sufrió hinchazón ni amoratamiento, parecía dormida, salvo por la falta de respiración, circulación y pulso.

Ah, cuando doña Florlinda regresó de viaje, estuvo muy agradecida por el brillante desempeño de doña Zadracha, le hizo algunos obsequios para tratar de compensar la dedicación  al cuidado de sus hijos. Unos años más tarde, se quitaron el habla con doña Florlinda, por cosas de chismes en los que siempre andaba doña Zadracha, sin embargo, los hijos de doña Florlinda, la trataron con respeto y gratitud hasta sus últimos días, el mayor, asistió íntegramente al velorio, sepelio, lavada y puesto*.

Glosario.

Caysur nigüento.- La palabra caysur se usa predominantemente para referirse a pequeños trozos de grasa dorada del chanco, que luego de freir los chicharrones quedan con la manteca; sin embargo, también suele usarse para referirse a lechones, como en este caso. La palabra nigüento, hace referencia a que el animal ha sido infectado por pequeños insectos denominados niguas que viven y se reproducen por lo general en las extremidades del cerdo, también infectan a humanos.
Shíraque.- Es un arbusto silvestre, de hojas grandes, sus ramas se usan para barrer, especialmente para barrer los hornos a combustión de madera
Sentencia.-Es la percepción de sonidos o imágenes donde no existen, estos sonidos o imágenes representan a los espíritus de los difuntos y que están en grandes grupos para recoger el espíritu de quien ya murió o está próximo a morir.
Puesto.- Después de enterrar a un difunto, los acompañantes retornan al lugar donde fue el velorio y rezan toda la noche


EL GUANACO* EN EL VASO DE CHICHA.


Ese día, tomaban chicha en la calle chica, el hijo del Alcalde de Mollepata, conocido como Rondalla, quien era profesor, Licenciado en Educación, en la Especialidad de Humanidades con mención en Lengua y Literatura, por la prestigiosa Universidad Nacional de Trujillo, se encontraba el Maniao, que nunca faltaba en cuanta tragadera había; el Angelillo era el bebedor principal, cuyo sobrenombre debe dar una idea de él ya que le llamaban el Peligroso, cerraba el círculo de amigos el Vidriao.

El recuerdo del terruño paterno, las necesidades apremiantes de la época estudiantil universitaria, las encomiendas y cartas de sus padres y amigos recibidas en la próspera Ciudad de Trujillo, habían calado tan hondo en los sentimientos del Licenciado Rondalla, motivando la añoranza de regresar a su tierra, reunirse con sus amigos y darse una borrachera con chicha. Eso lo ponía pensativo, en ese reencuentro de amigos.

El Maniao, flaco, diríase escuálido por las severas dietas en su alimentación, tez blanca, cara larga y lampiño, conocido por burlón, ofensivo y hasta chismoso. El Maniao nunca tuvo trabajo conocido, se metía en todo y todo lo hacía mal. Cuando faltaba un músico para tocar el bajo, él se ofrecía, y convertía el bajo en portaviandas gigante, allí llenaba arroz, guiso, papas y hasta cuentan que una vez llenó mondongo crudo para prepararse su choncholí durante la noche. En su casa contaba con unos cuantos burros de contextura muy parecida a la suya, ya que igualmente estaban sometidos a dieta.

El Angelillo, hombre menudo, de niño sufrió un accidente cuya secuela era una jiba en la espalda y otra en el pecho, lo que le daba un aspecto de astronauta. Angelillo, se ganó el respeto del pueblo, a costa de trabajo y perseverancia, vivió soltero. Jamás alguien le faltó el respeto. El Angelillo en las peleas de borrachos, actuaba como árbitro, autorizando el inicio y fin, nadie objetó sus decisiones; si consideraba que la pelea fue limpia se daban la mano los contendores y seguía la bebida. Si sus compañeros de copas se enfrascaban en discusiones sin salida, Angelillo fijaba el término de la discusión y ponía sobre el tapete el nuevo  tema de conversación.

El Vidriao, muchacho soltero, primo de Angelillo, compañero del maniao y del Licenciado Rondalla en duras faenas; su presencia daba importancia a la reunión por que representaba la masa trabajadora, sin oportunidades y hasta sin suerte.

El Licenciado, quería conversar de su niñez, quería escuchar de boca de sus amigos la consabida reminiscencia que desde niño fue inteligente y las esperanzas que se cifraron en él. Era indispensable, saborear la conversación, analizarla y sintetizarla, corresponder la gratitud de sus amigos, contarles lo de la Universidad de Trujillo, sus amigos, andanzas, tristezas, alegrías y juergas.

Los amigos, deseaban testimoniar a Rondalla su satisfacción de estar juntos, bebiendo hasta embriagarse, su presencia estaba excenta de cálculos analíticos, sintéticos y de ese tipo de abstracciones propia de los universitarios.

El Maniao acusaba una debilidad marcada y sufrió primero los efectos de la chicha, estaba medio torombolo, tontiao, sintió hambre, sus tripas grandes comían a las chicas y para probarse a sí mismo que estaba cuerdo, decidió contarle a Rondalla y amigos, una anécdota. Contó  que un día que iba a Cochamarca a comprar chochos en su burro “lombriz”, llegando a casa de don Santos Blas, montó en el burro, el cual iba prácticamente a paso de procesión, cuando por Zarzapampa, sintió mareos, luego le vino vómitos, y lo que arrojaba era saliva y agua nomás con sabor entre ácido y amargo, es decir, le había dado soroche en burro.

Todos celebraron tal hecho. Luego Angelillo, le aconsejó que coma a sus horas, aunque sea una chochoca con sal y cancha en tiesto, por que eso de estar sin comer, puede traer gastritis o úlceras.

El Maniao, ya entre Pisco y Nazca, viendo que Rondalla coincidía con tal recomendación, dijo: Voy a traer un algo para comer y salió.

Llegó a su casa, cogió la caña de pescar, puso en la punta del oxidado anzuelo un cogollo de alfalfa fresca y por una rendija arrojó el anzuelo al cuyero que había sido dejado con llave por su mamá, sintió que un cuy había picado y tiró la caña, pero salió solo un pedazo de lengua, así insistió indefinidamente hasta que por fin logró coger a dos cuyes y regresó donde los amigos.

La chichera preparó los cuyes y los cuatro amigos comieron un cuarto de mitad* cada uno, luego pusieron los dos guanacos en un vaso de chicha para ver quien los tomaba, de no conseguir tal propósito tenían que tomar otro vaso de chicha en castigo.

Ya entrada la tarde, el Licenciado Rondalla dormía despreocupadamente en una banca de la Plaza, el Maniao sufría una indigestión muy fuerte ya que su organismo recibía tal ración de carne cuando agarraba el bajo o cuando agarraba el anzuelo. Los primos Angelillo y Vidriao, cantaban una vieja canción que lo aprendieron cuando estudiaban primaria y que desde entonces nunca se había escuchado esa letra y música.

Glosario

Guanaco.-  Se le da esta denominación a un huesillo pequeño que se encuentra en la cabeza del cuy, se necesita agudeza visual para detectarlo.
Un cuarto de mitad.-  Expresión que significa mitad de un animal.


AL MEJOR BURRO, MAS CARGA



Desde que llegó a Mollepata, siempre había vivido alcanzado, casi nunca tenía dinero, entonces don Matacabra, decidió cuidar con mucho ahínco sus escasos cuyes, dedicarle tiempo a la limpieza de cuyero, cuidar la alimentación de los roedores hasta convertirse en el más grande productor de cuyes.

Cada día, empezaba limpiando el cuyero, acariciaba a las pobres y abandonadas cobayas, las que empezaron a ganar peso y a reproducirse de forma rápida, llegó a tener tres cuyeros grandes, pero desistió de tal empresa.

Lo raro de Matacabras radicaba, en que teniendo cuyes grandes, maltones, pequeños; adultos, jóvenes y tiernos, a todos les daba de comer igual, es mas, a los menos listos les daba de comer aparte. No hacía diferenciación entre las cuyas reproductoras y las machorras*, ya que estas últimas, alcanzaban su máximo peso a los nueve meses y de allí en adelante comían y comían pero no daban ningún beneficio, entonces, generaban gastos en alimentación, cuidados y muy por el contrario, en vez de ganar perdían peso

 Don Matacabras, dentro de sus bienes patrimoniales, contaba con dos burras preñadas, entonces decidió orientar sus esfuerzos a los burros y no a los cuyes, las burras tardaron trece meses en parir, pero al final, ya tenía cuatro burras, éstas, siguieron reproduciéndose hasta que llegó a tener 33 burros.

La mecánica siempre fue la  misma, a todos les arrojaba el forraje, comían los mas listos y los mas enclenques se quedaban sin ración, entonces, los llevaba a un lugar aparte y les daba de comer. Dentro de la piara, habían unos burros shúmbules*  a los que les daba cuidados especiales.

En la época de las faenas cuando era necesario el concurso de los burros, Matacabras llevaba todos los animales, pero al momento de poner las cargas, a los burros mas ariscos y pajareros les ponía ocho arrobas mas subyerno, a los enclenques les ponías cuatro o tres arrobas y a los shúmbules los empleaba para cargar los ponchos o para transportar el fiambre. Terminada la faena, a la hora de la alimentación vespertina de la piara, a todos les administraba raciones semejantes, sin ninguna diferenciación.

Matacabras, se convirtió en un próspero transportista, como quiera que la carretera no llegaba hasta el pueblo sino hasta 60 km de distancia, entonces él se comprometía a transportar la carga desde los camiones hasta Mollepata o pueblos vecinos a donde estaba destinada.

Era hermoso verlos trabajar, don Matacabras gritándole a los pollinos a cada uno por su nombre, dando órdenes a su mujer o a sus hijos. Los hijos aperando los animales, aparejos para fideos, manteca y galletas; enjalmas* para kerosene, agua ras y álcali y caronas para harinas, arroz y azúcar. La mujer se botaba una uña cocinando, preparando los fiambres, haciendo los aderezos de manteca con achiote, cebollas y sal, colocándolos cuidadosamente en tarros de leche klim, para que en el camino  prendan su candela y hagan su cushal*, para lo cual solo se requería agua ya que llevaban ollas, aderezos, molidos y cancha para acompañar los alimentos.

Si el trabajo requería transportar personas, entonces a los burros mas grandes y robustos había que ponerles monturas o galápagos para que puedan viajar cómodamente las personas, especialmente las mujeres y niños.

Así creció la empresa de transportes y servicios Matacabras y familia, años mas tarde, contaba con acémilas, sean caballos, mulos o romos con los cuales se podían realizar expresos o taxis.

Cuando empezó a construirse la carretera a Mollepata, Matacabras avizoró el final de su empresa, entonces, decidió vender sus animales mientras estaban cotizados, de lo contrario ya nadie los compraría y fue así que se deshizo de sus animales y decidió instalarse con su familia en Trujillo y dedicarse a una granja.

Los detalles de la granja no son de importancia, sin embargo, sirvió para sufragar los gastos de la universidad de su hija mayor, quien estudió la especialidad de educación primaria en la Universidad de Trujillo.

Matacabras con su hija profesional y empleando su visión empresarial, decidió ser el promotor de la “Institución Educativa Privada Molle Verde” IEPMV, ubicado en la periferia de Trujillo, donde su hija era Directora.

Tres meses bastaron para que el promotor conociera el negocio, contrató profesores de primera, ofreció educación especializada, natación los sábados, mecanografía, danzas y canto por las tardes.

La IEPMV, empezó a crecer en tamaño y fama, Matacabras estudió por correspondencia en la Escuela Americana de Detectives Privados, obteniendo su certificado de Detective Privado, oficio que nunca ejerció pero que mejoró su estatus, estudió así mismo oratoria – el arte de hablar en público-, lo cual le permitía un buen desenvolvimiento, luego estudio urbanidad, buenas maneras y etiqueta social, con lo cual estaba expedito para ingresar por la puerta grande a la sociedad media de Trujillo.

Un día, con documentos en mano, se dirigió al Círculo de Propietarios de Colegios Privados de Trujillo, pagó los derechos correspondientes y se afilió, ofreciendo ser un socio protector y benéfico de tan magna institución.

El término promotor no le quedaba muy bien, ya que los demás dueños de colegios se hacían llamar Presidente del Directorio del Colegio Privado ......, entonces asesorado por un abogado, conformó la Sociedad Anónima Molle Verde, teniendo él, el 99% de las acciones, sus hijos y nietos tenían una décima o una centésima de acción que sumadas hacían en total una acción.

Como Presidente del Directorio de la IEPMV, convocaba a reuniones de docentes del turno mañana, tarde, vespertino y sabatino, los exhortaba a seguir trabajando y asignaba responsabilidades.

Los profesores Montoya, Escalante, Cosme, eran los elegidos del Presidente del Directorio, eran coordinadores de turno, jefes de laboratorios, responsables de la comisión de actividades, técnico-pedagógica y las demás habidas y por haber.

Los profesores Agapito, Torres y Candela, no gozaba de la confianza del Presidente del Directorio y por ello, no se les asignaba ninguna responsabilidad, por lo tanto, cumplían con el dictado de clases y se retiraban.

Matacabras, seguía con el mismo razonamiento, si todos trabajan en la IEPMV, entonces todos deben ganar igual, las cifras contenidas en los cheques de pago, eran idénticas para todos los trabajadores, incluidos personal de servicio y guardianía.

Cierto día, la Directora del Colegio y los profesores Montoya, Escalante y Cosme, decidieron tomar otros rumbos, ya que al mas responsable le daban mas trabajo y al menos responsable no lo perjudicaban ni en su tiempo ni en su economía. El profesor Montoya dijo: En al IEPMV, parece que al mejor burro le ponen mas carga.


Glosario

Machorras.-  Que no dan críos. Estériles.
Shúmbules .-  Entumecidos, desnutridos en tercer grado, marasmo
Enjalmas.-  Variante del aparejo, tipo de apero consistente en estructura de madera forrada con pellejo crudo de vacuno, es de superficie plana.
Cushal.-  Sopa de harina que se sirve por las mañanas, generalmente es chochoca y se acompaña con cancha.


EL HERRERO OMNIPOTENS

Don J. Ojeday, llevaba el oficio de herrero en la sangre, en los huesos, en los ojos, en las manos, en la cabeza y hasta los pies, nunca estudió ni practicó en ningún sitio, sin embargo a su taller llegaban máquinas raras para ser reparadas, a la mayoría les faltaba una pieza o se habían trabado por el óxido. J. Ojeday, analizaba la máquina, trataba de descubrir su mecanismo de funcionamiento y luego  trataba de adivinar para que podría servir dicho aparato. Sabiendo como funcionaba y para qué servía, era más fácil hacer la reparación o el mantenimiento.

Aquel primer domingo de Setiembre, J. Ojeday, luego de cortar la mañana y con evidente olor a una mezcladita*, se hizo un tiempo para cumplir con su compromiso de días atrás, es así que llegó a casa de doña Perita, llevando toda su batería de herramientas que con holgura cabían en los bolsillos de sus ropas, sacó de los bolsillos de su saco unas ganzúas y tenazas y se dispuso a abrir los candados cuyas llaves habían sido extraviadas, comenzó por el candado de tres pestillos para luego trabajar en el candado de dos pestillos también llamado candado de bomba, terminado el trabajo llevó ambos candados a los que se le debía cambiar el sistema, ya que las llaves perdidas por Perita y encontradas por otra persona, podían ser empleadas con relativa facilidad en agravio de su cliente.

Mientras trabajaba en su taller, burros ajenos hacían daño en sus chacras de Samana, además de malograr el maíz y las ñuñas, hacían barrizola* con el nabo, atago*, coyo*; causando un prejuicio irreparable a las reservas alimenticias de temporada de J. Ojeday, de no haber sido por que el viento comenzó a desprender pirnolas de los viejos eucaliptos y arrojarlas sobre los burros, éstos, no se habrían ido y habrían dejado parva parva las chacras. Y es que cuando el herrero se ponía a trabajar, no levantaba cabeza hasta que daba solución a lo que se había metido.

Al día siguiente, después de entregar los candados a doña Perita, y saldar la transacción, la cliente en agradecimiento, le sirvió un plato de cashallurto* con carashpo* y cancha de maíz paccho*, como segundo, patasca con carne seca guardada desde hacía algo diez años o poco mas y luego canceló la deuda.

Hecho el trabajo y de regreso a su casa, J. Oyeday se encuentra con el Shafado, el cual lo estaba buscando como aguja en pajar, ya que la noche anterior el Calafashto y el Cachupín habían intentado silbar* su yunta, de no ser por que el Shafado estaba catipando, de seguro le robaban la yunta.

El Shafado, andaba muy preocupado, ya que tenía una hija que de la noche a la mañana, cambió de carácter, la chica pensaba abandonar el hogar paterno, a cada rato se miraba en espejo y se lavaba por lo menos tres veces al día, comportamiento sumamente sospechoso, teniendo en cuenta que ya había cumplido los 17 y estaba andando a los 18. El Shafado paró las orejas, pero nada podía detectar, por eso decidió catipar* la suerte de su hija. Es en esas circunstancias que se percata que estaban ronciando* su majada, se acercó lo suficiente y pudo reconocer al Calafashto y al Cachupín, ladrones ampliamente conocidos, entonces el Shafado tosió y los ladrones se hicieron los que estaban pasando por ese lugar, no teniendo tiempo para disimular las escopetas que portaban.

Eso explicaba por qué el Shafado decidió visitar a don J. Ojeday, durante el resto de la noche anterior había pensado visitarlo para que le prepare una escopeta de dos cañones de manera urgente, el herrero, hizo las preguntas de rigor para asegurarse si efectivamente necesitaba el arma como medio de disuasión de lo contrario no haría el trabajo.

Transaron el precio y en tres días estuvo acabada la escopeta.

            J. Ojeday, tenía facultades que nadie pudo explicarlo, montaba y desmontaba candados, máquinas de coser, mochilas de fumigar, reparaba los fusiles mauser de la Guardia Civil, arreglaba lámparas petromax y de carburo, ni qué decir de las linternas de kerosene; los relojes omega, nivada, silvana, longines y cornavin los armaba y desarmaba como si nada y si sus piezas estaban fallando, los hacía y reparaba tales máquinas; a los radios JVC nivico, phillips, telefunken y national, los reparaba con mas facilidad que a los relojes y si no captaban bien la señal, él los ponía señal de honda corta, honda media u honda larga o los tres a la vez si asì lo quería el dueño, los instrumentos de la banda de músicos también los arreglaba.

            Lo que nunca quiso hacer fueron ametralladoras ni pistolas, solo en una ocasión hizo tales armas a pedido del Sargento Lavado, y aunque no sabía leer, pidió que se hagan los papeles en los que el Sargento a nombre del Gobierno, solicitaba la preparación de tales armas.

            Las escopetas que preparaba eran solo para gente honorable que no haría mal uso de esas armas, por que jamás podía malograr su trayectoria prestándose para intereses de delincuentes, decía.

Sus hijos, crecieron alejados del taller, ni a pedalear la fragua ayudaban, crecieron y salieron de Mollepata. J. Ojeday, siguió arreglando máquinas y cortando la mañana, las chacras de Samana, cada le interesaron menos.

Glosario:

Barrizola.-  Significa haber tumbado las plantas de maíz o trigo y echar a perder la cosecha.
Pirnolas.- Frutos del eucalipto y alcanfor, de tamaño pequeño
Cashallurto.-  Comida preparado a base de trigo tostado, sancochado con menestras y se le puede agregar pellejones.
Carashpo.-  Pellejo seco de cerdo, tostado
Silbar.-  Robar, hurtar.
Catipar.-  Adivinar el porvenir o la suerte a través del chacchado de coca o de fumar.
Mezcladita.-  Una botella de alcohol y agua mezclada en cantidades iguales.
Atago.-  Planta silvestre que crece junto al maíz, cuyas hojas son comestibles.
Coyo.-  Cereal similar a la quinua.
Paccho.- Maiz chullpe
Ronciando.-  Merodeando para robar.


EL CHANCALATAS

Doña Boquenicho había ensordecido prematuramente, por exponerse al aire sin sombrero, sin molle ni eucalipto en la cabeza después de hornear, además su sobrenombre se debía a que no tenía dentadura, y a su marido don Shanga*, -apodo debido a que  nunca se lavaba la cabeza y jamás se peinaba-, esa noche le tocaba el agua para regar su chacra de maíz en Condororgo y se fue, entonces, como podrá verse, su hija, Linda Celeste de 16 años se quedaba prácticamente sola en casa.

Hernando, enterado de tales circunstancias y hallando el momento propicio para el deseado encuentro con Linda, en cuyo encuentro de las miradas de ambos siempre había un contenido de ternura, deseo, amor y mutua correspondencia. Se colocó ropas muy ligeras y se fue a la parte trasera de la casa de Linda, echó un silbido tenue y nervioso y apareció en la ventana Linda, quien anhelaba desde hacía meses tal encuentro y esa noche, hasta lo esperaba; sin embargo, simuló susto, miró a todos lados, ignoró la presencia de Hernando a primera vista, pero luego como si recién se diera cuenta del visitante, le hizo unas raras señales y Hernando ingresó por la ventana al cuarto de Linda.

Habían transcurrido no más de tres horas, cuando don Shanga ingresó a su casa, el nítido aroma a humo de cigarrillo rubio le dio una certera sospecha, un intruso estaba en casa, y como dicen, el diablo no sabe tanto por diablo sino por viejo, y don Shanga era viejo y sabía que la presencia del intruso no era para robar, ya que los ladrones no fuman por que resulta fácil su descubrimiento, entonces alguien ingresó por su hija y como guíado por el shapingo, se dirigió al cuarto de su hija. Ya Hernando había escapado y Linda había cubiertó las ropas del amado con pellejos que le servían de colchón.

Shanga al no encontrar nada, pensó seguro han fumado por la calle y los celos me tienen así. Hernando, estaba como Dios lo trajo al mundo, al no haber alternativa alguna, tomó el camino de regreso a casa, pero un grupo de jóvenes noctámbulos, ubicados en la esquina del cabildo, lo impidieron, entonces armó un plan infalible. Cogió dos latas vacías, una de ellas la ató a una soguilla y la arrastró y la otra ubicada a la altura de su pecho, la golpeaba con una piedra y así entre estridentes sonidos metálicos, nerviosos saltos, agudos sonidos guturales y extraña danza, tomó el camino a casa. Los muchachos de la esquina desaparecieron en un abrir y cerrar y de ojos.

            Al día siguiente, habían un comentario generalizado, cada uno lo contaba a su manera agregando algo personal, sin embargo coincidían en señalar que a la medianoche un penitente, con luces incandescentes en la frente y ojos y que además echaba fuego por la boca, por las principales calles del pueblo, golpeaba a una mujer desnuda y luego con unas gruesas cadenas la arrastraba; la pobre mujer dada gritos desesperados y lastimeros, y la veían con su cuerpo hecho una piltrafa perdiendo abundante sangre, pero al día siguiente, no había ni una sola gota de sangre por las calles.

Las mujeres del pueblo, enteradas de tan grave suceso se reunieron en casa de doña Consolación y llamaron al pregonero* para que repique las campanas, esa misma noche se haría un rosario y una procesión para implorar al patrón del pueblo que cesen tales castigos; y así fue, desde entonces nunca mas se ha oído hablar de la presencia del tal penitente.

Cuando Hernando escuchó, las plegarias en la iglesia, observó un respetuoso  silencio  y cuando escuchó los comentarios después de la procesión, mostró una hipócrita preocupación.

Glosario

Pregonero.-  Persona que repica las campanas para atraer la atención de los compoblanos y luego con voz enérgica comunica las disposiciones de interés comunitario, provenientes de las autoridades


EL MOLLE

Cuando lograron el uso de la razón, ya el molle existía, era un molle joven, sus ramas verde oscuras y su bien formada silueta, daban una imponente seriedad y formalidad a aquel árbol.

Mape y Hernando, siempre amaron ese Molle, primero retosaron bajo su sombra, luego durante la pubertad lo trepaban y en las tupidas ramas conversaban horas de horas, como en secreto.

            Años después, se cobijaban bajo la sombra del Molle, un día Hernando le dijo:

Mape,  por que no subimos al molle como cuando éramos niños.

Me da miedo”, respondió la aludida.

Era sorprendente. La amistad de todos esos años debía inspirarles confianza y tranquilidad mutua, sin embargo, Mape indicaba que tenía miedo. Esa expresión era quejumbrosa y en alguna medida decepcionaba a Hernando.

Hernando pensó: Cuando uno ama en silencio, siente miedo de amar de ese modo y de solo pensar en el inicio de una relación con el ser que uno ama, el corazón se paraliza. Hay veces que es mejor seguir siendo amigos antes que ser enamorados. El miedo, no es a la otra persona, el miedo es a uno mismo por que uno mismo sabe, cuánto amor es capaz de dar. Es negarse a amar, es obedecer y hacer causa común con los frustrados que creen que no hay que enamorarse, es tener miedo a ser descubiertos en nuestra interioridad e intimidad y que sepan que amamos.

            Daba el medio día, la sombra del molle era completa y rodeaba simétricamente el tronco del árbol, Hernando, cogió una rama seca del árbol y sobre la tierra dibujó un corazón atravesado por una flecha, y puso 

©
Mape te amo
22 AGO 1977

            De pronto, ambos se entristecieron y suspiraron, sus gargantas se congestionaron y las piernas les temblaban. Fijaron sus miradas en algún punto abstracto del espacio sideral y permanecieron absortos y mudos por largo tiempo. Sus pensamientos estaban confundidos. Habían llegado a ese punto invisible de la indecisión y de la paciente espera, aguardando el momento en que el otro tome la iniciativa. Mape esperaba que Hernando iniciara la conversación y viceversa. El molle adoptó una genuina quietud.

            El sol ya había volteado, ambos se pararon y despidieron, estaban confundidos y también quedaba confundido el molle.

H y M
30 MAY 78.

 
Pasó algún tiempo sin que se tocara el tema. Un  día  de invierno, Mape fue la primera en llegar y dibujó sobre la corteza del molle un corazón y dentro de él puso las siguientes iniciales:





Mape y Hernando vibraban en la misma frecuencia, él presagió lo que ocurriría ese día y cuando llegó, lo comprobó. Mape estaba allí, entonces cogió pepas secas del molle y empezó a arrojarlas una a una hacia ella. El lenguaje del corazón no requiere de expresiones bonitas, ni de poemas, ni canciones, ni flores ni regalos, todas esas cosas son complementarias, la expresión del amor es libre, espontánea, sin cálculos, sin intelecto, el corazón no piensa, el corazón siente y por tanto el único lenguaje del corazón es el sentir, el dar, el entregar, el ser.

Mape, se sintió estupendamente cortejada, seducida y halagada, correspondió devolviendo una a una las pepas de molle. La planta empezó a tambalearse de un lado a otro, se respiraba un agradable aroma a molle y un frescor invernal inundaba el ambiente.

            Siguiendo con el ritual del amor, Hernando cogió el rebozo de Mape y trepó el árbol, ella lo siguió. La embriaguez afectiva la condujo al follaje del árbol. Al recuperar la conciencia, se dio cuenta que todavía existía temor, tal vez no sería correspondida y para probar tal situación, Mape, en una actitud infantiloide y de pensamiento mágico, tomó un pelo de su coposa cabellera lo arrancó, hizo un nudo en el centro y entregó a Hernando. El, realmente la amaba, así que sin problemas desataría ese pelo. Aplicó el principio de la sinceridad y desató el pelo.

Se abrazaron y se besaron en la mejilla con ternura púber e ingenuidad andina, protegidos por la complicidad del follaje del molle; Mape, queriendo ser romántica, ensayó una lisonja y dijo:

 “Hernando, estás como el ají”
Nunca supieron que significaba ese cumplido.

En la corteza del árbol, a 2,35 metros del suelo, ambos hicieron un corazón con la siguiente inscripción

Mape y Hndo eternamente

30MAY78.

Desde entonces, ese Molle, era su molle, les pertenecía, había formado parte de ese romance, él, guardaba parte de su niñez, adolescencia, juventud y ahora era el único mudo testigo de ese perdurable amor.

La entrega, fue asumida con naturalidad, ambos fundieron sus cuerpos en una unidad superior, perdieron para siempre sus individualidades, ahora los dos eran uno solo, algo así como la fusión indisoluble e irreversible del Río Pampas y Río Conchucos para formar el majestuoso Río Tablachaca. La mixtura de esas almas perduraría por la eternidad. El consejero, testigo, orientador y cómplice era el frondoso, duro y tierno  molle.

Los familiares de Hernando, sabían que alguien era la dueña de su corazón y al saber que era Mape, se alegraron y lo festejaron, aún cuando el joven no lo confesó era obvio, por que ante la mirada de los padres todo queda descubierto. Cierto día, comentaron: Hernando ya está hablando grueso.

            La situación de Mape era opuesta, sus padres desaprobaron de llano la relación; al notar que las caderas empezaron a moldearse, atacaron duramente a la muchacha, la insultaron, humillaron, amenazaron con desheredarla –y no había nada que heredar- y quitarle el apellido, de tal modo que debía terminar esa relación

Por esos tiempos de incertidumbre, el molle estaba marchito, sus hojas empezaron a amarillarse, empezó a quedarse calato.

En la tristeza paisajística de un atardecer y la melancólica circunstancia dialéctica, se juntaron a escondidas: sus corazones, el ambiente y el molle, les dijeron:  !UNANSE!.

            Si usted visita Mollepata, ubique el molle, con toda seguridad lo hallará y reconocerá por los dos corazones grabados sobre la corteza y por que sus ramas están verde oscuras y su follaje es copioso.




LA AUSENCIA DE HERNANDO


-          ¿Que sabes del Hernando Chi*?
-          Lo último que supe Cho*: Catay velay*, quesque la Florlinda lo ha mandau a la costa.
-          Allallau* Chi!. Quepue el cholito tal ha trabajau. Hay tanto jodelavilputa cachaza que se rascan la panza y siguen puayaquí.- Y a ónde sque se va.
-          Nionde pue, de aquí se va Angasmarca diai toma la góndola expreso y diai, sábelo Dios.
-          Ayer lo vide por Cuyguyún, camash camash*, con un costalillo* de maíz, de ahí bajó por la quebrada de Licán, cuando llegó a la Quebrada Negra lo ei perdiu de vista.
-          Ay Chi, cómo es la vida, dindi que murió su tayta, el pobre cholito con su mamá y hermanitos sufren mucho.
-          (En eso se tropezó la doña y dijo) Ayayau*, estas orquetas* nigüentas.
-          Viaste pue, y a mi estas liendres, achachau, como me comen.
-          Bueno Cho, yo si que me voy a tirar cashque*, ayer ei mazamorreau mi chiclayo* con unas mashuas mishas* bien soleadas.
-          Yo si que mestoy yendo a comprar mi pluma de loro.
-          ¿Pluma de loro?.
-          Cushpirana* pue.
-          Así mejor dime. Vienes pue en la tarde pa que converces con mi marido.
-          Ya amish amish recojo mis pellejos y diai voy. Hasta luego. Hasta luego

Hernando y su hermano Capulí, salieron de Mollepata el 22 de Diciembre, la despedida en la casa materna fue muda y desgarradora, torrentes de lágrimas humedecían el suelo de la casa y también un barrio donde quedaba la otra mitad de su corazón.

La madre, hermana, hermanos y sobrino de Hernando, se sobrepusieron con fuerzas sobre humanas a la pérdida de uno de los miembros de la familia, la cual quedaba mutilada para siempre, por que el miembro perdido jamás se recupera, nuevos derroteros marcan su destino.

Hernando hasta ese 22 de Diciembre luchó junto a su madre por la integridad de su familia, ambos, habían decidido que llegado el nivel mas bajo de la miseria humana, todos los miembros de la familia pegarían la lengua contra la pared y comerían tierra, pero vencerían la crueldad del destino y se matendrían unidos. Pero ahora había llegado el momento crucial e inexorable y le tocaba precisamente a Hernando –por ser el mayor- comenzar el éxodo.

La pobreza extrema polariza las decisiones cuando no los sentimientos; las cabezas de familia deben elegir uno de los polos: la desintegración o la cohesión total. La familia de Hernando había elegido mantenerse fuertemente cohesionada. Cuando estaban niños y pobres, pensaron nunca separarse. Incluso, ante la perversa adversidad que vivían algunos familiares so pretexto de ayudar a criar a un niño querían llevarlo de sirviente, condición que no se aceptó.

Pero ahora Hernando ya estaba viejo, tenía flamante libreta electoral lo que lo convertía en ciudadano y lo obligaba moralmente a luchar desde otro escenario para que la familia progrese.

Con Libreta electoral y secundaria completa era más fácil lanzarse a la vorágine laboral y junto a su madre habían tomado esa decisión. El trabajaría en lo que sea, sería acomedido, aunque sea en posada dormiría y de lo que ganaba mandaría para que sobrevivan sus hermanos, quienes debían estudiar con ahínco y luego uno a uno se irían a la costa para buscar nuevos derroteros.

Cada uno llevaba un costalillo, caminaron 3 horas hasta Cruz Colorada, sobre don Macedonio donde les amaneció, Hernando y Capulí se abrazaron largo rato, lloraron hasta cansarse, Hernando cogió los dos costalillos y tomó el camino a Angasmarca, caminaba un trecho y con los ojos llorosos volvía la vista y Capulí seguía allí inmóvil.

Huérfanos de padre, habían vivido 15 años juntos, inseparables, Conchucos, Parasive, Pampa del Cóndor, Chiribal, conocían esa verdad. Capulí, tenía un carácter impulsivo, reaccionaba de modo violento, sus principios de moral y ética correspondían estrictamente a sus ancestros paternos, jamás lloraba, sufrió la adversidad con sed de reivindicación. Nunca habían sido conscientes que se querían tanto.

Ambos sentían que la familia empezaba a desintegrarse, esa disolución familiar perpétua, que sepulta en las profundidades del abismo, el amor de familia. Capulí no podía controlar sus lágrimas, hubiera querido gritar a todo pulmón:

¡Hernando, te quiero!
¡No te vayas ………. !
¡…… Te ………  necesitamos!
¡… Hernando, ..  espérame ... voy contigo …………!

Hernando, ya era mayor, sabía que saliendo, podía labrarse un futuro, si bien todo estaba confuso, confiaba en sus fuerzas y su cerebro.

Ya divisando la loma de don Macedonio, bajando para el río Piscochaca, sus miradas que eran el último eslabón que aún los mantenía unidos, por ese mágico vínculo relacional afectivo, se encontraron en el vacío infinito de la distancia, esa única hebra visual débil que hasta ese instante se mantenía, se estaba cercenando para siempre.

La cuántica se encargó de producir en simultáneo un profundo dolor en ambos corazones, hermanos de carne y hueso y de padre y madre, Hernando se iba incompleto con la vida mutilada y el alma asesinada y Capulí quedaba también incompleto, tal vez para siempre.

La gente de los andes liberteños ama mucho a los suyos, casos hay en que han muerto por defender a su familia.

Llegó el caso que Capulí también salió del hogar materno, siguió su hermano Panzagas y finalmente se fue el Shulca*. Años más tarde salió el sobrino.

La madre y hermana viven todavía en esa casa de amor, cariño, comprensión y ternura. La casa está mutilada para siempre, los miembros perdidos no han vuelto ni volverán.

Nuevos retos, otras aspiraciones e intereses ocupan el cerebro de Hernando, Capulí, Panzagas, el Shulca y el sobrino, otras personas ocupan sus corazones y cerebros, solo la madre y hermana piensan cada día que llegará el momento que la familia se integre alrededor de su madre como las abejas alrededor de la reyna, que  aunque sea por un solo día, todos ellos vuelvan a ser familia, vuelvan a ser humanos.


Glosario

Achachau.-  Expresión que implica escozor o calor
Allallau.-  Expresión que expresa lástima, dolor, en función a terceros
Amish-amish.-  Anocheciendo
Ayayau.-  Expresión que indica dolor
Camash-camash.-  Amaneciendo
Cashque.-  Comer
Catay velay.-  Se usa como sinónimo de FIJATE
Chi.-  Término femenino, interjección de china
Chiclayo.-  Calabaza
Cho.- Término masculino, interjección de cholo
Costalillo.-  Envase de harina de material de tela.
Mishas.-  Manchadas, de dos colores o mas
Orquetas.-  Instrumentos de madera de tres puntas, se usa para ventear los cereales. Aquí se usa análogamente para significar pies.
Pluma de loro o cushpirana.-  Hoja de coca
Shulca.-  El último de los hijos.


LA MUERTE DE PEGUI

El león, cuando presiente que está cerca su muerte, regresa al mismo lugar donde nació, para morir en paz.

De ti nací y a ti vuelvo, arcilla olla de barro .....................

Ternerita negra, vuelve a tu querencia .................

Pegui, había vencido la postergación, por eso avanzó;  venció la pobreza, por ello vivió holgadamente; venció el deseo carnal del matrimonio y vivió soltera;  venció el temor a la soledad eterna por eso vivió sin descendencia biológica; venció a las enfermedades, sus trece intervenciones quirúrgicas daban cuenta de tal victoria,

Las mulas mas pajareras y chúcaras dieron cuenta de su intrepidez, fue osada, altiva, soberbia, altanera, sin caer en vulgaridad ni ofensas, vivió intensamente e hizo obras humanas, sus obras tienen nombre propio y son personas de bien.

Jamás se doblegó, luchó ardorosamente contra todo, combatió las injustas irresponsabilidades humanas, no mezquinó un pan, consagró su vida y  honorarios a la reivindicación de su familia, las úlceras que la aquejaban testimonian que cuando no pudo compartir un pan no lo comió y esperó a alguien para compartirlo.

Pegui, fue grande, gorda, fuerte, impulsiva, pero al mismo tiempo, fue tierna, emotiva y consecuente.

Nació, creció y envejeció en Mollepata, trabajó en diversos lugares, pero siempre regresaba a Mollepata, donde finalmente se jubiló. Manos condenables en acto delincuencial incendiaron su casa durante la noche, mientras ella y su hermana dormían. Venció a la criminalidad, a las llamas de fuego y a la muerte, por que esa era su naturaleza, sin embargo, allí se jodió su vida, desaparecieron las huellas, los rastros y vestigios de su estirpe.

Emigró circunstancial y temporalmente de Mollepata, un nuevo desafío en su vida, pero como hemos dicho, ya estaba jodida.

Lima, la acogió, ese animal gigante que otrora tuviera un millón de cabezas, ahora tenía siete millones de cabezas, Pegui, no era mas que un a cabeza adicional.
Catorce años después, regresa a Mollepata, a su mal reconstruída casa, dispuesta a vencer la adversidad, ya había vencido la decrepitud y la involución, manteniéndose fresca, lúcida y desafíante, la osteoporosis que lesionó un miembro inferior, no tuvo mayor importancia y con bastón en mano la venció.

Llegó a Mollepata, antes de finalizar el Siglo, precisamente en 1999, su inseparable hermana, compañera constante de sus victorias la acompañaba como siempre, recorrió las calles, buscó a sus amistades, quiso ver las casas de sus amigos y familiares que ya no estaban allí, y entonces:

Pegui, se terminó de joder.

Vio, que aquellas casas fuertes y robustas, eran escombros, que aquellos árboles gigantes e invulnerables, eran tristes y solitarios troncos, que aquella muchedumbre altiva, era decrepitud cadavérica, sintió que era un ser de otro tiempo, resucitada probablemente. Visitó el cementerio, ubicó el lugar donde descansaban su padre y madre, miró alrededor, para seleccionar el lugar de su sepultura. Ya estaba jodida.

En unas semanas sería la fiesta de San Jerónimo, decidió, por última vez vencer a la muerte y quedarse viva hasta el tres de octubre de 1999 y así fue. Asistió a todos los actos religiosos y demás rituales de la fiesta, conversó con sus paisanos, compartió con su familia, agradeció a San Jerónimo por haberla acompañado desde el 13 de mayo de 1923, esperó que terminada la fiesta, se fueran los paisanos, convencida que tenía a sus dos hermanas, de las que jamás se separó y con quienes luchó en la vida, entonces:

Decidió morir, como un león, en su querencia y cumplir con volver a morir al mismo lugar donde nació.

Morir como esas robustas casas, como esos frondosos árboles, como esa muchedumbre altiva, murió lúcida, fuerte, arrogante.

El 04 de octubre de 1999, murió Pegui, sus restos están bajo tierra en algún lugar del cementerio de Mollepata, en su tumba no hay cruces, ni plataformas, ni lápidas, solo sunchos, picullo y mala hierba que la naturaleza le ofrece. En el aire en letras invisibles se puede leer:

Pegui, nació para morir, y
murió para vivir...........

Su hermana mayor murió el 29 de mayo del 2002, está cremada y sus cenizas circulan por Lima de lugar en lugar, cuando la conciencia de quienes ella amó,  los remuerde.

Cada domingo, la tumba de Pegui, recibe como única ofrenda chorros de lágrimas de su hermana menor, quien no tiene otra cosa que ofrecerle y vive casi olvidada, llorando a sus muertos, la hermana mayor, también tiene su ofertorio, igualmente de lágrimas, no se sabe hasta cuando.

Tal vez muertas las tres, no haya ningún tipo de ofrendas para ninguna.


LA PEDIDA DE AGUA



Aquella tarde a finales de noviembre, estaba entoldado*, parecía que el poncho negro estaba enfadado, hizo retumbar los cerros, echó fuego, pero no llovió.

Doña Florlinda, dijo a Hernando -su hijo mayor, desgarbado púber, que era su paño de lágrimas- “vete a buscar una minga para que te ayude a regar, por que de madrugada iré a pedir agua para regar las chacras, eso, si es que no llueve hoy o esta noche. La respuesta fue ya mamá.

Apenas cantó el gallo pico grueco*, doña Florlinda que dormía sobresaltada, levantó, cogió el rebozo, se puso un sombrero rangachito* para protegerse de los malos aires, cogió un bastón de lloque con empuñadura tallada y empezó a ascender hasta el Alto de  Llacuanguna.

Ya próxima la llegada del día, el juez cogió su cuaderno de lista y empezó a controlar el número de tareas de república* que tenía cada regante, en caso de presentarse regantes con tareas incompletas debía fijarse el monto de la multa por tarea y conminarlo a cancelar.

Terminada el recuento y hecho el resumen, el señor juez de aguas exhortó a los morosos a tomar conciencia de la responsabilidad que tenían, de asistir a la república de acequias, ya que se levantaron muros, reconstruyeron tomas, había que cargar piedras y champas* y no era justo. Preguntaba: ¿Qué pasaría si todos pagan la multa y nadie va a la república? El solo se respondía. No habría acequias, ya que nadie puede limpiar y reconstruir 50 a 80 kmts de canales de regadío en dos días.  Finalmente el juez propuso como sanción por día de república no trabajado la cantidad de tres soles ya que debe servir como escarmiento, y debían cancelar antes de  pedir agua.

Para establecer las sanciones a los contraventores de las repúblicas de canales de regadío, establecidas desde épocas antiguas, era quorum suficiente las personas que se encontraban presentes el primer domingo de repartición de aguas. Los acuerdos se tomaban por mayoría y eran acatados por todos. Para los demás acuerdos la mecánica es la misma; no existen citaciones, agenda, informes, despachos, cuestiones previas, libro de actas, balances, ni nada de esas formalidades. Los acuerdos y decisiones se toman cuando se necesitan, según el sentido común,  anotándose en la conciencia pública y colectiva.

El criterio para la elaboración de la lista de regantes es la ubicación de sus chacras, las de la parte baja encabezan la lista y las de la parte alta la cierran. No se toman en cuenta criterios alfabéticos, numéricos, de género, edad u otros.

El pueblo tiene una natural división por barrios, por tanto las tareas de república se contabilizan por las tareas del  terreno de cada barrio Si una persona tiene terrenos en tres barrios y riega con la misma fuente de agua, entonces sus tareas serán el triple de quien solo tiene terrenos en un barrio.

Existen varias fuentes de abastecimiento de agua de regadío, se pueden mencionar, dentro de otras:

Huarazcabra.- La mas importante, su principal fuente de alimentación es el agua de la quebrada de Chiribal y afluentes, proporciona por lo menos tres riegos o dicho de otro modo, atiende a tres beneficiarios en simultáneo.
Zarzasacape, cuya fuente de alimentación es la represa natural del Tantal, que se forma  con agua de las lluvias en la época de invierno
Laguna de Tapash.- Cuya fuente de alimentación es una vertiente de un manojo de agua de la zona pantanosa donde está ubicada, en el Caserío de la Yeguada al pie del fundo de Tapash.
Laguna de Shirobal, cuya principal fuente de alimentación es la vertiente de Shirobal que a través de una red de tuberías abastece de agua para consumo humano al pueblo, quedando el remanente para la laguna.

            Existen otras fuentes, pero por ser el número de usuarios reducido, no se mencionan. Cada regante asiste a la república de los canales de regadío de los que es beneficiario.

Cada riego se calcula en aproximadamente 5 litros de agua por segundo y un manojo de agua es al rededor de ½ lt de agua por segundo.

Los republicanos escuchaban con respeto y respaldaban al juez, ya que era una autoridad designada por ellos mismos para que administre el agua.

El Juez hizo recordar a los regantes, que  para el primer riego de las siembras  se comenzaba la repartición desde Callancas, siguiendo La Hacienda, Condororgo, Samana, Piras, y así seguía ascendiendo la asignación hasta terminar en la última chacra sembrada de la parte alta.

Empezó a repartir el agua y dijo, usted señora que llegó primero, tiene agua para mañana.

Al día siguiente en cuanto amaneció, Hernando y el Huaco, se fueron al corral designado, don Huaco se quedó y Hernando se fue a recibir y bajar el agua, se aseguró que las tomas de las huertas estén cerradas para que toda el agua llegue  a su destino.

Las chacras estaban resecas y apalmazadas, por lo que era necesario hacer pequeñas grietas  para que la tierra absorba el agua, el Juez llegó cuando estaban terminando de regar la última chacra y dijo voy a avisar al siguiente regante. Le entregaron dos onzas de coca, una cajetilla de cigarros nacional y una botella pequeña con alcohol, el señor Juez se fue agradecido.

Al tercer día se sembrarían esas chacras.

Glosario

Champas.-  Trozos de tierra de tamaño similar a un adobe, son extraídos del suelo y están caracterizados por tener raíces de picullo.
Entoldado.- Dícese cuando está nublado y existe la presunción que lloverá
Grueco.- Torcido, malformado, deformado.
Lloque.- Arbusto de tallo muy resistente
Rangachito.- Descuadrado y rotoso.
República.- Trabajo comunitario, donde todos los que hacen uso de obras, vías y servicios comunes, tienen la obligación de trabajar. Se emplea este trabajo para limpiar caminos de herradura, carreteras, lagunas, represas, acequias, colegio, iglesia.

LA PÉRDIDA DEL PAVO.

Don Anacleto, era un abigeo despreciable y abominable, vivía a salto de mata, corrido como todos los delincuentes, escondido en un lado u otro y su familia estigmatizada, despreciada, odiada y rechazada por culpa de Anacleto que no era capaz de llevar una vida decente.

            Cierta vez, fue a Conchucos a buscar papas, llegó a casa de la prima de su mujer, quien lo atendió del mejor modo, después de dos días, como no conseguía las buscadas papas, la prima le dijo: “ahí tengo papas para completar tu carga”, y le obsequió la cantidad que faltaba. Al otro día temprano Anacleto retornaría a Mollepata. Como la carga estaba lista y los burros allí en el corral, a las 01.00 de la madrugada aperó los burros y  ayudado por su hijo mayor puso los costales sobre los lomos y desde el patio se despidió de su prima, ésta, preocupada por la circunstancias, le dijo:

·         Primo espera que te cante el gallo.
·         Ya por el camino me ira cantando, respondió.

Y esa madrugada la prima no escuchó cantar al gallo. Al día siguiente echó de menos su gallo, entendiendo la respuesta del primo.

Así de ratero era el tal Anacleto.

Un día que la muchachada de Mollepata fue a una fiesta en casa de los Filos en Aractullán, después de tomar y bailar bien, estaban de regreso y al ver el gallinero de Anacleto, cogieron el mejor de los pavos y se dirigieron a casa de uno de ellos a prepararse un buen caldo, despertada la mujer y echando de menos al pavo, quiso seguir al grupo de muchachos para recuperar el pavo, entonces Anacleto le dijo:

Apenas amanece vas a mirar que casa está humeando, luego agarras tu rebozo y te vas a cobrarles, les dices he venido a cobrar de mi pavito que lo han traído de madrugada.

LOS BUSCAVIDAS


Ese día, Señor De la Peaña, doña Nila, doña Florlinda y Hernando llegaron a Orogolday, poblado de la Jalca que está frente a Pijobamba. Desaperaron las bestias y se acomodaron en el corredor. Los dueños de casa, ya habían merendado, sin embargo, dada la presencia de los huéspedes, prepararon una deliciosa sopa de toro loco, el toro había enloquecido por que no lo dejaron aparear con una ternera en celo y por eso se alocó y desbarrancó en un precipicio de donde solo rescataron parte de la carne y pellejo.

            Tres días después los huéspedes tomaron la ruta de regreso, una burra lerda comía cancha para paliar el envetamiento*, a otro animal le echaban tierra en las criadillas para secar el sudor y evitar se escalde. Acamparon al aire libre, después de  Chuvilca, en la subida a Pampa del Cóndor.

Al día siguiente, llegando a Pampa del Cóndor se encontraron con un abigeo mentado, montado en buena mula y con carabina al hombro, el cual en forma sorpresiva dijo:

¡Adiós amigo¡:
¿De Dónde vienes?
¿A dónde vas?
¿Cómo te llamas?
¿Y cómo estás?

El Señor De la Peaña, que conocía ese lenguaje y sin titubear, con la misma energía de su interlocutor, respondió:

De Orogolday vengo
A Mollpepata voy
Señor de la Peaña me llamo
Y bien estoy.

El abigeo sorprendido por tal respuesta que además era la correcta, algo así como un santo y seña, siguió su camino

Al entrar a una peligrosa ensenada, empezó a llover a cántaros con granizo y zarzaganeta, y resultando imposible continuar el viaje, acamparon en las Cuevas de Chiribal, paraje solitario e inhóspito, donde han matado gente, matan y matarán, ya sea por rencillas o para robarles sus pertenencias.

El manto protector de la oscuridad cubrió la ensenada de una tétrica negrura, el contacto del viento con los pajonales producía un silbido intermitente, se escuchó el aullido de los pumas, toda la noche llovió, el agua pasaba por entre piedras sobre las cuales estaban las caronas y sobre éstas durmiendo los arrieros; debido a las ropas mojadas los calambres se sucedían uno tras otro, los signos de vida estaban limitados por el entumecimiento o por que no debían ser detectados por los abigeos que transitaban por esa ruta.

La sensación de inseguridad y la vulnerabilidad eran inmensas, dado que esa, es una conocida ruta de los cuatreros y a quienes encuentran en el camino los matan para que no den razón.

A eso de las tres de la madrugada un tropel despertó súbitamente a los arrieros, por lo menos 60 cabezas de ganado vacuno despuntado* de una majada eran arriados por allí, pudieron mal contar por lo menos a quince abigeos que con carabinas y escopetas en mano y con prisa apuraban a los animales.

Pasado el susto, queriendo dormitar un rato mas, a eso de las cuatro, se sintió retumbar los cerros, un ruido, el eco se multiplicaba de forma interminable y el estruendo desordenado hacía temer lo peor, empezaron a sudar frío, pero se dieron cuenta que la quebrada había crecido de bote a bote, sin embargo sabían que pronto pasaría y así fue.

Al día siguiente los animales estaban escuálidos encogidos y motosos. Dieron gracias a Dios y al Patrón San Jerónimo de no haber sido descubiertos por los abigeos, ya que solo eran cuatro personas, dos mujeres, un hombre y un niño, los cuales además de su inferioridad numérica, estaban desarmados e indefensos y ante un eventual ataque solo les quedaba implorar clemencia.


Glosario

Envetamiento.-  Dícese del cansancio prematuro y agudo que pueden sentir personas o animales cuando viajan por lugares donde hay vetas de minerales en el subsuelo.
Despuntado.- Significa haber cogido del extremo de una manada de reses una punta de dichos animales y alejarlos de su grupo

LOS PRIMOS EN LA PLAZOLETA


En el año de 1973, se encontraron en la Plazoleta de Mollepata, que es el encuentro entre la Calle Grande, La Calle Chica, La calle que lleva al Patio y el camino a los pueblos de La Yeguada, Mollebamba, en ese lugar convergen prácticamente todos los caminos y es un lugar de comercio, por las mañanas, las panaderas van con sus canastas llevando tortas, semitas, pan de manteca, bizcochos, vasitas, rosquetes, hojarascas, también los beneficiadores de ganado se ubican en ese lugar para vender carne de huacho, coche, vaca, así mismo, los shindolinos cuando vienen trayendo verduras, frutas y tubérculos se ubican allí.

A partir del medio día, la Plazoleta es punto de encuentro de la muchachada, se puede ver al maniao haciendo mofa de la gente, la loca haciendo zumba a las personas; ya entrada la tarde se encuentran los agricultores para conversar sobre cosas serias, como lluvias, fungicidas, insecticidas, foliares, mejoramiento de semillas. Allí se acuerdan las repúblicas, consistentes en que la comunidad entera tiene que dirigirse a limpiar las acequias, caminos, hacer puentes, y todos los demás trabajos de interés comunal y que implican obras de uso común.

En el caso de las familias que no existe varón mayor de nueve años y no puede cumplirse con la república, las mujeres jefes de familia asumen su responsabilidad aportando cántaros de chicha o aloja, galoneras de alcohol, libras de coca, o cajetillas de cigarros, para ser distribuidos entre los republicanos y en el caso que no tengan dinero para enviar trago, coca o cigarros, van ellas y se encargan de cargar ponchos, cuidar fiambres o cualquier otro trabajo de vigilancia y seguridad, de este modo se garantiza el trabajo comunitario y la operatividad de obras, bienes y  servicios comunales en buen estado de uso.

A eso de las 2  de la tarde, cuando el sol había volteado de la parte central del firmamento, hecho comprobado por la proyección de sombra de los techos mas allá de las guayanchas, se encontraron en la Plazoleta tres primos, jóvenes ellos, mas o menos camadas, el Shirola, el Huesudo y el Patilla, decidieron echarse una mezcladita, consistente en media botella de alcohol (aguardiente) mezclada con media botella de agua, un poco de limón y algo de azúcar.

Que mejor lugar que la tienda de don Pedro S., ubicada en la Plazoleta, don Pedrito, hombre educado y trabajador, desde temprano abría su tienda, sus ventas mas altas pertenecían al rubro de añilinas, sal de soda, kerosene, árnica, agua de florida, agua de azahares, sal, manteca, sobre todo por que daba bien el peso.

Don Pedrito sirvió la mezcladita a los tres jóvenes quienes empezaron a conversar en forma alturada, elegante, sin barbarismos ni impropiedades, en un lenguaje impecable, propio de los mas renombrados académicos de la lengua española, pero sí, sus expresiones eran vertidas con verdadera vehemencia, con emoción que hasta podría llamarse con fragor.

El Shirola, con formación político-doctrinaria, apostaba por que el desarrollo de los pueblos podía lograrse a través de la unión de esfuerzos, de la realización de obras mancomunadas; por ejemplo, si el pueblo necesitaba hacer un pozo de cemento, se le podía dar cemento, fierro, planos, pero correspondía a los compoblanos traer la arena, hacer la mezcla y construir el pozo, es decir la mano de obra correspondía al pueblo y con orgullo podía decirse: El pueblo lo hizo.

El Huesudo, mas bien estaba convencido que toda transformación social es consecuencia de una verdadera y auténtica educación, fundada en los valores heredados culturalmente de nuestros mayores, debidamente articulada, formadora de conciencias. Cuestionaba con verdadera pasión el memorismo mecánico y repetitivo, apostaba por la teoría de la construcción del conocimiento a partir de la experiencia, donde el alumno es el protagonista, el propulsor y el mismísimo centro de su educación, el maestro, queda convertido simplemente en un facilitador del acceso a la información. Decía que el memorismo es bueno para datos exactos de las ciencias formales como la lógica y la matemática, y también para fechas históricas,  por ejemplo, Cuánto es el valor de p (Pi= 3.14161616) o, cuándo fue la independencia del Perú; etc; pero para el caso de las ciencias fácticas, que son las que explican los fenómenos sociales que están en constante cambio debe emplearse el memorismo crítico y reflexivo, debe emplearse una memoria comprensiva y aquí precisamente el profesor es solo un facilitador.

El Patilla, apuntaba a la transformación y al progreso de las comunidades por medio de una enseñanza desde la práctica, cuya base y fundamento sean la igualdad de seres humanos y el amor. Decía: Si tú enseñas a un peón a trabajar bien, a sembrar adecuadamente, a emplear los fertilizantes y abonos en las cantidades correctas, así no sepa leer ni escribir, va a hacerlo bien. Tienes que delegar responsabilidades, por que el peón es igual que tú y que yo y tiene necesariamente que equivocarse hasta aprender, por eso es necesario darle una, dos, tres o mil oportunidades y siempre tratarlo con respeto y con cariño. Te aseguro que ese peón trabaja con gusto, te cumple, entonces gana su familia, gana él, ganas tú, ¿Por qué? Por que no hay pérdidas, no hay desperdicios, los peones no se accidentan, no amarran el macho, no se enferman y de este modo los estándares de producción se incrementan cada vez mas, elevándose  la calidad y convirtiéndose en competitivos.

Los tres primos provenían de troncos comunes, eran camadas, habían compartido su niñez, ahora tenían intereses diferentes cada uno, pero estaban allí conversando con naturalidad unos, tratando de impresionar otros.

La conversación tomó ribetes de una cátedra dialéctica, era un congreso en diminuto, cada uno de los primos exponía sus puntos de vista a partir de sus propias experiencias y reclamaban la razón para sí, sin embargo, el saber que cada uno tenía su propio enfoque y perspectiva los sorprendía mutuamente, la época de la infantil ingenuidad estaba ya demasiado distante.

Una mezcladita mas don Pedrito y de nuevo al ataque defendiendo cada uno su postura sobre el progreso y desarrollo social.

El Shirola simulaba calma y sobriedad, su experiencia en el liderazgo político le daba autoridad moral, sin embargo estaba ansioso e intranquilo, efectivamente –pensaba- el Huesudo tiene razón, la educación es vertebral; también el Patilla está en lo cierto, delegar autoridad, responsabilidad, funciones, enseñar con amor, no desperdicios, no pérdidas, no accidentes, es verdad.

El Huesudo, ampliamente leído, con estudios superiores realizados en Trujillo, docente por excelencia, estaba absolutamente seguro de lo que decía; además, Jean Piaget con su teoría de la psicología evolutiva, Ausbell con su teoría del aprendizaje; la educación por competencias que se aplicaba exitosamente en países europeos, avalaban su posición.

El Patilla, había nacido y crecido en Mollepata, consolidó su liderazgo productivo en la Hacienda de su padre, convertido ahora en Administrador, querido, respetado y adorado por los trabajadores, con niveles de producción muy por encima de los mejores años de sus antecesores, heredó de sus ancestros únicamente la inteligencia, el tino y el buen trato y por su parte, cultivó la bondad y el buen corazón. Jamás se consideró hacendado, nunca fue mandamás y siempre supo compartir lo que Dios y la naturaleza le dio. Si veía que un peón hacía mal el trabajo, lo llamaba, le daba una muestra de cómo hacerlo bien, una palmada en la espalda y: ¡Esta vez te saldrá mejor¡, a trabajar.

El Patilla, nunca se dejó dominar por sus emociones ni pasiones y eso le dio la grandeza de carácter, jamás gritó ni maltrató a nadie y eso lo hizo respetado y  querido, La prodigiosidad de las tierras, del ganado y de la naturaleza le concedieron el éxito y eso avalaba lo que decía.

Don Pedrito una cajetilla de cigarrillos rubios, dijo el Huesudo, que por entonces era fumador empedernido. Don Pedrito estaba sumido en una aguda confusión cognoscitiva, las exposiciones sucesivas y rápidas y la abundante cantidad de información y palabras nuevas escuchadas, yuxtapusieron las teorías produciéndose una superposición de información en su cerebro, alterándose sus funciones gnóscicas  superiores, al extremo que no podía diferenciar lo que dijo tal o cual primo.

El Huesudo con los efectos del alcohol insistió en forma enérgica y respetuosa por los cigarrillos y fue atendido.

El Shirola que no quería quedarse atrás dijo: Un sautherns don Pedrito, ante lo cual el dueño de la bodega trepó por los andamios, cogió la polvorienta botella de vino, la limpió y entregó a Shirola. El esmero en la atención se debía a que este trago costaba  17 veces el valor de una mezcladita.

El Patilla sintió ganas de hacer pish y dijo voy a mi casa un ratito y salió, se dirigió a su casa que está a unos 70 metros, vació la vejiga y regresó.

En la ausencia de Patilla, Shirola y Huesudo hablaban de doña Guillermina –madre del Huesudo- tía de los otros dos barrachines, los sentimientos de amor maternal se agolparon súbitamente, los efectos del alcohol ayudaron a vencer la timidez y la represión de sus sentimientos, ambos se abrazaron y echaron a llorar desconsoladamente, por que era la mujer más buena sobre la tierra, por que como ella, nadie. Los sacos de casimir que estaban nuevos, servían de receptáculos de mocos, babas y lágrimas.

Cuando llegó  Patilla se encontró con este trágico cuadro y no queriendo ser inoportuno se abrazó de sus primos y empezó a llorar con auténtico sentimiento, y así a plena luz del día, los tres primos, con sacos de casimir inglés, estaban llorando como unas magdalenas, en plena Plazoleta.

El Patilla en verdad no sabía por que lloraba, digamos mejor: no sabía de modo taxativo e inequívoco de qué se trataba ni por qué lloraba, pero compartía el sentimiento de dolor y melancolía de sus primos.

El Patilla es el único que ya no está aquí, el Huesudo y el Shirola si, seguro que los tendremos otro siglo mas, pero al Patilla no.

¿Cómo?. ¿Quién fue el Patilla?. ¿Qué? ¿No lo conocen?

El Patilla fue y es bueno, valiente y respetuoso; su mente y su corazón estuvieron inundados de ternura y nobles sentimientos, jamás su mente se mancilló con la envidia, mentira, egoísmo, chisme. Vivió consagrado a la familia directa y colateral, no fue comprendido por nadie en su real dimensión de hombre bueno, sin embargo tuvo la suficiente entereza de carácter para impedir que su cerebro y su corazón se contaminaran con  la mezquindad, ruindad, crueldad, vileza, compartió lo que tuvo. Todos lo saben, nunca recibió lo que mereció, sembró el bien y cosechó el mal. El Patilla solo fue vencido por la soledad, la incomprensión y el mal pago de quienes tanto ayudó, no pudo soportar la muerte de su compañera. El Patilla no está ahora, pero está siempre.

El Patilla está mirando todo desde arriba, cuando algo no va bien su espíritu nos ilumina, lo sabe la gente de Aractullán, Samana, Piras, Colpa, La bajada, El Alto, Succha, Mongón, Jongos, Uchapampa y de unas minas del sur; él nos manda fuerzas. Su memoria es una lumbrera para las gentes de nuestro pueblo, jamás pregonó nada, enseñó con ejemplos sabios.

Hoy día y mañana y pasado, los mejores pensamientos y las más lindas plegarias de los mollepatinos, son para Patilla y las mejores acciones de estas gentes se inspiran en su imborrable memoria.

El Shirola y el Huesudo tienen la misma sangre, también sus hijos.

Patilla, Mollepata te dice: Te quiero.

Ahora, ¿Ya saben quien fue o quien es el Patilla?


CIEN AÑOS DE PERDON

Siete cuatreros salieron del pueblo, habían escuchado decir que de Conchucos arriba, por esas desoladas jalcas, había unas cuarenta cabezas de ganado cuernudo  a los que con facilidad se podía silbar*, así que en cuestión de una semana, planearon despuntar ese rebaño.

La organización del golpe estaba a cargo de Josué Balas, lo acompañaban seis conocidos abigeos, dos ellos caracterizados por su ferocidad en atacar personas a puño limpio, los otros cuatro, tenían pata de coche*, así que en cualquier circunstancia actuaban dejando fuera de combate a quien pretendía impedir su robo. Acordaron que J. Balas, un día antes debía salir a los potreros de Shindol y robar un buen caballo, con el que debía esperar a sus compinches por sobre la Virgen del Buen Viaje a la entrada de Conchucos y de allí ubicarían el ganado y lo arreaban.

Las cosas no fueron bien, llegaron al lugar donde debían encontrar el ganado y no estaba, se dividieron el terreno para ubicar la manada pero no fue posible ubicar, entonces barajaron la posibilidad que han llevado el ganado a otro lugar y lo mejor era regresar.

Lo único mal venido que tenían de momento, era el potro alazán silbado de Tucua y al cual de seguro ni lo echaron de menos, de tal modo que antes de iniciar el retorno, le dijeron a J. Balas, que para asegurarse completamente que el ganado no estaba en esos parajes, de un vistazo por todas las faldas de esas jalca, especialmente por las hoyadas donde podrían estar ocultas, luego a eso de las ocho de la noche se encontrarían todos al pie de Tilaco, para seguir ruta a su querencia.

Dieron las ocho, las nueve, las diez de la noche y J. Balas no llegaba al lugar fijado, entonces los demás empezaron a catipar y había malos presagios, como no podían hacer nada, decidieron esperar hasta que sepan algo o en todo caso, al día siguiente habría noticias.

Ya cerca de la media noche, vieron que venía rengueando J. Balas, se apresuraron a darle el encuentro y una vez cómodo le preguntaron ¿Qué pasó?.

J. Balas les contó, que a todo galope empezó a recorrer faldas y hoyadas de la jalca con la esperanza de encontrar el ganado, salía de un lado y entraba a otro, el potro empezó a sudar a chorros, se le ampollaron las posaderas de tanto salta salta del potro, se humedeció totalmente su poncho que estaba sobre los lomos del caballo, incluso el sudor trasminó hasta sus pantalones; entonces al no encontrar el ganado, decidió orientarse para coger el camino a Tilaco, cuando quiso sofrenar al potro, éste, no obedeció, tiró la soga atada al hocico del animal para que pare, pero mas corría la bestia, iba botando espuma por la boca y corría como gato al que persiguen cincuenta perros; entonces pensó en arrojarse de los lomos, pero era tanta la velocidad que resultaba muy riesgoso, hasta podía matarse, por eso, mejor se tranquilizó, buscando un lugar propicio a donde pueda arrojarse sin hacerse mucho daño, en eso había una loma su delante, no quedaba tiempo para analizar la situación y el caballo encontró el vacío y en caída libre descendió cerca de 6 metros, felizmente unas achupallas sirvieron para que se agarré J. Balas y el caballo siguió hasta que ya no pudo ver donde paraba.

No podía explicar cuanto tiempo pasó desde la caída hasta que despertó, luego vio sus manos llenas de sangre, lo refregó contra sus ropas y solo se trataba de heridas superficiales producidas por las espinas de las achupallas, cuando quiso pararse sintió un dolor intenso en las caderas, con su mano recorrió sus huesos en esa zona y podía notarse que se había tronchado, así que decidió agarrar la ruta a Tilaco; a pocos metros, se dio cuenta que le resultaba difícil avanzar, pero de pensar que sus compañeros podían irse dejándolo y que al seguir enfriándose el tronchado el dolor sería mas intenso sin saber lo que podría pasar, decidió soportar el dolor y no dejarlo enfriarse mas para que no le duela mucho, y así rengo rengo fue avanzando y a medida que avanzaba la noche mas tenía que apresurarse, para que no lo abandonen.

Los compañeros revisaron la cadera y vieron que un moshoque se había salido de su lugar, le hicieron soplar un checo con todas sus fuerzas y de un fuerte apretón el moshoque entró a su sitio, lo de bueno era que J Balas era retobado y que no se había enfriado la cadera ya que al estar caminando el tronchado seguía caliente.

A eso de las una de la madrugada, con un hombre a cada lado en cuyos cuellos sostenía sus brazos, J. Balas y compañeros retomaron el viaje de retorno, caminado parejo podían amanecer por Callancas, de allí se separaban y cada uno tomaba su camino y aquí no pasó nada. J. Balas podía quedarse en una casa abandonada que hay allí y por la noche vendrían a recogerlo para llevarlo a su casa.

En eso que habían avanzado como tres kilómetros, el cuerpo de J. Balas se escalofrió, hasta entonces no sabía por qué. Alto ahí nomás, dijo, hay gente cerca, pueden ser los Shindolinos que buscan su potro y aunque el potro ya no lo tenían físicamente, la conciencia los delataba. Los hombres armados con pata de coche se pusieron en guardia, era el momento de actuar, a punta de disparos tenían que proteger a su Jefe, inmediatamente se distribuyeron la evaluación del terreno, tú por este lado, tú por allí y tú por allá, etc. Solo vean de qué se trata, no hagan nada, vienen y me dicen. Fue la orden.

En diez minutos ya se había evaluado la situación, más o menos diez hombres estaban coqueando a unos tres cientos metros del lugar. J. Balas, dijo avancemos, hay que adelantarlo, por que como son diez y nosotros menos, aquí hay que adelantar. A doscientos metros, iniciaron fuego abierto con los cuatro revólveres que tenían, en eso los otros hombres se asustaron y echaron a correr como el caballo desbocado. J. Balas dijo vamos a donde han estado para ver que clase de gente es, de acuerdo a cómo está el lugar, seguro han dejado rastros, hojas de coca, envases de licor, puchos de cigarro o sabe Dios que cosa. Al llegar al lugar, en frente de sus narices encontraron las cuarenta reces que habían ido a robar de las jalcas de Conchucos, un poco asustados estaban los animales.

J. Balas, pidió que lo fajen bien, dos con pata de coche adelante, uno al lado de arriba y uno atrás, los dos peleanderos para el lado de arriba  y el iría atrás, está distribución se hacía considerando que para el lado de abajo estaba río y era poco probable que los animales se desvíen por ese lado.

Avanzaron y avanzaron hasta la Quebrada de Licán, allí les amaneció, no encontraron ni un alma en el camino. Nadie podía dar razón de su hazaña, entonces sabiéndose a salvo J. Balas, empezó la repartición: Cinco reces para cada uno, sumadas daban 35 reces, dos reces para charquear, daban 37 y tres reces para el vendedor, daban 40.

En su lenguaje, eso significada venta de 38 reces dividido entre 38 partes, cinco avas partes para cada uno y un plus de tres avas partes para quien hace el negocio. Dos reces son destinadas a cecinas que servirán de alimento para una próxima hazaña.

Todos estaban conformes, la repartición era absolutamente justa, toda vez que el vendedor era quien iba a dar la cara, debía recibir un poco más, lo que sería para obtener el certificado respectivo y poder realzar la venta.

J. Balas preguntó, ¿Hay algún problema?. Nadie contestó nada, entonces concluyó diciendo: TENEMOS CIEN AÑOS DE PERDON.

Glosario

Pata de coche.- Revólver
Silbar.- Robar

EL REENCUENTRO.

            Hernando, después de veinte años de estar lejos del pueblo donde creció, preparó su viaje para regresar a la fiesta patronal con su mujer y sus 3 hijos, dentro de otras cosas, les había contado lo hermoso que le resultaba retornar al terruño, por que allí había transcurrido su feliz infancia, rodeado de su madre, hermanos y amigos como Segundo, Dante y Perviz, este último desaparecido desde agosto de 1984.

Sus familiares los esperaron llenos de estusiasmo y cariño, los colmaron de atenciones. Al día siguiente de su llegada, salieron los 5 al templo para decir sus oraciones a San Jerónimo.

Segundo y Dante, enterados de la llegada de Hernando, y luego de cruzar algunas apreciaciones como que estaba viejo, jorobado, cegatón, desmuelado, pobretón, lleno de hijos y todo parecía indicar que vivía en algún cerro o arenal, fueron a buscarlo para encontrarlo simulando una casualidad, y efectivamente en cuanto abandonaban el templo se produjo el ansiado reencuentro.

Hernando, se emocionó se dirigió hacia ellos los abrazó efusivamente y les dijo: eh aquí mi mujer e hijos, han venido acompañándome para compartir mi alegría.

Cuando Hernando se aprestaba a manifestarles los agradables recuerdos que conservaba de aquella lejana niñez, el cariño que le entrañaban el pueblo y sus mejores amigos que eran ellos de lo cual había hecho partícipes a su familia, Segundo se adelantó y dijo:

Ø  Huyuyuy, ya no conoces cho, claro, ya te olvidaste de los llanques, de los remiendos, la chochoca, de las niguas; te acuerdas cuando Dante y yo te pagábamos, te sacábamos sangre y tú llorabas como mariconcito y eso que tú eras mas grande que nosotros, claro, nosotros éramos cinco años tu mayor, yo tenía 14 años y Dante igual. Pero como te sacábamos sangre de la ñata ¿si o no?. ¿Eso también les has contado a tus hijos?

Ø  Dante por su parte dijo: Te acuerdas que eras bien sonso, aniñado, te quitábamos tus galletas, tus caramelos y encima te dábamos tu tunda y pobre que lo digas a tu mamá, .... mas golpe.

Y dirigiéndose a la esposa e hijos, le dijo:

Y tú, de dónde eres, de dónde te han traído los remolinos, te hubieras casado con un hombre bueno y no con este maricón, llorón, faldero de su mamá.

Hernando, se despidió afectuosamente de sus amigos.

La mujer e hijos, sintieron tristeza por el tipo de amigos que tenía Hernando, tanta deferencia, tanto recuerdo, tanta esperanza y sin embargo la forma malcriada, ofensiva y arrogante como lo trataban, se expresaban muy mal en su propia cara y ante su propia familia. ¿Cómo será cuando él no está presente? Pensaron.

Caminaron unos escasos metros y se encontraron con unos ex compañeros del Colegio de Santa Clara de Tulpo: Chayo, Mauro y Cristóbal, quienes se alegraron mucho del reencuentro con aquel viejo amigo y compañero de colegio, Hernando, también se alegró, los abrazó y presentó a su familia.

Ø  Chayo dijo: Hernando, los paisanos siempre recuerdan aquella competencia que hicimos de Miraflores a Namobal, tú en tu mula y yo en mi caballo, siempre lo cuento a mi familia, éramos muy buenos jinetes.

Ø  Mauro dijo: Hernando, aquella mañana que estábamos en la laguna de La Vaquería y nos fuimos nadando desde el virgo hasta el otro lado, llegamos juntos, ninguno ganó, estábamos empates, te acuerdas que había una capa de hielo cubriendo la laguna, es que como sabes, está a 4800 metros sobre el nivel del mar.

Ø  Cristóbal dijo: Lo que yo siempre recuerdo, es ese maratón de Cachicadán a Tulpo, 75 kilómetros en 02:42 horas, ganó nuestro colegio, lástima que el trofeo se quedó en el colegio, pero los dos ganamos esa maratón, llegamos juntos, todo el colegio nos recibió.

Ø  Luego dirigiéndose a su familia, dijeron: señora, tiene usted a un hombre extraordinario por esposo y ustedes jóvenes, tienen el mejor padre del mundo, Hernando, es muy inteligente, nosotros siempre lo recordamos con mucho cariño por que es un ejemplo para nosotros, y eso que solo estudio dos meses en Tulpo.

Hernando, recibió de igual modo los comentarios, tanto de sus entrañables amigos y paisanos como de sus ex compañeros de colegio, quienes le tenían un aprecio especial.

El hijo mayor de Hernando inquirió a su padre:

Ø  ¿Por qué tus paisanos dijeron que te pegaban, que eres llorón, maricón, faldero?
¿Son siempre así?, y ¿Eso, es cierto?
Ø  No, ellos han inventado esas historias
Ø  ¿Y desde cuándo son ofensivos y malcriados?
Ø  Desde siempre
Ø  Y entonces, ¿por qué no los mandas a rodar o dejas de tenerlos aprecio y consideración?.
Ø  Por que la forma como actúan los demás, no debe hacer cambiar nuestra forma de ser ni actuar, mucho menos frente a ellos mismos.

Fueron mis compañeros de niñez, juntos hemos crecido y estudiado, juntos aprendimos a ser ofensivos, burlones; ahora, ellos todavía conservan esa costumbre, les gusta hacer escarnio de los defectos de los demás y si no encuentran defectos, los inventan, pero si estás solo, jamás te dicen nada, solo lo hacen cuando estás acompañado por gente que no ha conocido tu niñez y a quienes pueden hacerles creer sus tretas y calumnias, donde ellos resultan ser los valientes, inteligentes y buenos y los demás son una vergüenza.

Como verán, yo trato de darles un modesto ejemplo, de respeto, consideración, estima y buenos recuerdos, tal vez no se dan cuenta o les es difícil cambiar, sin embargo, creo que el haber cambiado yo, ya es un buen comienzo.

Ø  ¿Y por que no nos han contado que tus paisanos siempre buscan insultarte, humillarte, ridiculizarte?

Ø  Por que siempre debemos hablar solo bueno que hay en las personas.
  



MISCELANEA

MEJORAMIENTO DE RAZAS Y ESPECIES


En la casa de las Pérez, en plena ezquina de la Plaza de Armas de Mollepata se encontraban puro grajos, todos de zapatos, con ropas nuevas, todos llevaban casacas, el desayuno ya estaba listo, era café pasado, mechado y pan de manteca. Los granos de café fueron traídos del temple de Mongón.

Don Jousé Balas, pequeño hacendado de la vuelta del cerro, llegó de visita, ya había cortado la mañana y se había echado su bolo, así que como siempre llegó y saludo cortésmente, preguntó por su compadre y por los ahijados, pero como habían invitados de zapatos y casacas, no le prestaron atención, por compromiso lo hicieron pasar a un rincón de comedor y le sirvieron su desayuno.

La conversación versaba sobre la visita que hizo la ingeniera agrónoma Pérez a la Universidad de la Molina en Lima, donde vio papas de 1 kilo y medio, camotes de tres kilos, choclos gigantes, largos nomás y con mucho grano, todos esos productos no sufrían ni pestes, ni plagas, ni gusanos por que estaban bien controlados, lo que hacía falta en Mollepata era un poco de dedicación y conocimiento y lograría producción muy semejante a la Universidad. Luego llegó el turno al Médico Veterinario Pérez, aunque era mejor llamarlo por su otra profesión que era la zootecnia, él indicó que los animales de Mollepata eran chuscos, era necesario hacer un mejoramiento de raza, traer animales del mismo género, especie y familia y progresivamente hacer los cruces hasta lograr un animal que se aclimate, que sea mas grande y fuerte y también se podían hacer híbridos, así como el burro con yegua da mula y el caballo con burra da burdégano (romo), se puede hacer otro tipo de híbridos.

Don Josué Balas hasta entonces era un invitado de piedra, sin voz ni voto, jamás se había dejado pisar el poncho, pensó que era necesario defender a Mollepata y no permitir que se siga vilipendiando, él había echo incubar a pavas huevos de gallina y viceversa, había echo mamar a un chivo de una vaca, a una criatura de una burra, entonces tenía mucho que decir, por fin intervino:

Eso que hacen en la Molina, es fácil, quien no sabe, cualquier campesino puede hacerlo, el mejoramiento de raza y de semilla es muy fácil, sin embargo, aquí en Mollepata hemos logrado cruzar una vaca con un  pato.

¿Y que ha salido? Consultó el Médico Veterinario Pérez, asombrado.

            Un Mocho, respondió don José Blas.

Explíqueme.

Mi Comadrita Tina, sabe ese experimento del Mashe Pato con la Juana Vaca.

JOSE VENENO


Don José Veneno, vivía en La Bajada, era un personaje pintoresco y estrafalario, de joven fue conocido por sus excentricidades, su verbo era atropellado y hablaba en voz alta, lo que le permitía imponerse ante los demás, no por el contenido de lo que decía, sino por que decían las cosas de modo tan rápido y desordenado que nadie le entendía.

En sus últimos años de vida se convirtió en alcohólico, en realidad nadie conoce las verdaderas razones de tal situación, sin embargo, su casa era como un hospedaje, llegaba siempre borracho a hacer problemas, por todo reclamaba, todo le parecía mal, sus reclamos eran infundados, y además no se entendía lo que reclamaba, por eso sus familia solo se limitaba a escucharlo e ignorarlo.

Su familia, conservaba la manada de ovejas y cabras, bastante diezmada por las ventas que se veían precisadas a realizar y además ppor que cuando quería José Veneno, tomaba un animal y lo vendía y con esa plata tomaba.

En realidad había avanzado tanto su dependencia del alcohol, que amanecía borracho y un cuartito mezclado ya estaba nuevamente totalmente ebrio.

El tal José Veneno, tomó la costumbre de comer guiso de carne, aderezado con cebolla china y berenjenas, lo cual era casi imposible, ya que la manada estaba casi desaparecida.

Un día después de tomar con otro borrachín y escuchar parte de una conversación, en la que a un chivo encantado le cortabas una pierna y al día siguiente  esa pierna se regeneraba, llegó a su casa y exigió su guiso y como no había guiso de cabrito, se fue a la majada con machete en mano, cogió un cabrito de leche y de un machetazo cortó una pierna del animal y exigió a la esposa que le prepare el guiso con cebolla china y berenjenas, diciendo que al día siguiente la pierna del animal va a crecer solita.


CESARÍN: TODAVÍA HAY INOCENTES.

Un día cuando Segundo Cabezas llegó a Mollepata llevando consigo caballa seca y salada, le dijo a su hermana, hay que invitar a los amigos y amigas y aquellos que viven solos hay que invitarles a almorzar en la casa o en todo caso enviarles preparado.

Perita invitó a sus amistades para almorzar en su casa y faltó a tal banquete Cesarín, por lo que le pidió al Huaco que le llevara una ollita de barro con arroz, yucas, caballa frita y ensalada de cebolla de cabeza, el Huaco, aprovechó la oportunidad y llevó la ollita a su casa, la desocupó y regresó a casa de Perita entregando la vasija y dando las gracias a nombre de Cesarín.

Cierto día, el Huaco se fue a regar las chacras de Perita, a ojo de buen cubero ese trabajo terminaba con toda seguridad a las cuatro de la tarde si no antes.

El Cesarín se ofreció de voluntario para llevarle la comida al Huaco. Así que una vez arreglado el portaviandas conteniendo  revuelto de papas con arroz y su relleno de subierno, en dos depósitos y su chicha bien madura, Cesarín tomó el camino a la chacra.

Se fue a su casa, comió un depósito y el otro lo guardó, devolvió  el menaje y se fue a ver al Huaco diciéndole:

  • Dice la Perita que cuando terminas vayas almorzar a su casa.
  • Quebuque, dijo el Huaco, ni asua me ha mandado.
  • No, así me ha dicho, contestó el Cesarín y siguió su camino.

            A las tres terminó el riego y el Huaco se fue a casa de Perita, quien cortésmente le dijo:

§  Huaquito, vienes a las seis a merendar.

El Huaco se fue amargo a su casa donde le esperaba Cesarín, quien le dijo:

§  ¿Y qué tal el almuerzo Huaco?
§  Muy rico, respondió, el Huaco.
§  Como hay cojudos en la vida  dijo Cesarín y se echó a reir.


SAMUEL Y VICENTE


Cuando el Vishe estaba enamorado de quien fue su esposa, hacía un largo y enredado recorrido para poderse ver con su prometida, se iba por frente de la casa del Don Mateo, bajaba por unos recodos, sorteaba pencas y pasaba por la chacra de don Samuel.

Don Samuel encontraba sus ñuñas, cayhuas, nabos, atagos y hasta las plantas de maíz pisoteadas, decidió aguaitar quien hacía tal maldad, convenciéndose que se trataba del Vishe. Don Samuel armó una estrategia.

Piezó  cuatro costalillos de harina del norte, cogió piedras y los puso al interior de una lata de leche Klim, llevó una puya y se escondió debajo de unas pencas, cuando el Vishe venía por la ruta acostumbrada, vio un gigante, ya que con la puya aumentaba el tamaño y hacía sonar las latas. El Vishe pese a lo valiente que era con los vivos, era miedoso con los fantasmas, tomó el camino de regreso, cayendo y levantando.

Al día siguiente, se encontraron por casualidad, y don Samuel no soportó la risa, se diría que le dio un ataque de risa al ver al valiente Vishe. El Vishe, comprendió la razón de esas carcajadas.

Pasaron las semanas  y a eso de las 11 de la noche el Juez de aguas le dijo a don Samuel que riege su chacra por que le correspondía el agua. Comunicó a su mujer e inmediatamente lampa en mano se fue a la toma y llevó el agua a su chacra. No había llegado el agua y se secó. Regresó a la toma y el agua se iba quebrada abajo. Tapó la toma y se fue vigilando el agua, empezó a regar y se secó el agua. De nuevo a la toma y de nuevo se secaba. Entonces empezó a arrequintar don Samuel, y empezaron a tirarle diminutas piedritas, alzó la voz, buscó por todos lados y nadie. Se daba vuelta y las piedritas le caían en la cabeza en la espalda. El agua se secaba y las piedritas lo seguían por todos lados.

Antes de la media hora, el intrépido Samuel que se convertía en fantasma, regresó a su dormitorio, hecho un costal de nervios y se echó a la cama sin poder dormir hasta el día siguiente.

La hora que salía el sol pasó el Vishe por su puerta y al darse cuenta que no había regado su chacra, soltó una carcajada sarcástica.


VIDRIAO: SE RODÓ EN UNA LATA.

El Vidriao, nunca ha podido dominar su mal genio, muchos otros defectos lo ha superado, menos el mal genio.

Un día que se quedó solo en su casa, terminó su ración de alimentos y rebuscó entre las ollas, encontrando que una olla maltona había chiclayo con chancaca, no había mucho, pero había. Entonces sin pensar dos veces, se puso en cuclillas e introdujo su cabeza al interior de la olla para comer el chiclayo.

La introducción de la cabeza a la olla fue un poco difícil, pero la sacada de la cabeza fue imposible y ahí se quedó, llegaron su mamá y  papá, lo arrastraron y nada, el papá jaló de las patas y la mamá cogió la olla y terminó rompiéndose la olla y nada de salir la cabeza.

Le dieron una terible reprimenda por galgo, pero lo de la olla rota no podía quedarse así, era necesario castigar físicamente al vidriado.

Ante tal amenaza el Vidriao cogió una lata de manteca que estaba abierta por uno de los extremos y amenazó:

Si me quieren pegar me ruedo. Como no hicieron caso de su amenaza, se introdujo a la lata y se aventó de su casa con rumbo a la quebrada de don Nati.

Cuando la lata después de rodar por una pendiente de unos 50 metros paró de rodar, salió el Vidriao como de una cápsula y dijo:

Papá, ya me mate.

FLORENTINO SÁNCHEZ. SACRIFICÓ SU VACA EN MISMO DÍA DE LA FIESTA

Corría el año 1976, en Mollepata, las siembras habían sido postreras y consecuentemente las cosechas, unos pishoques, maiz agusanado, trigo chusho puro ballicos, muchas chacras se perdieron, mas aún, teniendo en cuenta que menos de la mitad de los terrenos cultivables se siembran ya que los demás están abandonados.

Ese año, don Shayo, cuyas chacras están en la parte alta, habían tenido mejor suerte, por eso decidió, socorrer a su hija, la tía Flora, casada con el Floro Ameshino, por que habían como siete Ameshinitos que necesitaban comer. Seleccionó granos, papas y hasta leña le dio, pero consciente que los ameshinitos requerían leche, le dio una baquillona en días de parir.

A finales de 1977, se realizó la fiesta de San Martín de Porres, restituida a iniciativa de don Turnio, personaje destacado de la música, cuyo aporte a las festividades y funerales es invalorable e innegable, ya que ha sido propulsor de la Banda de Músicos. Culminada la fiesta, era indispensable tener el mayordomo para el próximo año, pero como las condiciones eran tan difíciles, las personas tenían miedo comprometerse, por que las cosechas eran inciertas e impredecibles; alguien dijo: Formemos un comité pro fiestas.

Florentino Ameshino, que bebía en una cantina, no se cansaba de alabar a su vaca, la cual inmediatamente de parir quedo preñada y con ello estaba garantizada la óptima alimentación de los Floritos, dijo vamos a la fiesta, sus amigos lo acompañaron, no queriendo pasar por pobretón, entre su inusual borrachera, se irguió entre los presentes, y balbuceando dijo:
“Yo seré el mayordomo para el año”

Aplausos, los borrachines que lo acompañaban lo cargaron la pichuchanga, el Turnio rebosante de alegría tocó una diana y asunto concluido.

Florentino Ameshino, con la escasa nebulosa conciencia, decidió en ese mismo instante hacer la gullana, se fue sólo a su casa, la tía Flora estaba cocinando, mientras eso, Florentino cogió un cuchillo y un machete y mató a la vaca preñada, la que había regalado don Shayo, cuando en eso de un grito la Tía Flora lo hizo volver a la realidad a Florentino, ya era demasiado tarde, la cabeza había sido seccionada de cuerpo, sin saber que hacer el matarife, se acercó al extremo del corral que colinda con la casa del Cholaso y dijo:

Entenor, Entenor, en eso apareció el cholazo, el matarife dijo:
Ahí te doy la cabeza, adórnalo de cualquier modo para ir a pasearlo.
El Cholaso recibió la cabeza, la miró y la cabeza dio un mugido mortal.

Enterado de tales sucesos, don Shayo amaneció en la casa de su hija para interrogar a Florentino Ameshino, pero la edad, le hizo disimular la cólera y en tono amistoso, se dirigió al asustado matarife y le dijo:

Hijo ¿Por qué has matado la vaca si todavía estaba preñada, pudiste matar una borrega para que te baquetees con tus amigos?

Mira Shayo, respondió el interpelado, Los Shayos son 50 y nosotros somos 30, una borrega no alcanzaba.


EL AREQUIPEÑO


Llegó una tal Rodríguez a la acogedora y hospitalaria ciudad de Mollepata, enclavada en los andes liberteños, en cuyo seno, según la geopolítica está el importante nudo de Pelagatos, pueblo bajo cuyo suelo existe una plataforma aurífera de mucho valor.

Mollepata lugar único sobre la tierra, donde crecen los mejores cerdos y se saborean los mejores chicharrones.

Cuando alguien mata chancho en el pueblo, el más exigente y exquisito paladar queda satisfecho. Por ejemplo, comer al medio día un revuelto de alberjas con ensalada de cebollas y su pechito frito, es delicioso, mas tarde comer el hígado negro, eso si que es otra cosa.

El sobre nombre de shingos del que gozan los mollepatinos se debe a su sabroso paladar y al consumo elevado de todo tipo de carnes, pero sobre todo de  coche, oiga usted, una salchicha, un relleno blanco, son platos verdaderamente agradables.

El tal Rodríguez, arequipeño de nacimiento, con el orgullo que fluía por venas, arterias, vasos y capilares, sintió un desafío, los mollepatinos no podían ser más jactanciosos que los arequipeños, pero aceptó, dada su condición de forastero sin dinero.

A los pocos días de su llegada, el alcalde y otros grajos le hicieron una bujonada que le produjo shucake, gracias a su vecina que le reventó de los pelos y de la guasha se pudo reponer fisiológica más no moralmente.

Una tarde que se fue detrás de la iglesia a mandar un telegrama a Odría o mejor dicho a matar un zorro, se dio cuenta que doña Benigna, distinguida y delicada dama Mollepatina, de refinados gustos, llevaba a rastras un coche colorado que se murió por comer alfalfa caliente con araña, llegó al guanero, arrojó el coche muerto y se retiró.

El Arequipeño cogió el cerdo, lo echó al hombro y enrumbó a su posaba, donde se encontraba solo por una semana, en ausencia de la dueña, puso agua a hervir, atizó el fogón con soplador de carrizo en mano, desolló el coche, lo eviseró y lo colgó. Al día siguiente encendió la candela, puso una cazuela grande con agua, hizo presas el cerdo, una vez hirviendo el agua, echó sal, pìmienta, cominos, una ramita de hierba buena  y arrojó allí las presas. Una vez evaporada el agua, esperó que se doren las presas y las sacó a una shacra de chiclayo, luego puso de nuevo agua, sal, pimienta, cominos y hierba buena, mientras lo dejó hirviendo, se fue a buscar al alcalde.

Encontró al señor Alcalde en ezquina del cabildo junto a los muchachos que le hicieron la bujonada y muy cortésmente los invitó ir a su casa para servirse unos chicharrones al estilo de su tierra.

Sirvió los chicharrones en presas grandes y ensalada encima, luego el alcalde, dijo el asentativo lo pongo yo y envió al mismo Rodríguez a comprar un cántaro de chicha para testimoniar su agradecimiento.

Culminada la comilona, y viendo que el arequipeño no comía, tragos van y tragos vienen, solicitaron la receta primero y luego surgió la pregunta ¿De dónde ha sacado ese chanchito, ya que ellos siendo mollepatinos no tenían coche disponible?.
El arequipeño, les dijo que los mollepatinos son muy orgullosos, que botan los cerdos sin ninguna razón.

Los invitados sabían de la muerte del coche de doña Benigna.



MOLLEPATA
(Jorge CARRILLLO CASTILLO)


Mollepata: Terruño de mis ensueños
anciano pueblo dormido
en las grietas liberteñas ...
hoy te saludan tus hijas
y tus hijos peregrinos
hoy te veneran los pueblos
que rodean tu hermosura,
hoy tus ríos y lagunas
se aglutinan trrenciales
homenajeando tu día.

San Jerónimo bendito
alma sierva del señor
riega el suelo de mi tierra
con tu santa bendición
y haz que siempre humildemente
se te rinda devoción
y engranddece a Mollepata
que en la misma procesión
te implora y te reza
por que eres su patrón.

Amigo de la tierra
fertilizante y bella
no la cambies por nada
ni la olvides jamás
recuerda que en los surcos
se ha sembrado tu sangre
recuerda que los tuyos
la hicieron germinar

Te hablarán de grandezas
los serviles humanos
la yunta de la chacra
se podrá consumir
pero siendo tan fuerte
invencible y sereno
soportarás todo aquello
y al terruño divino
que te ha visto nacer
lo pondrán en el margen
como dúctil promesa
como una herencia
de tu pueblo natal.

Avecillas de los montes
del musgo y del pajonal
gracias por ser en mi tierra
aurora y despertar
caminos que van y vienen
pedregales del recuerdo
artesanos de talento
allitas y danzarines
gritemos todos al viento
¡Viva el suelo natal!

Repicaron las campanas
en el templo de tu historia
sus altares
su estructura
sus imágenes sagradas
velarán eternamente
a tu suelo y tu campiña
a al poético recinto
 donde habitas Mollepata.

Mollepata:
¿Cuánta leyenda encierra
el suelo de tu terruño?
¿Cuánto misterio se guarda
en el eco de tus cerros?
¿Cuántas cadencias se tornan
a la nota de tu baile?
Y
¿Cuántos y cuántas se han ido
sin retornar a su pueblo?
Contéstame Mollepata
He venido a preguntarte.

De tu propìo camino
rasgaré estos versos
y en el mástil del árbol
guardaré en su follaje
el recuerdo imborrable
en preludios y trinos
en vaivenes del tiempo
y en mis horas de antaño
Mollepata querido.

TABLACHACA

Con tus aguas turbulentas
recorriendo tu mansión
embellece a  Mollepata
con toda vegetación
que las pencas y los cactus
eucaliptos y tunales
cedan su paso al remanso
del caudal envejecido
arrollándote en las trochas
¡Tablachaca inspiración!.


·         Este poema ve la luz en setiembre de 1978, en la Fiesta de San Jerónimo, siendo el mayordomo el Doctor Médico Fidel Ibáñez Mariños. El poema se encontraba contenido en el programa de la celebración de dichas fiestas.
·         El autor es de Piura-Perú.




AGRADECIMIENTOS


La lista de personas a las que debo agradecer es inmensa, sin embargo, no puedo dejar de mencionar a Fronilda Pérez Paredes , mi madre, cuya fortaleza y sabiduría me obligan a salir del fondo del poso oscuro, a María Fernanda, mi hija, a María Petronila Caycho, mi compañera para toda la vida; a Fernando Elí, Guisseppe Agustín, Josué Antoine y Leonardo Franco, mis hijos, a Hector mi hermano y compañero de tristezas, a Rosalvina, Lita, Nelson, Carlos y Carmelo, mis hermanos.

Segundo Andrés Pérez, por su valioso aporte y paciencia, a Cesar Andrés Paredes por su grandeza e inocencia al creer en mis locuras, a Arturo Albornoz, compañero de trabajo y comprometido con el progreso de Mollepata, a Ademar Polo quien desde el escenario mantiene la vida histórica,  Leoncio Flores por su entusiamo y a José Vásquez, por su generosidad.

Sin el concurso y apoyo de las personas mencionadas, el presente volumen no habría sido posible

Gracias a cada uno de ustedes.


Fernando LEDESMA PEREZ.


Setiembre del 2007.